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CAPÍTULO 36 | Avanza para no llorar

AARÓN

Ese día pasaba cada vez más rápido, y se rumoreaba que Heather había visto lo que iba a suceder pero se lo había guardado sólo para Esther, como si los demás no tuviésemos por qué saberlo. Eso consiguió alterarme un poco porque de repente estaba metido entre todas esas preguntas: "¿por qué sólo a ella? ¿Por qué no advertirnos a todos? ¿Es tan malo?". Quise creer que tenía una buena razón pero por más que intentase buscarla no podía encontrarla. Las tres—Maia, Esther y Heather—se habían encerrado en una de las habitaciones y se quedaron allí todo el día, de vez en cuando escuchaba risas o palabras sueltas, nada demasiado importante. Daniel había desaparecido y, en consecuencia, tanto Victoria como Zayn se habían encerrado también. De la primera no se sabía nada pero del segundo se habían escuchado ciertos ruidos extraños, como si estuviese rompiendo algunas cosas.

Así que estaba solo. Física y mentalmente.

Había olvidado un poco lo de Britt hasta que me senté en el sofá a eso de las 23:16. Faltaba mucho tiempo y a la vez nada, pero ahí estaba, solo y sentado con la mirada clavada en el reloj aunque la mente en otro lugar. Volvía a imaginarme todo eso, la chica que se burlaba de mí, y creo que me enfadé un poco por primera vez. Nunca lo había sentido de esa forma, no me había pasado así antes, pero de todas formas sabía que hay una primera vez para todo y me aferré a esa idea como si fuese la única rama que pudiese sacarme a flote. Y nunca mejor dicho. Estaba siendo arrastrado por la marea, siempre por lo que los demás creen saber de mí, y como el reloj, como la vida... no tenía fin. No si yo no lo buscaba.

Comencé a pensar que el reloj estaba volviéndome loco, pero descarté la idea cuando salí del trance en el que me había metido al escuchar una puerta abrirse. No pasó mucho tiempo hasta que vi a Zayn aparecer y dejarse caer en el sillón frente a mí. Estaba diferente, sus ojos estaban raros, sentí que su mirada era oscura. Lo demás seguía igual: su casual aspecto de estar viviendo como un viejo de ochenta años que no tiene que preocuparse por nada más complicado que vivir, su cabello revuelto y su constante juego de dedos inquietos y nerviosos.

No sabía si Zayn había sido así antes de entrar a 00:00, pero algo me dijo que en definitiva la respuesta era no.

Los demás no tardaron en aparecer conforme el tiempo fue avanzando. A las 23:31 aparecieron Maia, Esther y Heather y comenzaron a preguntarle a Zayn si sabía algo de Daniel. Él sólo respondía con movimientos de cabeza y entonces, cuando entendieron que no estaba de humor, Esther volteó en mí dirección y soltó:

—¿Qué onda contigo, Aarón?—esbozó una sonrisa y se sentó a mi lado, ambos nos observábamos.

Ella también estaba nerviosa pero no lo demostraba. Con nadie, ni siquiera con sus amigas, aunque si la mirabas fijamente era algo casi obvio. Su sonrisa era algo forzada, natural y usual pero difícil de tragar. Ella siempre estaba sonriendo aunque en esa oportunidad noté que lo hacía más por ella que por otra persona.

—Estoy bien—respondí, notando el silencio que habían dejado los demás—, ¿y tú?

Mi pregunta tomó un poco por sorpresa a Esther, pero finalmente asintió con su sonrisa y fue entonces cuando entendí que era mentira y ella supo que yo la había pillado. No dijimos nada, de todas formas, y a las 23:53 llegó Victoria con su típica cara larga a la que ya estábamos acostumbrados. Se sentó y ocupó otro de los sillones, y creo que no fui el único que observó con pena el que quedaba libre. Era evidente que estaba faltando Daniel.

—Va a matar a alguien—murmuró Victoria, directa y sincera.

Nadie se inmutó, aunque sé que no era porque no había nada que decir, más bien era porque no sabíamos todavía cómo reaccionar ante eso.

—Sólo cinco pueden salir—prosiguió Victoria—, dos tienen que morir. Ese es el trato.

—Podrías haberlo mencionado antes—bufó Heather.

Todos se veían tan neutros y yo sentía tantas ganas de llorar que no entiendo todavía cómo conseguí no hacerlo.

—Lo habría hecho de haber estado segura de que las reglas, por ese lado, seguían siendo las mismas—intentó defenderse Victoria, echándose hacia atrás. Me sorprendí al ver que sus ojos estaban llorosos—. Tenemos que salvarlo.

Zayn negó con la cabeza y la observó con una sonrisa triste. No forzada, sólo triste.

—¿Cómo?—cuestionó como si fuese la idea más estúpida del mundo—. ¿Cómo salvarlo si puede que ya esté...?

—No está muerto—lo interrumpió Victoria con el mismo tono sincero y directo que comenzaba a ser usual para ella, como un tic—. Lo sé porque todavía... no vemos su cuerpo. Y no lo quiere a él, me quiere a mí.

Observé a Esther cuando dijo lo de que no quiere a Daniel, recordando las cosas que ella me habían dicho. Me sonaban a locura pero, si él estaba actuando raro...



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En el texto hay: misterio, amor, terror

Editado: 07.02.2019

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