#1 Criada por el vampiro.

Capítulo 31

Son pasadas las once de la mañana y hasta el momento, ni Dante ni Adrien han dado señales de vida. Aunque la verdad es que me tiene sin cuidado lo que ellos hagan. Ambos están bastante grandes, saben lo que hacen. No es la primera vez que salen sin volver en muchas horas, se puede decir que ya me he acostumbrado. Pero no porque yo ya lo haya hecho, significa que Aine lo tenga asumido. La mujer esta tan nerviosa que no deja de moverse de un lado a otro. Me está poniendo un poco nervioso.

—Señor — Riley se queda en la entrada de la biblioteca, separo mi vista del libro para verla — ya le he ido a dar de comer a los prisioneros.

—¿No han querido pasarse de listos?

—No.

Asiento con mi cabeza y me centro nuevamente en la lectura del libro que tengo en mis manos, uno que trata sobre casos de híbridos que ha habido hace años atrás, pero que, como era de esperarse, ya han desaparecido. El libro también tiene muchas cosas más. Hay casos realmente increíbles.

—¿Necesitas algo más? — Levanto la mirada una vez más del libro y me la quedo viendo, ella guarda silencio unos cuantos segundos — ¿Riley? — insisto. 

—Usted la quiere mucho ¿verdad? 

Me la quedo viendo sin comprender bien a que se está refiriendo con esa pregunta. Antes de que pueda exigir saber de quién habla, ella se apresura en añadir;

—Me refiero a la señorita Shayla — extiende una sonrisa típica de las madres, una en la que se ve reflejado el cariño que la mujer siente ante tu persona. 

Trago el nudo que se me ha formado en la garganta. Estas mujeres son muy observadoras, se dan cuenta de todo. Algunas veces me dan un poco de miedo. Es como si en vez de estar delante de una vampira de ciento quince años, la cual aparenta treinta, me encontrara con una bruja que posee una bola de cristal, en la que pueden ver todo.

—No sé de qué me estás hablando Riley — finjo ignorancia ante sus palabras.

—Joven Gabriel — su sonrisa no desaparece de sus labios — lo conozco hace muchos años, desde mucho antes de que nos convirtieran en vampiros. Usted no me puede ocultar absolutamente nada... y bien sabe que al señor Dante tampoco — el poco color que poseo comienza a desaparecer de mis mejillas.

—¿Tú crees que él ya se encuentra al tanto de todo?

—Él es un vampiro de muchos años, inteligente y sabio. Es un hombre que suele guardar silencio la mayoría del tiempo para poder oír a los demás— se toma sus manos un poco incomoda — estoy segura de que ese hombre sabe muchas más cosas que nosotras.

Dejo de verla y clavo mis ojos en el libro en mis manos. Si Dante se encuentra al tanto de todos mis sentimientos respecto a Amira ¿Por qué no ha mencionado nada aun? Tuvo muchas oportunidades de soltar mi secreto, sobre todo esas veces que lo moleste con la loba. Me sorprende bastante que él haya guardado silencio todos estos años.

—Al señor Bell no se le pasa por alto absolutamente nada. Él se encuentra al tanto de todas las cosas que ocurren en la mansión — esto último lo suelta en un susurro.

La mujer se marcha dejándome a solas con mis pensamientos. Me muerdo el labio nervioso ¿Cómo se supone que debo mirar a Dante ahora? El timbre de la mansión es lo suficientemente fuerte para que mis pensamientos de evaporen rápidamente. Inhalo profundamente; son los humanos. Un poco molesto por ser yo la persona que tenga que darle la bienvenida a la mansión, bajo a la primera planta. La puerta ya se encuentra abierta y Aine los invita a entrar haciéndose a un lado. La primera que entra es una mujer de melena castaña, sus ojos son de un color miel verdosos bastante lindos, pues su piel es clara asique eso hace que sus ojos llamen más la atención. La mujer se me queda viendo con desconfianza. Está claro que ella tiene muy en cuenta quien soy, que es lo que soy y que le puedo hacer. A su lado izquierdo, se encuentra un joven con la mirada alerta, buscando peligro por todas partes, por la forma en la que se encuentra parado, me deja en claro que el joven se encuentra bien entrenado. Él atacara todo lo que para sus ojos sea peligroso. Viéndolo más de cerca, se me hace conocido, creo haberlo visto en uno de los tejados de las arruinadas casas que se encontraban haciéndole compañía al edificio donde tienen a Shayla. La niña por otra parte, tiene una mirada de pureza increíble. Puede que la joven no está enterada de lo que ocurre a su alrededor, pues sus ojos mieles observan todo con mucha curiosidad, su cabello castaño lo lleva atado en una coleta.

—Bienvenidos a la mansión Bell — Aine sonríe emocionada.

El silencio es bastante grande. Ellos no saben muy bien que es lo que se supone que deben decir o hacer en estos momentos.

—Supongo que querrán dejar sus cosas en sus habitaciones — bajo la mirada al bolso que ha dejado en el suelo el chico, no es muy grande, de hecho, es demasiado pequeño para ellos tres ¿solo habrán traído algunas prendas? — Aine los llevara.

La nombrada le arrebata el bolso al joven de sus manos y les indica que la sigan. Me hago a un lado cuando tienen que pasar por mi lado. En el camino, dejan un aroma tentador. Saco mi teléfono y busco el contacto de Dante.




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