1, 2, 3 Llegó el amor

Capítulo 27 Aunque parecías una puta zorra loca..

Leon :

Llego a mi casa y veo a mi madre sentada en la entrada con las manos en la cabeza. 

—¿Qué te pasa? —le pregunto de inmediato.

Sus ojos oscuros se encuentran con los míos, a su lado hay dos bolsas, al parecer andaba de compras. Una lágrima negra corre por su mejilla. 

—Es tu padre... —Ahoga sus palabras y empieza a llorar con las manos en la cabeza. 

—¿Qué le pasó a mi papá?.

No responde, continúa llorando y entró de inmediato a mi casa. No lo veo por ningún lugar y vuelvo deprisa a donde está ella.

—Dime, ¿Qué fue lo que pasó?.

—Tu padre está, preso.

Me quedo sin saber que decir y me agacho lentamente hasta estar a su altura. 

—¿Preso?, no puede ser, ¿Preso por qué?.

Traga en seco y se recuesta del vivo de la puerta. 

—Preso por Lavado de dinero. 

Mi padre preso, no entiendo nada, siento como si el mundo se me viniera encima. 

—Todo era mentira, el dinero de la lotería fue usado como inversión para sus negocios. Todo fue por ustedes, para que tuvieran un futuro mejor...

—¡ Ya vasta, ¿de qué futuro me hablas?! —Me levanto y le doy una patada a las bolsas a su costado y estas se esparcen por doquier. —No nos pongan a mí y a Alonso como excusa para justificar sus errores. ¿No te das cuenta?, esta mierda de dinero lo único que nos ha traído son desgracias. 

Entro a la casa y empiezo a lanzar todo al suelo, lanzo un jarrón de porcelana a la pared —Nada de esto sirve, todo por su maldita ambición. 

Empiezo a llorar y me recuesto en la pared hasta que me siento entre los vidrios rotos. 

Mi madre me abraza. —Lo siento, lo siento... —Me dice una y otra vez mientras ambos lloramos. 

El error de mis padres fue creer que el dinero compraba la felicidad sin saber que podíamos sufrir serias consecuencias por eso. Mi padre está preso esperando el juicio dentro de unos meses y mientras tanto tendrá que permanecer en prisión hasta que se demuestre su culpabilidad. 


                  *****

Dária y yo estamos en una cafetería, el silencio se hace eco entre nosotros. Al parecer ella sigue muy afectada por todo lo que pasó. Solo aceptó venir porque le dije que era muy importante y vino.

—Dária no se si lo viste en las noticias pero mi padre está preso. 

Observo su expresión y no se asombra. Al parecer ya lo sabía.

—Hace unas semanas antes de mi madre conocerte llamó a un amigo suyo en la policía y le pidió que investigara tu familia y él le dijo que tu padre estaba siendo investigado por lavado de dinero en una empresa.

Mis ojos se agrandan —¿Qué?, entonces ya sabías que lo estaban investigando y no me contaste. 

—Era una investigación de la policía, no creí que pudieran comprobar nada.

Doy un largo suspiro y tomo una bocanada de aire.

—Me tenías que haber contado, es mi padre del que estamos hablando. 

—Mi madre me pidió que no te contara.

Mi corazón se parte en dos. Dária lo sabía todo este tiempo y yo de inocente creyendo que todo en mi familia estaba bien. 

—Prometimos que nos contaríamos todo, que no habría secretos entre nosotros. 

—No te podía contar. —Lanza un fuerte suspiro de frustración —Me tengo que ir. 

Se pone de pie y comienza a caminar. 

—¿Así resuelves las cosas ahora?, al menos di algo... 

No dice nada, no se voltea, solo se marcha dejándome sólo en la mesa. ¿Cómo pudo ocultarme algo así?, yo que le cuento todo, que siempre estoy pendiente de sus problemas y estoy ahí para ayudarla y ella actúa de esta forma. A veces no entiendo a Dária, es como si por momentos cambiara y dejara de ser la chica de la cual estoy enamorado...


Daria :

Tok, tok... —siento el ruido en la puerta de mi habitación, intento ver a mi alrededor pero todo está oscuro a pesar de saber que aún es de día ( o eso creo ) 

—Dária soy yo, ¿puedo entrar? —escucho a Liuva detrás de la puerta y dudo un segundo hasta que le digo :

—Entra. —prendo la luz y la veo con las manos en mis ojos por la molesta claridad hasta que me voy acostumbrando.

—¿Cómo estas? —me dice después de sentarse en el borde de mi cama.

—Mal, supongo. —me mira de una manera casi acusadora, yo continúo envuelta en mi sabana.

—Te vez pésima.

—¿A qué viniste?, ¿a criticarme?, ¿a ver como estoy hecha un desastre sin ánimos de salir ni de ver a nadie verdad?. —De pronto me sorprenden mis propias palabras, es como si volviera a ser la Dária de antes de conocer a León.

Se queda viéndome indiferente por lo que acabo de decir y empieza a usar el mismo tono con el que le hablé —Se que quieres pelearte con todos pero conmigo no lo vas a lograr. Dária vine a sacarte de aquí y a decirte que ya basta, Lusiana y tu padre se fueron para siempre y aunque llores, implores y te mueras encerrada aquí no vas a conseguir nada. ¿Crees que a mi no me duele igual que a ti la muerte de Lusiana?, —no digo nada —si que me duele y nunca la olvidaré pero ella en el vídeo nos dijo que fuéramos felices y eso es lo que estoy intentando pero no puedo concebir que la única mejor amiga que me queda se quede encerrada en casa llorando como una loca desquiciada. En pocas palabras, vístete ahora mismo con algo decente y vamos a caminar por ahí. 

Me quedo anonadada con sus palabras y antes de que piensen que mi amiga es una egoísta que solo le interesa lo que ella piensa les diré que ella no es así, ( creo ) Liuva solo quiere lo mejor para mí y ahora mismo necesito distraerme.

Después de unos minutos y de ver a mi madre con la boca abierta sorprendida porque por fin alguien me logró sacar de la habitación, salimos caminando despacio en silencio hasta que le digo. —disculpa por el episodio de hace un rato, no quise herir tus sentimientos.

—Aunque parecías una puta zorra loca no pasa nada, para eso estamos las amigas. —esta vez hace que salga una pequeña sonrisa en mi rostro. 




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