1, 2, 3 Llegó el amor

Capítulo 20 Me duele la cabeza y tengo náuseas.

Daria :

Nos ponemos de pie y veo a una chica de cabello castaño y ojos azules frente a nosotras.

Espera ya se quien es.

—¿Sheilah? —pregunto confundida cuando mi voz logra salir y al ver su sonrisa de siempre Liuva corre y la abraza. Yo permanezco ahí de pie mirándola, pensando en todo lo que vivió por mi culpa y soy incapaz de reaccionar hasta que ella me mira y abre un brazo en señal de que vaya para abrazarnos las tres. Me acerco asustada, nos abrazamos y empiezo a llorar.

—Perdón, perdoname por favor todo fue mi culpa. —le digo en medio de un sollozo con la voz entrecortada.

—No tengo que perdonarte nada, solo has sido una víctima mas en todo esto. —nos sentamos en el banco, esta vez Liuva a la derecha, Sheilah en medio y yo a la izquierda. 

—Chicas antes de que continúen hablándole a Sheilah, ya ella no existe, ahora soy Lusiana, ese fue un gran paso que tuve que dar con mi psicóloga para retomar mi vida.

Liuva y yo asentimos y entonces le dice Liuva. —te extrañé mucho, no sabes cuanto.

—Yo también a ustedes, hablando de eso, no puedo creer que estén peleadas, vine a eso a que se reconcilien hací que estoy esperando las disculpas.

—Pues que pida disculpa Dária que comenzó todo. —dice Liuva molesta.
contesto de inmediato —la que se alejó de mí cuando She.. —hago una mueca —Cuando Lusiana se marchó fuiste tú. Además empapelaste la escuela con aquellos carteles ofensivos.

—¡ Por supuesto que no !, yo me alejé de ti porque tú hiciste lo mismo, ya ni me hablabas y lo de los carteles no fui yo. —me dice ella con tono seguro y cara de no mentir.

—¿Entonces quién fue? —le pregunto y antes de que responda le hago otra pregunta —¿y por qué te estabas riendo de mi ese día? —Liuva frunce el ceño mientras lusiana nos mira expectante.

—Yo no me estaba riendo de ti, ¿cómo crees?, ese día yo me estaba riendo de un chiste que me acababa de hacer Diana. Ni siquiera había visto los carteles y fue cuando te abalanzaste hacia mí. Yo solo me he defendido las dos veces que me has atacado... —Mientras habla siento unas ganas de que la tierra me trague inmensa, todo este tiempo la culpable de que Luiva no me hablara fui yo.

Continúa con la voz apagada —sufrí mucho, no entendía por qué habías reaccionado de esa forma conmigo.

Me quedo viendo sus ojos, los que reflejan tristeza y murmuro —lo siento, me porté como una idiota.

—Yo no me quedo atrás, quiero que me perdones por lo de la fiesta del agua. Ese día si todo lo planeé yo, solo me quería vengar por haber sido tan injusta conmigo.

Ambas nos miramos unos segundos hasta que sonreímos. Dudo un segundo pero al ver que va a hacer lo mismo que yo nos levantamos y nos abrazamos una vez mas. 

La voz de Lusiana nos interrumpe —este es el inicio de una nueva amistad, olvidemos el pasado, ¿qué importa lo que pasó?. Esta vez somos tres chicas que se conocieron por messenger, estamos mas unidas que nunca y nada nos va a volver a separar...

                            


 

Leon :

Estoy en casa de Juan, estamos estudiando para un examen de física que tenemos mañana.

Juan está sentado en el suelo resolviendo unos ejercicios y yo estoy en el escritorio en lo mismo.

—¡ Madre mía que difícil es esto !—exclamo con la libreta abierta en la cara.

—No es tan difícil solo tienes que memorizar los teoremas y lo otro viene solo.

Aparto la libreta de mi rostro y le digo —si, si, eso lo dices tú que eres inteligente.

Continuámos en silencio hasta que mi celular empieza a sonar y  contesto, es mi hermano.

—Dime .

—León ven a la casa ahora que me siento mal.

—¿Qué tienes? —le pregunto mientras Juan me mira con cara de preocupado.

—Me duele la cabeza y tengo náuseas.

—¿Estas solo?.

—Si.

—Quedate tranquilo, ahora voy para allá. 

—¿Qué pasó? —me pregunta mi amigo por fin.

—Es Alonso dice que se siente mal, ¿me puedes prestar tu auto?—me mira dos segundos y responde. —¿sabes conducir?.

—Soy un desastre pero mas o menos se algo.

Hace una mueca —mejor te llevo hasta tu casa y me regreso para seguir estudiando.

En unos minutos me lleva hasta mi casa, nos despedimos y entro de prisa hasta el cuarto de Alonso. Cuando llego ya mis padres están con él y le pregunto de inmediato —¿cómo sigues?. 

Es mi madre la que responde. —dice que se siente mejor. No quiere que lo llevemos al médico.

—Alonso, tenemos que llevarte para saber si esto no tiene nada que ver con el accidente de la otra vez.

Nos mira serio hasta que no aguanta más y empieza a reír.

—¿De qué te ríes? —le digo yo y mientras suelta una risita me responde :

—De que no tengo nada.

—¡ Alonso yo no puedo ni imaginar que todo esto solo haya sido una broma tuya ! —mi padre ya está furioso. 

Él responde mientras se levanta de su cama. —Pues una broma no, sólo quiero estar con ustedes antes de irme al internado.

—Pero si siempre estas con nosotros. —replíca mi madre.

—Yo se lo que sonso quiere decir, ustedes ya no son como antes. Siempre están trabajando, en un evento o de compras y ya no pasamos tiempo juntos como lo hacíamos. 

Los dos se quedan mudos y mi hermano es el que comienza a contar su plan de esa manera que él lo hace saboreando las palabras.

—(....)Por eso decidí inventarme una enfermedad, sabía que todos vendrían urgente y así fue. Ya pedí pizza y tengo una película buenísima en el Tv justo en pause para que nos sentemos como antes.

Intervengo —lo mejor será que apaquemos los celulares y le demos la tarde libre a la empleada para que estemos realmente como antes.

—Excelente idea —me dice Alonso haciendo una seña.

Entiendo que sabe lo importante que es todo esto para mí.




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