1, 2, 3 Llegó el amor

Capítulo 26 No seas tan dura contigo..

Leon :

Cuando salta la tomo de inmediato y cae sobre mí.

—Te tengo, —ambos caemos acostados entre los dos asientos, ella encima de mí y la abrazo con fuerza —te tengo mi amor. —nuestros ojos se encuentran y por fin me siento tranquilo.

—¡ Lo conseguimos por dios esto fue increíble ! —grita Juan entusiasmado. 

Frena despacio, Dária y yo nos abrazamos llorando de emoción. 

De momento sentimos un estruendo y cuando miramos vemos que fue el auto del padre de Dária que se salió de la carretera y dio varias vueltas. 

Tal vez fue a propósito, tal vez no, lo único que realmente se es que en el fondo Dária si lo quiere y lo demuestra mientras llora y sale corriendo a ver a su padre. La vida está llena de contradicciones a veces odiamos y amamos a algunas personas. Dária en el fondo siempre ha sentido esa mezcla de sentimientos encontrados. Solo imaginen querer a alguien desde que naciste y luego darte cuenta de que no merecía ese cariño, o de otra forma, odiar a alguien y luego darte cuenta de que tal vez no merecía ese odio. Cuándo estas tragedias suceden dónde queda el amor y sobre todo dónde queda el odio.


                        
                  *****


Daria :

Es difícil explicar todo lo que me ha sucedido estos últimos días, ha sido como entrar en un torbellino de sentimientos causando que pierda hasta la última gota de sentido emocional en mi vida. La muerte de mi padre me afectó bastante aunque no se compara con la muerte de Lusiana, es muy raro, me siento como si en realidad esto no estuviera pasando. No entiendo muy bien el por qué de todo esto solo se que fue encontrada sin vida en el mismo lugar donde hace tres años fue violada y un pensamiento no deja de dar vueltas en mi mente, ¿tendrá su muerte algo que ver con la llegada de mi padre?.
Voy con mi madre al funeral, ella va a mi lado. Ambas caminamos despacio como si en realidad no quisiéramos llegar a nuestro destino. Pasa un brazo por mi espalda.

—Dária no te había dicho nada porque no encontraba las palabras para decirte esto, —suspira —llegaron los resultados de la autopista de Sheilah, al parecer fue un suicidio, tu padre no tuvo nada que ver con todo esto porque en el horario de la muerte de Sheila tu padre estaba al otro lado de la ciudad llevándote al aeropuerto.

  No puedo evitar suspirar en un alivio ya que al menos mi padre no tuvo nada que ver con la muerte de Lusiana.

—No lo entiendo, lo que mas me molesta es que no entiendo por qué se quitó la vida, ¿por qué ahora?, si hubiera sido un año atrás lo entendería, ¿pero ahora?, todo esto es muy raro.

Mi madre me mira con una expresión triste y me dice —Dária, la vida es muy complicada, todo el tiempo estamos tomando constantes decisiones que a veces nos llevan a una realidad que siempre existió pero que tal vez no la veíamos. Quizás tu amiga creía que ya las heridas del pasado estaban sanadas y al regresar se dio cuenta de que no era así. 

—Sea como sea me queda ese sinsabor de que estos días se veía llena de vida, como alguien que acaba de renacer y no me di cuenta de que seguro estaba sufriendo, —una lágrima amenaza con salir pero la sostengo —no supe ser esa amiga que necesitaba.

—No seas tan dura contigo.

llegamos al lugar donde están realizando el funeral de Lusiana, nos quedamos escuchando a todos despedirse de aquélla chica dulce que un día fue mi mejor amiga.

Los que mas lloran son sus padres agarrados al ataúd. A mi lado está Liuva con todos los compañeros de clases que la conocían y me da una mirada melancólica.

Observo como de uno en uno van despidiéndose y también veo como sellan para siempre el lugar en donde estará eternamente mi mejor amiga. 

En este día me he dado cuenta de una cosa, a mi padre nadie lo quería, nadie se acercó a nosotras el día de su entierro, sólo estuvimos mi madre, León y yo, eso fue lo que se ganó él y ahora me surge una duda, ¿será un día mi funeral lleno de tristeza como el de Lusiana o será igual de solitario que el de mi padre?.

Diez minutos después todos se marchan, incluso sus padres destrozados y me quedo sola luego de decirle a mi madre que necesito despedirme sin compañía.

Me acerco a la lápida, de inmediato me doy cuenta del error que cometieron con su nombre. En ella dice que la fallecida fue Sheilah, pero en realidad fue Lusiana la que se fue esta vez, ya Sheilah hacia mucho tiempo que había dejado de existir. Miro su nombre y le digo en voz alta como si pudiera escucharme.

—No me conformo, ¿sabes?, no me conformo con que te hallas ido para siempre. Llegaste hace unos días después de haberme echo la idea de que jamás te vería y ahora te vas una vez mas, —empiezo a llorar —no es justo Lusiana, nada justifica que te hallas quitado la vida después de que por fin volvíamos a ser las tres grandes amigas que siempre fuimos. —guardo silencio —Solo quiero que siempre tengas presente que Liuva y yo no seremos las mismas sin ti, nos vas a hacer mucha falta. 

Coloco una rosa blanca encima de varias coronas de flores y me empiezo a alejar.

Mientras camino a solo unos metros siento a alguien llorando detrás de mí. Me volteo y veo a un chico como de mi edad de pie frente a la lápida de mi amiga. Camino hacia a él.

—Ni siquiera pude llegar a tiempo, perdóname... —dice entre sollozos.

—¿Conocías a Lusiana?.

Se sobresalta y seca sus lágrimas. —Mas que conocerla la amaba, tal vez nunca dejé de amarla.

—Yo soy su amiga Dária.

—Si, ella me habló sobre ti y sobre su otra amiga. ¿Sabes?, ella la amé mas que a nadie en este mundo pero al parecer mi amor no fue suficiente...

—Es increíble lo importante que puede llegar a ser una persona para nosotros... —mi voz sale quebrada.

Él inclina la vista y observo como lentamente pequeñas lágrimas salen de sus tristes ojos —¿te digo lo que mas me duele?, que ni siquiera me pude despedir de ella, no le pude decir por última vez lo mucho que la amaba. 




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