Katherine-
Mi teléfono me despierta, el sonido de una llamada entrante se hace presente en toda mi habitación, aún con la cobija en mi cabeza busco el teléfono entre el desastre que tengo como cama, lo consigo debajo de mi almohada ¿Cómo llego ahí?. Deslizó la pantalla y atiendo la llamada.
—¿Hola? —respondo somnolienta.
—¡Kat!, La jefa está aquí y está preguntando por ti, debiste llegar hace 30 minutos —susurra desde la otra línea mi amiga Jessy.
Quitó la cobija de mi cara y salgo corriendo de hacia el baño.
—Dile que tuve una cita médica o una emergencia que estaré ahí en 20 minutos —y cuelgo.
Corro hacia el baño, quitó mi ropa de una manera muy torpe y entro en la ducha, el agua fría recorriendo mi cuerpo hace que pegue un brinco y un pequeño grito.
Terminó de bañarme lo más rápido que puedo y entro a mí habitación a vestirme, me pongo lo primero que consigo y guardo mi uniforme en mi bolso, salgo de mi habitación hacia la pequeña cocina de mi departamento, el cual no es muy grande, es un departamento de 1 habitación y un baño, con una pequeña cocina y sala-comedor.
Agarró un pedazo de pan y lo relleno con un poco de pollo que quedó de ayer, lo meto en el microondas mientras busco mis zapatos.
El sonido del microondas hace que me apresure más, busco un pañito y tomo el pan y salgo de mi departamento.
—Buenos días, señora Clint —saludo a mí vecina.
—Buenos días mi niña, te ves muy apurada hoy —contesta mientras comienzo a bajar la escalera.
—Si estoy algo apurada —grito desde las escaleras —. Nos vemos después señora Clint.
Terminó de bajar las escaleras y salgo del edificio, el sonido de la calle llega a mis oídos de golpe, corro hacia la parada de autobús, cada segundo que pasa hace que mi desesperación crezca, puede que hoy ese triste día en que mi jefa se canse de mis retrasos y me despida.
Los ojos quisquillosos de una niña, más o menos de 15 años, que esta a mi lado me sacan de mi ensimismamiento.
Me observa de manera curiosa, como si verme comer un sándwich preparado apresuradamente fuera lo más interesante del mundo. Estoy tentada a preguntarle si tengo monos en la cara, cuando habla.
—¿Estás consiente que tu cabello es un desastre? —dice con una sonrisa burlona mientras me ofrece un espejo.
Observó mi reflejo en él y la pena me invade, no se cuántas personas me han visto de este modo y la única que ha tenido la decencia, o el descaro, de decirme la verdad fue está inocente niña.
—¿Cuánto tiempo llevo así? —le pregunto aún observando mi reflejo.
—Desde que te ví cruzar la calle, ¿Quieres que te sostenga tu comida? —pregunta amablemente.
—Si no es mucha molestia —digo avergonzada. Ella busca algo en su bolso, saca un cepillo y me lo extiende —. Gracias —le sonrió y le extiendo mi comida.
Comienzo a peinarme con la mirada fija de la niña. Es una niña muy dulce ahora que lo pienso.
—¿Cómo te llamas? —le pregunto para romper el hielo.
—Me llamo Rose, ¿Y tú? —dice sonriendo.
—Katherine, un gusto —le devuelvo la sonrisa.
—Lo sé —dice la niña encogiéndose de hombros, la observó fijamente esperando que continúe —. Vivimos en el mismo edificio, soy la nieta de la señora Clint.
—No sabía que la señora Clint tenía una nieta —digo con cara pensativa.
—Es que siempre sales corriendo de tu departamento. Se nota que constantemente llegas tarde a tu trabajo
—¿Es tan obvio? —pregunto mientras terminó de arreglarme.
—Más de lo que crees._ dice con seguridad.
¿Debería sentirme ofendida por ese comentario? Pues estoy solo ligeramente ofendida, estoy consciente del desastre en que me he convertido últimamente. Me agrada la sinceridad de esta niña.
—¿Qué tal si un día vemos películas juntas? Compramos chucherías por montón y cosas así —propongo.
—Si, me parece bien —me dedica una sonrisa sincera —Mira ahí viene el autobús.
—¿Ese es tu autobús? —le pregunto mientras le entrego su cepillo.
—Si, también es mi autobús.
20 minutos después llegó al trabajo, tal y como lo había dicho, soy puntual o al menos lo intento. Jessy apenas me ve llega hasta mi.
—Ve a cambiarte antes que se dé cuenta, y ve a la bodega por unas cajas para que crea que estuviste ahí todo este tiempo —dice casi regañandome.
Hago todo lo que dice sin pensarlo, me dirijo al casillero de los empleados para cambiarme, cuando terminó me dirijo al almacén, alboroto mi cabello un poco y saco algunas cajas que se necesitan para el día de hoy.
Cuando voy por la tercera caja la jefa llega hasta dónde estoy.
—¡Ah! Katherine, estabas aquí, pensé que no habías venido a trabajar, mi error, disculpa por eso —dice con una sonrisa de disculpa.
—No tranquila, no te preocupes, no debes disculparte —hago un gesto con la mano restándole importancia.
—Continua con tu trabajo —y luego se va.
Terminó de subir las cajas que hacen faltas, acomodó mi cabello y me dirijo a atender algunas mesas en el restaurante.
El día es tranquilo comparado con otros, los comensales son muy amables a pesar de mi notoria torpeza. Aprovecho los momentos que tengo libre para terminar de hacer los deberes de la universidad a la que asisto en las tardes. Trabajo aquí desde hace un año, es una buena fuente de ingreso y son muy considerados con mi horario, no me puedo quejarme, debería de intentar llegar temprano con más frecuencia.
Mi teléfono suena indicando que tengo una nueva notificación, el sonido hace que me paralice, había olvidado que tenía esa notificación, agarró el teléfono con recelo y me encuentro con una foto de él y mía en la playa, ese día fuimos muy felices, antes pensaba que íbamos a estar toda la vida juntos, pero no fue así, escogió realizar sus sueños antes que a mí, no lo culpo ni le guardo rencor, todos dejamos cosas a un lado por cumplir con nuestras metas, o esa es la excusa que me repito para justificarlo. Después de tanto tiempo aún siento algo por él, que patético.