#1 Criada por el vampiro.

Capítulo 17

La conversación con Adrien me ha servido bastante, me ha hecho sentir bien conmigo misma, lo admito, pero eso no quiere decir que aquel vacío dentro de mi desapareció por completo.

Hace más o menos tres años atrás que no había venido al lago que se encuentra detrás de la mansión, a unos cuantos metros, lejos, pero no lo suficiente para que nadie de ahí sepa que te encuentras en el lago.

Me he dejado caer en el césped muy cerca de la orilla, así de ese modo puedo dejar mis pies dentro del agua así se refrescan. Me he venido caminando, pues de ese modo mis pensamientos se han podido aclarar un poco, pero no lo suficiente para que se desaparezcan de mi mente. No he traído conmigo mi típica mochila con una muda de ropa, después de todo, no la voy a necesitar. Me tiro con todo en el césped y cierro mis ojos unos segundos. El canto de las aves me hace compañía, ideal para que una encantadora paz me rodee. Antes venia para esto mismo. Cuando me encontraba nerviosa o molesta por alguna cosa, me acercaba a este lago. Es como que sus olas observen todo lo malo.

—No deberías estar tan relajada. Recuerda, siempre debes estar atenta a cada pequeño ruido que haya a tu alrededor.

Abro mis ojos de golpe, pero los vuelvo a cerrar cuando el sol me golpea. Su olor me envuelve como siempre, mi corazón comienza a latir deprisa y aun tendida en el suelo, giro mi cabeza a la misma vez que separo mis parpados para contemplarlo. Luce tan tranquilo, tan relajado y se encuentra viendo el lago frente a nosotros.

—Te has dejado llevar mucho por la tranquilidad que hay aquí — gira su cabeza haciendo que sus ojos conectan con los míos, una sonrisa aparece en sus labios y se termina de acercar a mí.

Antes de que esté completamente a mi lado, me siento en el césped en forma de indio sacando mis fríos pies del agua. Dante se deja caer a mi lado logrando hacer que me ponga más nerviosa que antes. Algunas veces siento que lo hace apropósito.

—¿A qué has venido? — curioseo sin verlo directamente y comenzado a arrancar pedazos del césped.

—He llegado antes que tú, asique no te creas el cuento de que te ando siguiendo como un joven hormonal — deja que un suspiro se escape de sus labios, de reojo puedo ver como se muerde el labios.

Intento hacer que mi pulso se calme de una vez, pero teniendo en cuenta de que se encuentra al lado de mí, se me hace una tarea bastante complicada. Estoy segura de que él ya se ha dado cuenta del descontrol que ha causado en mi corazón con el simple hecho de haber aparecido. Algunas veces me pregunto ¿Por qué no se lo digo? Ósea, está claro que él ya se ha dado cuenta, no es estúpido. Bueno, no tanto.

—Yo no he creído eso — bufo y me enderezo inflando mi pecho, el se me queda viendo con una sonrisa de medio lado, luego echa su cabeza para atrás quedando su mirada en el cielo.

—Ya no es grato estar en casa — admite en un susurro.

  1. sé.

Me lo quedo viendo, aprovechando de que él no se encuentra pendiente de mí. Dante es el joven más hermoso que mis ojos han visto. Siempre lo he dicho y pensado. Nunca he visto un vampiro feo, pero tampoco he presenciado uno con el atractivo que posee el chico a mi lado. Ese cabello castaño, esos ojos grises, aquel rostro liso y perfecto. Me encanta.

—Deberíamos huir…

Pestañeo unas cuentas veces, perpleja por lo que ha dejado salir de sus labios. El sonrojo se apodera de mis mejillas.

—A ninguno de los dos nos gusta estar en la mansión, pues ambos sabemos que aquel lugar se ha vuelto un infierno, es por eso mismo que deberíamos marcharnos… — él se comienza a girar para poder verme, pero yo rápidamente bajo mi mirada a mis manos, mi cabello forma una cortina entre los dos, no me molesto en hacerlo a un lado. Mis mejillas aún se encuentran sonrojadas — ¿Qué opinas de mi idea?

—Que es una locura — cuando ya sé que me he calmado un poco del efecto de sus palabras no pensadas con demasiada claridad, lo miro. Tiene una sonrisa en sus labios ¿acaso solo me está tomando el pelo?

—Lo sé.

Ambos nos quedamos unos cuentos segundos viéndonos con una fijeza que me hace sentir extraña. No nerviosa, pero si extraña. No sé qué es lo que le está ocurriendo a Dante, pero este último tiempo se ha puesto bastante parlanchín. Estoy completamente segura que en el pasado, él jamás se abría acercado a mi si es que me veía llegar como lo ha hecho el día de hoy, de hecho, hasta se habría ido. Mucho menos me habría hecho petición como la que me ha hecho, una en donde implica irnos los dos.

—¿Acaso tu silencio lo debo tomar como una negación a mi invitación?

—Tú no puedes huir… — niego con la cabeza — dentro de algunas meses te vas a casar con la vampiresa de rubia melena que tiene la mansión en ese estado de cansancio. No puedes irte, eso sería defraudar a tu abuelo.

—Pero yo no quiero casarme con ella, no me atrae lo más mínimo, e incluso admito que no la soporto.

—Aun así, la persona que te ha ordenado comprometerte con ella es tu abuelo, y bien saber que ha Drácula no se le puede desobedecer. Jamás — su mirada aun esta fija en la mía, pero ya no tiene esa sonrisa en sus labios — no tienes otra alternativa…




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.