03:15 Am

06:00 AM

Jared-

El sonido de una alarma me despierta.

—Jared, apaga lo que sea que sea eso —se queja Katherine.

—Yo tampoco sé que es lo que suena —digo con los ojos cerrados.

—Proviene de tu bolsillo —toco mi bolsillo encontrando mi teléfono.

—Apagalo tú, no quiero abrir los ojos —le extiendo el teléfono y ella lo toma.

—¿Para que pusiste una alarma? —la habitación queda en silencio.

—Quería levantarme temprano para ayudar a tu padre arreglar su auto.

—¿Qué dijiste?.

—Tu padre me comentó ayer que tenía una falla con su auto, me ofrecí ayudarlo como agradecimiento por haber dejado que me quedara a dormir —explico sujetando su cintura.

—Jared, abre los ojos —pide.

—Quiero dormir un poco más, si no te molesta.

—Abre los ojos, por favor.

Hago lo que me pide. Su rostro aparece en mi campo de visión.

Recién levantada también es hermosa.

—¿Por qué querías que te viera? Podrías haber esperado que durmiera un poco más.

—No me mires a mí, idiota. Mira la habitación. 

Recorro la vista por el lugar. Está no es la habitación de casa de sus padres. A decir verdad es la réplica exacta de la habitación que tenía en mi sueño.

A no ser...

—Creo que soñaste con aquella vez en qué te quedaste a dormir en mi casa luego de estudiar toda la noche, a la mañana siguiente ayudaste a reparar el auto de mi padre y eso mejoró su relación —explica —Pero eso sucedió cuando teníamos 17 años, hace 7 años.

—Entonces, hoy me casaré con Lindsay pero antes vine a verte porque al hacerlo creí que no tendría ningún arrepentimiento, pero me equivoque —susurro la última parte —Ojalá eso hubiera sido un sueño —vuelvo a mirarla.

—Pero no fue así —su mirada destella tristeza —Ya es momento de despertar.

Tengo el presentimiento de que no se refiere a este tema en específico, sino a algo mucho más profundo.

—Iré a lavar mis dientes y luego haré el desayuno. Si quieres puedes bañarte mientras lo hago —se recompone.

—Quiero ayudarte hacer el desayuno.

Así podré pasar más tiempo contigo.

—No es necesario. Lo mejor será que te vayas a bañar y te acomodes, mientras yo adelanto el desayuno y así podrías irte más rápido —comenta —No quiero hacer esperar a la novia.

—Kat yo... —cierra los ojos —Te ayudaré hacer el desayuno así no quieras —digo desanimado.

—Esta bien, ya que insistes. Pero antes iré al baño.

Se levanta rápidamente de la cama.

Coloco las manos en mi cabeza y vuelvo acostarme.

¡Soy un grandísimo idiota! ¡Es la segunda vez que intento decirle a Katherine que quiero quedarme pero no me sale! ¿Por qué soy tan cobarde?.

Reviso mi teléfono encontrándome con un mensaje de Lindsay.

Lo siento. No he parado de llorar. Pase la noche con Ryan y estuvimos hablando. Trate de explicarle nuestro "acuerdo" pero no lo entendió. Me tacho de egoísta por arrastrarte hasta ésto, por no haber podido cambiarlo cuando tenía oportunidad. Me hizo darme cuenta de que soy una cobarde, por no haber dicho la verdad cuando podía. Eres el daño colateral en toda esta mentira. Nunca podré disculparme completamente por todo esto. Solo me queda decirte, que te amo. Sin importar que escojas hoy, tendrás todo mi apoyo.

No sé qué responderle, me quedo leyendo el mensaje una y otra vez.

Ambos somos unos cobardes, escogiendo el camino más fácil en vez de luchar por lo que realmente queremos.

—¿Todo está bien? —la voz de Kat me devuelve a la realidad.

—Si, todo está bien. Solo estaba leyendo unos documentos de la oficina —miento.

—¡Ah! Eso explica. Estabas muy concentrado lo que hacías —observo su rostro.

Sus ojos están un poco rojos.

—¿Tú estás bien? Tienes los ojos rojos.

—¡Estoy bien! —dice con más emoción de la necesaria —Me cayó un poco de pasta dental en los ojos. Soy un poco torpe.

—Ah.

No le creo nada.

—Mejor vamos a cocinar —sale de la habitación.

Se está comportando un poco extraño.

—¿Qué quieres comer? Es un día importante para ti, así que tienes que comer bien no gastar tanta energía —divaga —Sin contar el viaje en avión. Tienes que estar preparado para lo que salga.

—¿En serio estás bien? Te ves un poco ansiosa.

—¡¿Ansiosa?! ¿Yo? ¡Por favor! No se de qué me hablas —exagera.

—¿Está bien? —respondo un poco dudoso.

—No tienes nada de que preocuparte estaré bien. Digo, estoy bien —suelta una risa fingida.

Toma un tazón y unos huevos dándome la espalda.

No debe ser fácil para ella. No es fácil para mí y yo escogí estar involucrado en esta situación. En cambio, fui muy egoísta al involucrarla a ella.

—En realidad no estoy bien —murmura —Ya debes haberte dado cuenta que esto no es nada sencillo para mí. Se siente como si fuéramos parte de un mal chiste —ríe sin ganas —. Antes creía que lo peor que pudo haberme pasado era que te fueras sin previo aviso, pero esto es muchísimo peor, estar junto a ti sabiendo que en cualquier momento vas a desaparecer, es una tortura.

Abro la boca pero levanta la mano frenandome.

—No digas nada. No quiero escucharte —pasa la mano por sus ojos —Mejor ve a bañarte y déjame preparar el desayuno. Así podré tranquilizarme un poco —respira hondo —Te aseguro que trataré de evitar hacer una escena en el momento en que te vayas, pero ahora estoy a punto de llorar y no creo poder parar.

Intentó acercarme a ella pero vuelve a levantar la mano.

—No. Si te toco va hacer más difícil dejarte ir —su voz se quiebra —Solo necesito unos minutos, te prometo que antes de irte te daré mi mejor sonrisa, esperando que me recuerdes de ese modo.

Me da la espalda otra vez y doy la conversación por terminada.

No, aún no ha termino.

La abrazo por la espalda rápidamente.



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En el texto hay: novelajuvenil, novelacorta, reencuentro

Editado: 22.09.2020

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