19

Junmyeon genuinamente trató de esperar el regreso de Sehun del trabajo, pero a las once de la mañana ya tenía un montón de emociones. Las palabras anteriores de Jongin, que Sehun no era realmente suyo y nunca lo sería, formaron un nudo de ansiedad en la boca del estómago.

Quería ver a Sehun.

Así fue como terminó en la oficina de Sehun antes del almuerzo.

En retrospectiva, probablemente no fue su mejor idea.

Apoyado en el escritorio de la oficina de Sehun, Junmyeon trató de ignorar la conversación de Yixing y Sehun.

Él intentó. De verdad.

Pero con sus sentidos intensificados, su silenciosa discusión no fue silenciosa para él en absoluto. No pudo evitar escucharlo.

—¿Estás bromeando, hombre? —Yixing siseó furioso, mirando a Junmyeon por encima del hombro antes de volverse hacia Sehun—. ¿Lo estás perdonando? ¿Así?

Sehun estaba apoyando su hombro contra la pared del fondo, sus brazos cruzados sobre su pecho. Su postura era relajada y confiada, pero sus ojos entrecerrados revelaban que no era nada más que relajado.

Sus hombros se veían tan increíbles en esa camisa azul, la tela acentuaba su ancho.

Junmyeon se retorció. Ya que habían tenido relaciones sexuales, o quizás, ya que su vínculo se había roto, seguía atrapado en ese tipo de pensamientos cada vez que miraba a Sehun. No era que viera a Sehun de una manera diferente. Era solo que... además de querer ser sostenido en los brazos de Sehun, él también seguía mirando esos brazos. Quería pasar sus manos sobre esos brazos, deslizar sus manos debajo de la ropa de Sehun y sentirlo en todas partes, sentir su piel cálida y sus músculos duros.

—Sí —dijo Sehun, su voz tranquila pero firme—. Sé cómo se ve, pero no conoces a Junmyeon. Yo lo hago.

Yixing enarcó las cejas.

—¿Tú? —Él resopló—. ¡Por el amor de Dios, Sehun! ¡No entiendo cómo puedes ser tan ciego con él! Ese pequeño imbécil te ha estado mintiendo todo el tiempo, desaparece sin previo aviso y luego reaparece meses más tarde sin explicación, ¿y lo perdonas? ¿Así? ¿Es tan bueno chupando tu polla?

Un músculo saltó en la mandíbula apretada de Sehun. Se inclinó hacia Yixing y soltó algo en voz muy baja para que Junmyeon lo escuchara.

Junmyeon miró hacia abajo, tratando de no sentirse ofendido por las acusaciones de Yixing. Entendió por qué Yixing estaba enojado. Desde el punto de vista de Yixing, Junmyeon se veía... no bien.

Pero no le gustaba que Yixing estuviera haciendo que Sehun se sintiera mal y enojado.

—Si tienes un problema conmigo, deberías hablarlo conmigo —dijo Junmyeon amistosamente—. Estoy aquí, ya sabes.

Yixing se volvió hacia él con el ceño fruncido.

—Mira, no me malinterpretes —dijo—. No tenía nada contra ti. Pero luego hiciste un acto de desaparición, y mi mejor amigo era un idiota miserable cuando te habías ido...

—Yixing —dijo Sehun, una advertencia en su tono.

—Bien —dijo Yixing, levantando las manos con un resoplido—. Estoy callando. ¿Pero no tienes una novia o algo así?

—Yo... —dijo Junmyeon—. Es complicado.

—Increíble —dijo Yixing, sacudiendo la cabeza—. Lo que sea. —Miró a Sehun—. No me digas que no te advertí cuando te joda de nuevo.

Salió de la oficina de Sehun, murmurando algo enojado en voz baja. El silencio cayó sobre la habitación.

Junmyeon miró a Sehun vacilante. No le gustaba la expresión en su cara.

—La cosa es que —dijo Sehun con una sonrisa sin humor—, Yixing tiene razón.

A Junmyeon se le cayó el estómago.

Sehun se acercó a Junmyeon, la expresión de su rostro casi sombría. Poniendo sus manos sobre el escritorio a ambos lados de Junmyeon, Sehun lo miró fijamente.

—Vas a arruinarme—dijo, con un tono muy suave, contradiciendo la mirada sombría y sin sonreír en sus ojos—. ¿No es cierto, bebé?

Junmyeon tragó, lamiendo sus labios.

Sehun se inclinó y presionó su nariz contra la mejilla de Junmyeon, acariciándola.

—Sí, lo harás.

Sacudió la cabeza aturdido.

—Lo harás —dijo Sehun de nuevo, dejando caer un beso apenas allí en la esquina de la boca de Junmyeon. Junmyeon hizo un pequeño sonido y separó sus labios ansiosamente, persiguiendo la boca de Sehun con la suya.

—Mierda—dijo Sehun, acunando la cara de Junmyeon en sus manos. Besó la otra esquina de la boca de Junmyeon—. ¿Cómo estás tan jodidamente...? Es como si fueras creado para joderme. Me has estado mintiendo, todavía me estás mintiendo, pero a una parte de mí no le importa una mierda. Y me enoja. —Finalmente besó a Junmyeon de verdad, sus labios codiciosos pero suaves. Junmyeon le devolvió el beso, hambriento, muy hambriento, deseando tragarse a Sehun, deseando tenerlo, llevarlo dentro de sí mismo y nunca dejarlo salir. Quería ser besado más fuerte, más profundo, para siempre. Él quería tanto. Hasta Sehun, nunca supo que era posible querer tanto a una persona, desearla, querer estar físicamente unido a ella. Ya estaba tan duro, duro y dolorido. Quería, quería, quería que Sehun lo empujara sobre el escritorio, lo llenara y los completara.Sehun gimió y rompió el beso, apoyando su frente contra la de Junmyeon.

—No aquí —dijo lacónicamente antes de zambullirse para otro beso.

Demasiado pronto para el gusto de Junmyeon, Sehun se retiró de nuevo. Gimiendo, Junmyeon trató de juntar sus bocas.

Sehun se rió con ganas y prácticamente saltó lejos de él.

—Maldita sea, Myeon —dijo, su respiración inestable, sus mejillas sonrojadas y ojos oscuros vidriosos. Se aflojó la corbata y desvió la mirada—. No me mires así.

—¿Así cómo? —Dijo Junmyeon, frotándose los hinchados y excesivamente sensibles labios.

—Como si quisieras que te follara en mi escritorio.

—Pero quiero —Junmyeon cruzó las piernas con fuerza y puso una mano en el bulto de sus pantalones, tratando de aliviar el dolor.

Sehun gimió, pasándose la mano por el pelo.