03:15 Am

10:00 PM

Jared-

Llevamos más de media hora caminando. 

Nos hemos sumido en un silencio incómodo desde mi declaración en el restaurante, ha estado sumergida en sus pensamientos y no me dedicada siquiera una mirada furtiva. 

Tengo tatuado en el subconsciente la última vez que posó sus ojos sobre mí, cuando ese brillo que tanto adoro quedó extinto. Aún después de tantos años sigo siendo el causante de su dolor. 

Soy un idiota.

—Jared —su voz me saca de mi ensimismamiento. Fijo la mirada en ella, mientras la suya huye de la mía —¿Aún vamos hacer como si solo fuéramos nosotros? ¿Cómo si no hubiera nadie más?.

Su pregunta me saca de balance, ¿Qué debería de responder?. Pensé que iba a insultarme, mandarme al caño y alejarse de mí. Quizá ella está tan consciente como yo que está podría ser nuestra última noche juntos.

—¿En serio eso es lo que quieres? —pregunto sintiendo un nudo en la garganta.

—Si —responde con seguridad —Está podría ser mi última oportunidad para estar contigo —derrama una lágrima. Mi mano toca su mejilla y limpio esa lágrima que no pudo controlar.

Tengo la sensación de que ésta será la última vez que esté con ella, que mañana me iré y ella se quedará aquí, caminaré hacia el altar para casarme con una mujer que no amo, y ella llorará al imaginarse esa escena cientos de veces. Los años pasarán y seguiré siendo infeliz, tal vez tenga hijos y sean ese brillo de alegría en la oscuridad en que se sumergirá mi vida, ella conocerá a alguien y le dará todo lo que tiene para ofrecer, eso que era para mi, será feliz, se casará y se olvidará mi por completo. 

Mientras yo le seguiré dedicando mis noches de insomnio a ese par de ojos cafés que desde hace años me han quitado el sueño.

Recordaré justo este momento y me sentiré un auténtico idiota por no haber echo más, por no haberme quedado con ella, por haber elegido el camino que escogí antes que ser feliz.

Y me convertiré en mi abuelo. Aún recuerdo la vez que le presente a Katherine. Estaba tan feliz por mi que se armó de valor para confesarme eso que vagaba por su mente.

"—Una vez, hace muchos años, demasiados años, me enamoré locamente de una mujer —sonrió ante sus recuerdos —La amaba, mucho más de lo que he amado a alguien en mi vida —me hace sonreír a mí también —Me arrepiento de no haberme quedado a su lado —y borró su sonrisa."

Seré justo como mi abuelo, hablándole a mis nietos de ese amor que me hizo perder la razón y que perdí.

Que decidí perder.

—¿Sería una despedimos? —me atrevo a preguntar sintiendo crecer la ansiedad en mi sistema.

—Es una despedida —dice en tono seguro y continua caminando.

La observó caminar y alejarse cada vez más de mí. 

La perdí. Ya la perdí.

Observa algunas tiendas mientras camina y se detiene en una en específico, sin pensarlo entra y la pierdo de vista. 

Camino hacia allá y desde afuera la veo hablar de forma simpática con una vendedora. 

Si no la conociera pensaría que no le ha importado lo que acaba de decirme, pero no es así, ha estado pensando en las palabras correctas y la forma adecuada de decir lo que debería, más no le que quiere.

La veo tomar un vestido de azul con estampado de flores y meterse al probador. Sin salir siquiera del reducido espacio le da el dinero, que supongo que es el costo del vestido, a una de las vendedoras.

¿Qué está haciendo? ¿Se está vistiendo de gala para nuestra despedida? ¿Para que sea un momento especial para no olvidarlo?. Sea lo que sea que esté haciendo, me parece una gran idea. 

Busco entre las tiendas una que sea de caballeros, cuando la consigo entró en ella sin pensarlo. Busco una camisa blanca de vestir y una corbata negra. Cuando terminó de probarlo, tengo la aprobación de algunas de las vendedoras, me dispongo a pagarlo y salgo con mi ropa en una bolsa.

Encuentro a Kat mirando a todas las direcciones buscándome, y cómo si sintiera mi presencia voltea hacia donde estoy. Se ve jodidamente hermosa, la observó de pies a cabeza a medida de que camino hacia ella, una sonrisa se forma en mis labios cuando notó que carga puestos las mismas converse vino tinto que hace rato. 

Es perfecta.

—Que elegante —dice cuando estoy en frente de ella.

—Si tú sabes cómo soy yo. Antes muerto que sencillo —digo desabrochando el botón del traje. 

Ella suelta una carcajada, al escuchar esa frase típica que decía mi padre antes de salir.

—Eres igual de egocéntrico que tu padre —dice con una sonrisa, haciéndome sonreír.

—Entonces, señorita Katherine. ¿A dónde quiere dirigirse esta noche? —hago una reverencia y le ofrezco mi mano.

—Señor Jared, justo en este momento me provoca un helado ¿No cree usted que sería espléndido? —con una mano levanta un poco su falda haciendo una reverencia y tomando mi mano.

—Me parece más que espléndido —y comenzamos nuestra búsqueda de una heladería.

A medida que caminamos las personas nuestro al rededor comienzan a posar su mirada en nosotros. Ya que somos los únicos locos que están vestidos medianamente elegante, aunque ambos llevamos zapatos deportivos, comiéndose unos helados a las once de la noche.

"... Intentarás hacer las mismas cosas con alguien más, pero te darás cuenta que ninguna de esas personas te harán sentir lo mismo que ella..."



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En el texto hay: novelajuvenil, novelacorta, reencuentro

Editado: 22.09.2020

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