Castiel
—¿Tú quién eres? —Pregunté con un tono preocupante, creyendo que quizás era Rubby Ebay esa bella jovencita frente a mis ojos—. ¿Tú quién eres? —Volvía a preguntar.
Aunque muy dentro de mí, no podía creer que así sea, no imaginaba que esta dama era mi misión. Sabía que Rubby nunca haría cosas indebidas como esta niña. Claro que no era lo mejor para criticar a la niña, pero aún así lo sabía. No quería creerlo, supongo que no estaba listo para algo como eso, no estaba listo para lo que vendría. Esta vez, no era capaz de aceptar una misión parecida a la primera que tuve, ya no estaba para juegos.
Recordé las palabras que mi padre me dijo sobre mí misión y eso me recordó que ella jamás podría llegar hacer Rubby; aún así preguntar nunca está de más. Muchas personas no les gusta preguntar, pero yo no era una persona y debo confesar que me gusta mucho hablar con desconocidos, me gusta aprender cosas nuevas todos los días.
No comprendo la razón por la cual a los humanos no les agrade hacer preguntas, si yo fuera un ser humano estaría preguntando todo el día. Los únicos que preguntan son los pequeños, a ellos no les incómoda y quieren saber todo. Definitivamente, los pequeños son una porción de humanidad que se salva. Sé que mis pensamientos e investigaciones hacia la humanidad no me hacen capaz de saber todo de ellos, pero tengo una gran certeza con mis palabras. Hacer preguntas no está mal, hacerlas quiere decir que te preocupas en aprender sobre algo que no sabes o que quizás no hayas comprendido la primera vez; los maestros tienen la obligación de enseñar lo mismo cuantas veces sea necesario. Me encantaría ser maestro en la tierra, pero no puedo, tengo una misión y debo llevarla a cabo.
—Mi nombre es Samantha —Respondió ella sin dudarlo. Su tono de voz era realmente arrogante, ya no tenía ni una sola pizca de miedo en su interior—. No creo que seas un ángel —río hipotéticamente negando con la cabeza más de una vez—. ¿No tienes nada mejor qué hacer? —Me miró directamente a los ojos—. Si fueras un ángel, ¿no tendrías alas?
Mi ceño se frunció inmediatamente al oírla, jamás me habían hablado de ese modo tan peculiar y arrogante una persona, no me gustó para nada verme en ese aprieto. Había algo diferente en esta joven, algo que no podía reconocer. Esas cosas están pasando hace un par de años, las personas cambian repentinamente y las cosas se vuelven extremas, pero no entiendo y no sé la razón. No puedo ayudarlas y eso no me gusta, quiero ayudar. Esta jovencita está sufriendo ese cambio y no puedo ayudarla, aunque quiera, no puedo hacerlo.
—¿Ni siquiera me dirás "gracias"? —La miré preocupado por sus modales horrorosos, yo solo quiero encontrar a Rubby Ebay y lamentablemente ella no lo era.
—Gracias —Dijo ella y luego se dio la vuelta, todavía con su ceño fruncido, y se fue lentamente para continuar con su trabajo.
Me retiré de la esquina, en la que todo había sucedido, y me dispuse a encontrar a la joven. Tenía que encontrar a mí misión, debía hacerlo. Quiero y tengo que, ya hay tiempo suficiente para perder, tengo que hallarla lo más rápido posible. Eso es otra cosa humana, el querer todo en el instante, según los nuevos paradigmas de la sociedad es así.
La sociedad, sin duda, es mágica. Todo tiene un porqué, todo está vinculado con algo y no hay nada que se desligue. En el cielo no es así, allí no hay un porqué, solo tienes que hacer lo que debes hacer y sin decir ni una sola palabras, solo aceptar tu misión y cumplirla. No importa cuantas vidas cobres, todo es por una causa, el bien común. En la tierra, todos piensan en uno, no se ponen a pensar como les afecta al otro que tienen al lado; ellos lo hacen y tratan de hacer lo necesario para que lo hecho tenga algo a cambio.
Caminé por las calles en la búsqueda de Rubby, quiero encontrarla y ayudarla en todo lo que esté a mi alcance. No comprendo la razón por la cual Dios me ha dado esta misión, pero no podía negarme. Tenía que aceptar y lo he hecho. No hay manera de volver el tiempo atrás, es decir, si la hay, pero no me gusta hacerlo; detesto volver el tiempo atrás, aquello nunca sale bien. Es más, sale peor. Me he dado cuenta que las pocas veces que lo he hecho, todo salió mal y por eso, nunca más lo utilice. No quiero que las cosas salgan mal, no quiero arriesgarme y terminar muerto, tengo que ayudar a mi misión y morir no está en los planes. Si tengo que hacerlo, lo haré por ella, no por otra cosa.
El mundo está dividido en diferentes dimensiones; la tierra es una de las millones dimensiones existentes. Pero según Dios, la tierra es la única que ha dejado algo mágico. Cuando él contaba eso a sus primeros hijos, ellos luego nos lo contaban a nosotros, nunca supimos cuál era esa dichosa magia de la tierra. Dios siempre estaba presente para nosotros y por supuesto, para los mundanos, pero él los elegía a ellos por encima de nosotros, sus ángeles. Recuerdo discusiones a causa de eso, nunca han terminado bien, pero no las puedo recordar. Solo recuerdo que eran castigados.
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Editado: 03.09.2022