03:15 Am

03:15 AM

Katherine-

Estiró mi mano hacia la manija, de nuevo.

No se cuánto tiempo he estado de pie frente a la puerta buscando valor para abrirla. Aún no lo he encontrado.

Cada que recuerdo el drama que protagonice me arrepiento. Hace como media hora escuché la puerta abrirse, y mi corazón se aceleró.

Cualquier mujer medianamente normal, que está sola a mitad de la noche hubiera entrado en estado de alerta al escuchar la puerta de su casa ser abierta. Y eso fue justo lo que pensé. Me quedé atenta a cualquier sonido o movimiento extraño e incluso llame a Janice para verificar si Jared había vuelto.

En efecto, era él. Pero mi corazón no se tranquilizó, latió más fuerte, sin embargo, le dio paso a la vergüenza.

Vuelvo a estirar la mano pero esta vez tomo la manija. ¡Si! Estoy un paso más cerca de abrir la puerta. 

Pero no sé cómo reaccionar cuando lo tenga en frente ¿Con qué cara voy a mirarlo?.

Estoy segura de que mi posición en esa discusión es completamente aceptable, comparado con mi actitud en el momento en que lo ví. Debí de comportarme justo como lo hice hace un rato, y no de la manera descabellada en que sucedió.

Fue como darle mi apoyo para que rompiera mi corazón, le di luz verde y simplemente me hice a un lado. Patético. Tuve que ponerme firme en mi posición, ser firme en lo que me gritaba mi mente, no ahogar sus gritos para escuchar los susurros de mi corazón.

Lo único que puedo decir para defenderme es que, en el instante en que oí su voz mi auto -defensa y mi criterio habían desaparecido.

Está vez tengo que ser fuerte, tengo que prestarle atención a lo que dice mi instinto en vez de a mí corazón. Así tal vez mi corazón salga lo menos lastimado posible.

Exhaló, lista para mover la manija.

Abro la puerta lentamente encontrándome con la mirada de Jared.

Mi auto -defensa flaquea pero esta vez no dejo que se extinga. 

A pesar de saber que se encontraba aquí, pensé que se iría. Luego de esa discusión, la mayor parte de mi quería que se fuera.

¿Qué puedo decir? Es un poco masoquista de mi parte querer extender el dolor. Ya que sin importar lo que diga o haga, el resultado será igual.

Será muy triste y desgarrador. 

—¿Esperabas encontrar a alguien más? —pregunta.

—Esperaba ver una habitación vacía.

—Me pediste que no fuera —recuerda.

—De todas maneras vas a irte.

Esta situación es un mal chiste.

—Me refiero,  a que no me fuera tan pronto.

—Pensándolo bien no sé porqué te lo pedí, es una manera de alargar el sufrimiento. Parece que soy un poco masoquista ¿No crees?.

—Y yo soy un poco egoísta. He estado fingiendo que los años no transcurrieron, ignorando lo mal que te sentías con eso —mis ojos se llenan de lágrimas. Por favor, no volvamos hablar de eso —Te obligué, en cierto modo, a ocultar lo miserable que te sentías solo para complacer mi capricho. Lo siento tanto, te he llenado de disculpas sin sentido cuando solo debía pedir perdón por haber ignorado por completo tus sentimientos, por no haberlos considerado cuando me fui la primera vez, también en la segunda y ahora en esta ocasión. Poniéndolo así, soy un completo imbécil.

Observó sus ojos arrepentidos. Está vez esa disculpa si llego a mi corazón, era justo lo que quería escuchar, lo que siempre quise escuchar y ni siquiera lo sabía. 

Quería que se sentirá verdaderamente culpable por romper el corazón de aquella chica que lo amo, y en esta ocasión, por volver hacerlo.

—Si, lo eres —suspiro —Acepto tus disculpas. Aunque debiste haber comenzado por esa parte, así nos hubiéramos ahorrado mucho dolor.

—Como dije, soy un imbécil.

—Y cómo ya dije, si que lo eres —lo escucho reír. Sonrió sintiéndome mejor.

—¿Quisieras aprovechar este momento para hablar? Decirnos todo aquello que siempre quisimos decir.

—Sinceramente, ya no sabría que más decirte. Creo que ya he sacado todo lo que había guardado todo este tiempo.

—Podríamos conversar y ver que rumbo tomamos. ¿Qué opinas?.

—Estoy de acuerdo. 

Me siento en el sofá y él me imita.

Estar sentada a su lado me hace sentir un poco incómoda. Hace una horas habría estado extasiada pero ahora me incomoda su cercanía.

Volver a tener auto -defensa, en realidad marca una gran diferencia.

—¿Qué has hecho todo este tiempo? —pregunta captando mi atención.

—Pues trabajo en una cafetería medio tiempo y estudio diseño gráfico a la vez. Este año terminó la carrera —sonrió orgullosa.

—No sabía que te gustará el diseño, antes querías ser contadora para ayudar en el negocio de tu familia —me mira triste —Hay cosas que no se sobre ti, y no se como me siento al respecto.

—En realidad si estudié esa carrera, pero con al poco tiempo empecé a sentir que eso no era para mí, que eso no era lo que quería hacer el resto de mi vida, no me imaginaba una versión de mi dentro de 5 años siendo feliz con esa vida —ignoro lo último que dijo —Tampoco me sentía cómoda en la cuidad, así que cuando decidí irme mi familia me apoyo, me dijeron que si era lo que en realidad quería hacer que no me iban a detener. Así que vine aquí, a tratar de encontrar mi camino.

—¿Qué tal te fue con eso?.

—Nada bien —sonrió al recordar esos momentos —Al principio estaba muy confundida, no sabía lo que era estar sola en una ciudad diferente, tener que valerme por mí cuenta sin pedir ayuda. Las primeras semanas no fueron sencillas, luego conocí a mí vecina, la señora Clint y las cosas fueron tomando sentido. Ya no me sentía tan solitaria, deje de llorar por las noches y comencé apreciar lo bello de esta cuidad.

—Cuando me vaya, ¿Te irás de la ciudad? —pregunta tomándome por sorpresa.

—Probablemente —repondo sincera —. No al instante, pero si con el transcurso de los meses, quizás al año, quiera irme de aquí. A un lugar en donde no puedas encontrarme.



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En el texto hay: novelajuvenil, novelacorta, reencuentro

Editado: 22.09.2020

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