03:15 Am

10:00 AM

Jared-

El sonido del despertador interrumpe mi sueño, maldigo a mis adentros, justo cuando soñaba que estaba con ella, con su hermoso cabello marrón y esa encantadora sonrisa. En su lugar despierto en mi controlada vida junto a una mujer que mañana se convertirá en mi esposa y por la cual no siento nada. Justo hoy hace dos años, en un viaje de negocios volví a ver al amor de mi vida, la reunión era en nuestra ciudad natal y en el momento en que ella se enteró de que iría para allá fue a verme, se veía tan hermosa con su vestido rosado, en ese momento confirmé que no amaría a ninguna mujer de el mismo modo que la amo a ella, ni siquiera a la mujer que se convertirá mi esposa en menos de 48 horas.

Me levanto de la cama y camino hacia el baño, comienzo a cepillar mis dientes cuando Lindsay entra para tener nuestra conversación matutina como tenemos de costumbre.

—Buenos días, Jared —besa mi mejilla —. ¿Cuáles son tus planes para hoy? —pregunta Lindsay sacándome de mis pensamientos.

—Lo mismo de siempre, trabajar —me encojo de hombros —. ¿Por qué?.

—Por nada, quería saber qué planes tendrías hoy —dice mirándome.

—Lindsay, puedes decirme lo que tienes en mente —digo poniendo el cepillo en su lugar.

—Voy almorzar con mamá y las damas de honor para ponernos de acuerdo con la hora en que nos veremos con el maquillador —se nota el cansancio que inunda su voz. Si, ambos estamos igual —. Cuando en realidad sólo quisiera pasar mi último día de libertad con Ryan —dice con los ojos llorosos.

Si, nuestra relación no es justa. Hemos estado juntos desde hace más de un año, nos conocimos en la universidad, estábamos en la misma clase y nos hicimos buenos amigos. Cuando me presento a su familia creyeron que teníamos una relación y quedaron extasiados con esa idea. A tal punto de que sin darnos cuenta comenzamos a fingir tener una para complacer a sus padres. Si se que sonara estúpido pero no pude decirle que no en el momento que lo propuso, es mi mejor amiga, haría cualquier cosa por ella. Pero no pensé que terminaría a menos de dos días para nuestra boda. Si tan solo lo hubiera detenido cuando podía.

—Tranquila, no tienes porqué llorar —digo apretando su cuerpo contra el mío.

—¡Lo siento! —dice entre sollozos —. Lo lamento tanto, si no fuera por mi no estarías en esta situación —rompe nuestro abrazo —. Estarías recorriendo el país buscándola. No fue mi intención que esto se saliera de nuestras manos...

—No tienes porqué disculparte —la interrumpo —. Estuve de acuerdo cuando me hiciste la propuesta. Estamos en esto juntos ¿Recuerdas?.

—No te merezco ¿Ya te lo había dicho? —limpia sus lágrimas.

—Si, lo mencionas más o menos cada semana por casi 2 años —digo dedicándole una sonrisa.

Ella me responde el gesto y envuelve sus brazos alrededor de mi cintura. Quedamos en esta posición minutos quizás, tratando de consolarnos mutuamente con este abrazo y nuestro silencio. Un silencio que tiene mucho que decir.

—Te prometo que arreglaré esto —susurra —. Te prometo que serás feliz, porque te lo mereces, porque eres mi mejor amigo y no quiero ser yo la persona que te haga infeliz —sin darme tiempo de reaccionar rompe el abrazo y entra al baño, dejándome con muchas preguntas en la punta de la lengua.

¿Qué habrá querido decirme?.

Busco un traje en mi closet y comienzo a vestirme, hoy va hacer un día agotador en la oficina, lleno de muchos halagos y buenos deseos.

Observó la puerta del baño, escucho el agua correr, y la voz de Lindsay aún resuena en mi cabeza.

—Lindsay, ¿Quieres que te espere para desayunar? —escucho el grifo cerrarse.

—No, yo me tardaré un poco más. Mejor vete que se te hace tarde.

¿Debería preguntar porque acaba de decir eso? La adoro pero hay momentos en que no entiendo a mi mejor amiga.

—Lindsay...

—No es necesario que entiendas que quise decir —me interrumpe —. Yo se que fue exactamente lo que quise decir —hace una pausa —. Te prometo que las cosas cambiarán, haré que cambien. 

—Lindsay...

—Llegarás tarde al trabajo —me vuelve a interrumpir, asiento aunque no pueda verme. Me alejo lentamente de la puerta hasta que escucho su voz. —. Y Jared. Te amo.

Sonrió hacia la habitación vacía —Yo también te amo —puedo imaginarla sonreír ante mi respuesta, y de repente el sonido del agua vuelve hacerse presente. Doy la conversación por terminada y salgo de la habitación. 

 

 

 

 

Cuando llegó a la oficina todas las personas me sonríen y me dan buenos deseos, como lo supuse, entro a mi oficina y me dispongo a comenzar a trabajar. Varias personas entran me desean buenas cosas y tienen charlas casuales conmigo. 

—Hola amigo —entra Richard, mí mejor amigo —¿Cómo estás?.

—De maravilla, súper emocionado porque me caso mañana —finjo felicidad.

Ríe ante mi comentario —Me estás contagiando la felicidad —sonríe.

—Si supiera que Lindsay está igual o hasta peor que yo —su sonrisa se borra —. Ella debe de estar sufriendo en estos momentos porque tiene que mirar a Carlos a los ojos y despedirse de él para siempre, el único consuelo que yo tengo es que no tendré que pasar por esa situación.

—Pues no estés seguro de eso —dice colocando un boleto de avión en mis manos.

Veo el boleto que tengo en mis manos, es para Santa Barbara, tardó en entender porque quiere que vaya para allá, cuando me dispongo a preguntarle, ya se ha ido de mi oficina.

Pongo en el escritorio el boleto, que saldrá a las 3:30 pm de hoy, miro el reloj que tengo en mi muñeca y son las 2:00 pm, tengo una hora para pensar porque iría hasta allá.

Abro mi computadora y pongo en el buscador el destino del boleto, veo las fotos y poco a poco voy entendiendo a lo que quería decirme Richard.

Guardo una de las fotos en mi teléfono y salgo disparado de mi oficina, sosteniendo el boleto en mi mano. Camino sin saludar a nadie e ignorando a todos los que se acercan.



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En el texto hay: novelajuvenil, novelacorta, reencuentro

Editado: 22.09.2020

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