×0: El poder de ser nadie.

1.4 – Sonrisa congelada.

Camino sin rumbo, sólo me dejo llevar.

Respiro hondo. Está bien, solo tengo que ser yo misma.

Me acerco a un grupo de estudiantes y, sin previo aviso, levanto los brazos con entusiasmo.

—¡HOLA!

Todos se giran hacia mí.

Y luego... como si hubiera gritado "¡Tengo un parásito mortal!", todos retroceden al mismo tiempo.

Uno a uno, como si fuera algo instintivo, dan un paso atrás. Sus miradas no son de curiosidad, sino de incomodidad. Una sonrisa se me congela en el rostro. ¿Dije algo raro?

Antes de que pueda decidir qué hacer, una chica susurra por lo bajo:

—¿Es contagioso?

Otro estudiante le toma del brazo, apartándola con rapidez. El grupo se dispersa, dejándome sola.

Parpadeo.

Bueno... eso no salió como esperaba.
Pero no me voy a rendir.

Decido intentarlo de nuevo. Camino por los pasillos hasta que veo un aula con la puerta entreabierta. Tal vez allí tenga más suerte.

Con un renovado intento de entusiasmo, entro y levanto la voz.

—¿BUENOS DÍAS A TODOS!

El salón entero da un respingo, como si acabara de invocar un demonio ancestral con mis palabras.

El profesor, un exteriano de aspecto sereno, mantiene la calma, pero sus cejas se arquean levemente.

—Fuera.

—P-Pero yo solo...

—Estamos preparando el sendero de meditación estelar —de repente, sus ojos se hinchan de furia contenida y me apunta— ¡Largo de aquí!

Trago saliva y salgo rápidamente, cerrando la puerta tras de mí.

Bueno, tal vez no era el mejor lugar para saludar.

¿Meditación estelar...? No parece mi estilo... aunque, no sé por qué, me habría gustado intentarlo. Tal vez... más tarde.

Sigo mi camino, decidida a no dejar que esto me detenga. Esta vez, veo a un chico de cabello grisáceo. Parece distraído, lo que me da una idea. Intentaré ser más relajada.

—¡Hola! Me llamo Larah.

El chico se gira lentamente. Su expresión es confusa, y antes de que pueda responder, su piel comienza a endurecerse. Su rostro se torna gris opaco, inmóvil. Una estatua. Literalmente, una estatua.

—Oh...

Le doy un par de toquecitos en el hombro, pero no reacciona. Ni siquiera parpadea. Un grupo de chicas pasa por el pasillo. Una de ellas, sin inmutarse, le cuelga una mochila en la cabeza como si fuera un perchero oficial de la academia.

—Bueno... fue un placer hablar contigo.

Me alejo, sintiendo un nudo en la garganta.
¿Por qué todo está saliendo tan raro?

Decido intentarlo una vez más. En el patio, veo a una chica concentrada en su entrenamiento. Controla su Don Estelar para manipular la temperatura bajo cero. Sus manos emiten un frío intenso mientras esculpe pequeñas figuras de hielo en la fuente cercana.

Se me ocurre una idea.
Voy a sorprenderla. Tal vez así logre romper el hielo... literalmente.

Con sigilo, me sumerjo en la fuente y me acerco.

El agua está un poco helada, pero ignoro el escalofrío. Cuando creo que es el momento perfecto, salto fuera con los brazos abiertos.

—¡SORPRESA!

En un parpadeo, un chorro de agua gélida me golpea la cara.

—¡Mmmfh!

La escarcha se esparce por mi rostro. Mi sonrisa permanece congelada, casi de forma literal.

La chica suelta un grito ahogado y huye.

Los estudiantes que están cerca observan la escena en silencio... y luego, como si fuese un pacto silencioso, se alejan también. Como si el simple hecho de estar cerca de mí fuera peligroso. O vergonzoso.

Y así, quedo sola.

Mi energía estelar naranja comienza a brillar débilmente, derritiendo el hielo y secándome poco a poco.

Al final, mi cara ya no está congelada.

Pero tampoco sonriente.

Por primera vez en el día, la duda me invade.
¿Por qué todos me ignoran?

¿Acaso lo saben?
¿Será que ya saben que soy... una latente?

Sacudo la cabeza.

No. Nadie debería saberlo... todavía.
Seguramente estoy teniendo un mal inicio.

Sentí que mi cometa pasó cerca... pero no calculé la atmósfera.

Miro a mi alrededor, confundida. Pero entonces, en un rincón del patio, veo a alguien sentado solo.

Un chico. ¿O una chica?
No. Es un chico.
¿Por qué pensé en eso?

Supongo que, después de lo que pasé hace un momento, mi percepción decayó por el fracaso de mi objetivo.

Pero bien. Este chico... está completamente absorto en lo que tiene frente a él: una roca.

Parpadeo.




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