#1 Criada por el vampiro.

Capítulo 60

Al llegar a la mansión, me he encerrado en mi habitación con la caja que me he traído desde la casa de mi madre. En una media hora más la cena ya estará servida. Se supone que debería estar ordenando todo, pero siento que si reviso estas cosas que he traído, seria faltarle el respeto a la mujer. A ella no le habría gustado que yo lo hiciera.

—¿Necesitas ayuda? — Gabriel entra a mi cuarto y se sienta en el suelo, justo frente a mí, al medio de los dos se encuentra la caja.

—¿Crees que debería hacerlo? — señalo las cosas — ¿no es invadir su privacidad?

—Shayla… — se pasa la mano por su cabello nervioso — ella está muerta, no creo que se enoje si es que le ves sus cosas. Aparte, no lo haces por intrusa, si no, porque quieres dejar las imágenes sueltas en un mejor lugar. Para que no se dañen.

Solo eso necesitaba. Con una sonrisa en mis labios. Me acerco al chico, le paso uno de los álbumes que he comprado y comenzamos a acomodar las imágenes en sus hojas de plástico. Muchas de las imágenes son de mi madre cuando estaba embarazada, otra es de cuando nosotros éramos muy pequeños. En una imagen, sale ella con su madre, pero por lo que se nota, no se encuentra en la manada ¿se habrá marchado después?

—¿Quién es ella? — Gabriel me muestra una imagen en donde está mi madre con una mujer, ambas sonríen.

—Era una señora que había llegado a la manada. Sufría de pérdida de memoria, asique mi madre iba a verla de vez en cuando, siempre nos llevaba — susurro tomando la imagen en mis manos — si es que esta vida, debe ser una anciana.

—¿Peter acepto a una desconocida en su manada? — luce confundido.

—Todos estuvieron de acuerdo en que se quede, pues al no recordar nada de su pasado, no era un verdadero peligro para la manada — susurro.

Él asiente con la cabeza, pego la imagen debajo de una en donde sale mi madre de joven. Hemos decidido que ordenaríamos todas en diferentes álbumes. Hay unos que son solo imágenes de mi madre, mientras que los otros hay imágenes de nosotros de pequeños.

—¿Y este de aquí… quién es? — me muestra la imagen, es una donde sale ella en compañía de un joven unos años mayor.

Me lo quedo viendo. Es un joven muy guapo. Tiene una sonrisa radiante, mientras que abraza a mi madre de la cintura. Su cabello es de un color negro, como el mío, y sus ojos son de un color celeste azulado.

—Tú y él se parecen mucho… — susurra el rubio a mi lado — hay algo escrito aquí — gira el papel para poder leer — “Hoy hemos jurado dejar todo nuestro pasado en el olvido y vivir nuestro presente con emoción. Te amo mi dulce lobita. Logan” — al terminar de hablar, mis ojos se nublan y un extraño nudo en mi garganta no me permite hablar.

Él es mi padre. Ese tal Logan es el hombre que intente buscar en mis recuerdos por tanto tiempo y nunca halle nada. Logan Astor.

Le arrebato la imagen al chico y me la quedo viendo. Ambos somos muy parecidos, pero la forma de sonreír es la misma que tiene Mayra.

—Es…

—Si que lo es — susurra.

No sé porque mi madre tuvo oculta esta imagen, no logro comprender porque no la dejo en algún sitio de la casa para que nosotros siempre la podamos ver ¿Qué le hizo este hombre a mi madre para que ella lo haya ocultado?

—Shayla… — Gabriel me toma por mis hombros, se me queda viendo preocupado — tienes que calmarte.

Miro mi reflejo en el espejo que esta al otro lado de la habitación. Mis ojos se están comenzando a poner rojos y siento como mis garras comienzan a salir. Lara no es la causante de todo esto, soy yo misma. Soy yo la que quiere convertirse e irse lejos.

—¿Por qué…?

—No lo sé — me acaricia la mejilla, causando que mi cuerpo se relaje levemente — pero te ayudare a descubrir cada una de las incógnitas que hay aquí. No estás sola. Yo siempre estaré a tu lado.

Sonriendo lo abrazo. Gabriel es como el mejor amigo que nunca tuve, ese con el que se puede contar siempre. Al principio era un estúpido que quería acabar con mis propias manos, pero ¿no es así como comienzan las mejores historias?

—Creo que es mejor dejar todo hasta aquí — susurro mientras me alejo de su cuerpo — no creo estar en condiciones de seguir con esto.

Él comprende rápidamente, cierra el álbum que estaba rellenando y me deja a solas en mi habitación. Mas tarde, cuando regrese con mis tareas, le diré que vuelva a ayudarme.

Me tiendo en mi cama con la imagen en mis manos, me la quedo viendo hasta que logro conciliar el sueño.

No sé cuánto tiempo pase dormida, pero sospecho que ya ha pasado la hora de la cena, ya que cuando he abierto los ojos, me he encontrado con Dante mirando por la ventana de mi habitación.

—¿Qué haces aquí? — me acomodo en la cama mientras me froto los ojos.

Él se gira para verme y se acerca hasta donde me encuentro, pasa una de sus manos por mi mejilla mientras sonríe levemente.

—Me gusta verte dormir, aparte, ya se me estaba haciendo extraño que no fueras a mi habitación — besa mi frente y me hace a un lado para poder tomar mi lugar en la cama.




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