08

Junmyeon se despertó sintiéndose bien y feliz. Suspiró adormilado, hundiéndose más profundamente en su almohada de olor increíble. Su asombrosa almohada se movió.

Junmyeon hizo un puchero y se aferró a él más fuerte.

—Déjame ir, Jun—dijo Sehun con una risita, besándolo en la sien—. Tengo que ir a trabajar.

—No te vayas —murmuró Junmyeon, acariciando el pecho de Sehun. Olía muy bien—. Es tu cumpleaños. Te mereces un día libre. No tengo turno hoy. Podemos celebrar.

—No puedo —dijo Sehun, acariciando la mejilla de Junmyeon con sus dedos—. Podemos celebrar en la noche. Ahora abre tus lindos ojos para mí.

Junmyeon obligó sus ojos a abrirse y los frotó. Cuando su mirada nublada se centró en Sehun, su aliento quedó atrapado en su garganta. Los ojos oscuros de Sehun tenían tanto afecto y calor que derritieron el corazón de Junmyeon.

Entonces, se dio cuenta de que estaba tirado en el pecho de Sehun. El pecho muy desnudo de Sehun. Sehun está muy desnudo de todo.

Junmyeon sintió que se sonrojaba. La noche anterior parecía tan surrealista ahora.

¿Realmente había sucedido?

—Oye —dijo Sehun, su voz aún profunda y ronca por el sueño.

—Feliz cumpleaños —dijo Junmyeon, sintiéndose un poco tímido y desconcertado.

—Gracias, amor —dijo Sehun, mirándolo con ojos nublados.

Se veía tan... bien. Junmyeon sintió que algo le tiraba de su estómago, sus labios hormigueaban con la repentina urgencia de presionarlos contra la línea de la mandíbula de Sehun. Su polla se contrajo.

—No me mires así —dijo Sehun con una suave risita—. Realmente tengo que ir a trabajar, bebé.

Bebé. Sehun lo había llamado amor y bebé de nuevo. ¿Eso significaba que habían vuelto a la normalidad? ¿O la noche anterior había cambiado todo?

Junmyeon frotó su mejilla contra el pecho de Sehun, inseguro. ¿Lo qué pasó anoche... estaba mal? No se sintió mal.

Pero el sexo fuera de un vínculo matrimonial se consideraba incorrecto en casa. Técnicamente, no estaba vinculado en este momento.

Pero todavía fue prometido a Lalisa'shni'gul. Había un contrato de matrimonio y todo. No fue su culpa que el vínculo se hubiera disuelto.

Junmyeon suspiró, dándose cuenta de que estaba discutiendo consigo mismo como un loco.

—¿Qué pasa con esa cara? —Dijo Sehun, levantando la cara de Junmyeon para encontrar sus ojos. Sus labios se apretaron brevemente—. ¿Algún arrepentimiento?

Junmyeon no sintió arrepentimiento. Y ese era el problema, ¿no?

¿No debería sentirse culpable? ¿Era inmoral lo que había hecho con Sehun? No estaba seguro. Un vínculo infantil era diferente del concepto humano del compromiso romántico. Junmyeon no se sentía como si hubiera traicionado a Lalisa'shni'gul. Él no le había hecho ninguna promesa, sus padres lo habían hecho por él hacía años. Junmyeon supuso que ahora podía entender por qué los renegados pensaban que la unión entre los niños cuando no podían dar su consentimiento estaba arruinada.

Junmyeon sacudió la cabeza en respuesta.

—No me arrepiento. Es solo que... tú sabes de Nara.

La expresión de Sehun se oscureció. Abrió la boca pero luego miró el reloj en la pared y rodó fuera de la cama.

—Joder, voy muy tarde. Hablaremos cuando regrese, ¿de acuerdo?

Junmyeon asintió. Vio a Sehun prepararse para el trabajo. En diez minutos, Sehun estaba listo para irse.

—¿Abrazo de despedida? —dijo Junmyeon inseguro.

Quería algo más que un abrazo de despedida, pero se sintió un poco avergonzado por los pensamientos sin sentido que cruzaron por su mente al ver a Sehun vestirse. No se reconoció a sí mismo, y eso lo desconcertó. ¿Era una persona diferente sin el vínculo? ¿El vínculo cambió tanto a una persona?

En lugar de responder, Sehun se acercó a la cama y atrajo a Junmyeon hacia él.

Junmyeon le devolvió el abrazo con entusiasmo, sus pezones hormiguearon cuando se frotaron contra la tela del traje de Sehun. Él separó sus labios, queriendo un beso.

—¿Cómo se supone que debo dejar esta habitación? —dijo Sehun, suspirando en su mejilla.

El mas joven volvió la cara y sus labios se encontraron en un beso húmedo y necesitado que hizo que Junmyeon se mareara.

Siempre le había parecido curioso que tantas civilizaciones compartieran la costumbre de los besos románticos con los labios. Junmyeon había besado a su compañera una vez, había sido curioso y ella también lo era, pero ambos habían encontrado la experiencia incómoda y sin sentido. No había sentido nada como lo era besar a Sehun. Besar a Sehun sesintió tan natural y necesario como respirar. Él no sabía cómo parar.

En el momento en que Sehun se alejó, las rodillas de Junmyeon se sentían como una gelatina y nuevamente estaba dolorosamente duro.

—Volveré pronto —dijo Sehun, sus pómulos enrojecidos y sus ojos casi negros mientras miraba a Junmyeon con una intensidad estimulante—. Tan pronto como pueda.

Cuando la puerta se cerró detrás de Sehun, Junmyeon se recostó en el colchón y miró el techo sin verlo, sintiéndose sin aliento y caliente por todo el cuerpo.

¿Cuál fue este sentimiento abrumador que lo hizo querer correr tras Sehun y pegarse junto a él?

Junmyeon no estaba seguro de que le gustara. Era la cosa más intensa, y más aterradora, que había sentido nunca.

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Junmyeon se sintió bastante contento consigo mismo.

La cena estaba lista, la mesa estaba puesta y el pastel en el que había trabajado tanto la

mayor parte de la tarde se veía delicioso (estaba un poco torcido, pero Junmyeon esperaba que no fuera obvio). Ojalá supiera delicioso, también.

Junmyeon lo miró ansioso, preguntándose no por primera vez si debería haber comprado un pastel de cumpleaños de la panadería a la vuelta de la esquina. Le gustó la idea de hornear un pastel casero para Sehun, pero ¿y si no era bueno? ¿Y si Sehun lo odiaba?

Bueno, ya era demasiado tarde de todos modos. Sehun debería estar en casa pronto.