Jane
Sentí como sus ojos, esos ojos intensos y extraños, aquellos ojos se clavaban en los míos. Jamás me habían observado de aquella manera tan peculiar y eso me dio un poco de vergüenza. Pude sentir como mis mejillas se tornaban de un rosado, al igual que un fuerte calor invadió completamente mi cuerpo. Mis manos comenzaron a sudar al igual que mi cuerpo, era algo nuevo, era algo diferente y por eso me daba aún más miedo del que alguna vez pude haber sentido en mi larga vida, una vida llena de sufrimiento y dolor que nunca nadie podría imaginar ya que sólo yo lo había vivido y claramente nadie más podría haber vivido, nadie podría imaginar cada momento de mi vida; cada uno de esos momentos dolorosos que he pasado y que aún suceden, siempre algo malo me sucede; no culpo a nadie por mi pasado y mucho menos por las acciones que he llevado a cabo pensando que quizás sería lo mejor. Debo admitir que esos ojos eran completamente marrones, tan oscuros como un café, un café misterioso, era algo mágico e irreal, esos ojos me miraban con esperanza en ellos, que no supe distinguir, y eso fue lo que me llamo la atención en primer lugar, no era como los otros, era diferente, mágico, pero no podía actuar, no sabía qué hacer, no sabía nada al respecto de la situación, sólo me quedé observando esos maravillosos ojos, que quedaban perfectos en su delicado rostro, realmente se veía delicado, lo notaba, notaba que tan delicados eran sus rasgos faciales, eran completamente perfectos y se veían perfectos en su rostro. Se podía sentir a la distancia la diferencia entre los pensamientos de los sujetos que me rodeaban, esos sujetos eran completamente sucios de mente pero los suyos no eran así. Sus pensamientos eran interesantes, muy diferentes y hasta ni yo podía creer lo que aquél joven tenía dentro de su mente, y me parecía extraño porque esa mente era extraña y retorcida, tanto que una sonrisa se dibujó en mi rostro inmediatamente a lo que él frunció el entrecejo al notar mi extraña sonrisa y un suspiro salió de sus labios, labios delicados y carnosos, rosados y delicados, eran tan delineados que parecían de mentira, una mentira que yo me estaba creyendo, y yo nunca creía nada, eso era algo extraño y nuevo. Tragué saliva fuertemente y decidí seguir con mi camino, ¿Cómo es posible que haya seguido mi camino? ¿Por qué no he dicho ni una sola palabra? ¿Por qué me sentía de ese modo tan peculiar y diferente? claramente no sabía que hacer el día de hoy y menos luego de lo sucedido anteriormente. Eso jamás podría olvidarlo, no lo olvidaría aunque me den una poción mágica del olvido, espero que jamás piensen hacer esa estúpida tontería, ¿Qué sería de mí al olvidar esa perfecta e irreal mirada profunda que me desnudaba lentamente y me hacía caer a sus pies? No, claro que no. No podría olvidarlo, jamás, tenía que guardarlo por siempre en mi interior; aquellas cosas eran muy valiosas y estupendas.
Me di la vuelta ya que podía sentir como una persona venía detrás de mí, al ver que él sujeto me comenzó a seguir me parecía extraño, algo que no me gustaba mucho, para nada a decir verdad y no quería que me hiciera algo malo, algo de lo que él y yo nos podríamos arrepentir, mis ojos se fueron detrás de mi nuca para simplemente observarlo y saber cuál era su plan. Al descubrir éste niego sin esperanza en mi interior y me desvanezco entre las sombras, esa era una de mis mejores formas de escapar de las verdades que no quería ver o no lograba tolerar, sabía que él no me vería, pero yo sí a él. No podía creer que todo lo sucedido era una simple mentira, sabía que aquél hombre con esos perfectos ojos era una persona con los mismos pensamientos que los demás, después de todo si pensaba como ellos. Tenía muy encerrados sus pensamientos, creo que se encontraban muy ocultos, quizás dentro de aquello que los humanos tienen llamado alma, esa cosa era mágica, especial y era lo único que nos hacía diferentes a ellos, sólo esa pequeña y luminosa cosa dentro de ellos.
Vi como este sujeto siguió caminando por la acera y me asegure que nada malo me impidiera seguir con mi camino, camino que ahora sería demasiado diferente, sabía con claridad que las cosas no serían como antes, ahora y siempre tendré mucho más cuidado con las personas que me rodean, esas personas que uno ni conoce pero esos pequeños momentos que pasas con ellas se hace tan importante que luego tú piensas que serán por siempre unas perfectos y hermosos recuerdos que jamás podrían olvidar ni vos, ni él, me sumergí aún más en las sombras, cada vez que me sumergía aún más podía sentir como me sumergía dentro de mi oscuro y horrendo ser y continúe el camino hacia mi mundo, ese mundo tan oscuro y peculiar, era un mundo diferente, era algo que no se podía explicar ya que no había manera de hacerlo aunque tenía millones de adjetivos para calificar aquél lugar, pero no quería empezar a decir cosas malas. Era la única que sabía cómo usar el teletransportador el cual llamábamos familiarmente "Lin", el Lin era mágico, era algo diferente a la teletransportación que los demonios utilizaban, no era un poder psíquico, era algo mágico y sin explicación, esté nos llevaba a donde estaban nuestros pensamientos más profundos y más íntimos, obviamente no se puede ir acompañado ya que dos personas no desean lo mismo. Y podrían suceder cosas muy malas si eso sucede, ya que alguna de las dos personas quedaría varada en la nada, en un lugar solitario y olvidado por todos, ése lugar era como una jaula, un lugar donde todos olvidan quien eres y te conviertes en una persona nueva con nuevas metas y ambiciones, cosas que jamás creíste hacer comienzas a hacer. Cosas que no puedo explicar ya que jamás me sucedió y espero que jamás me suceda, porque realmente me dolería ser lo que temo, volverme algo que no quiero ser y espero muy dentro de mí no serlo jamás ya que eso me acabaría más pronto que cualquier cosa mágica existente en este mundo triste, lleno de oscuridad y de secretos.
Al llegar a la academia en la que estudiaba, en la academia en la que viví toda mi vida caminé por el piso de madera, se encontraba algo sucio pero no le di importancia ya que no me importaba la mugre del suelo, comienzo a mirar algunos cuadros que colgaban atentamente sabiendo que algún día mi cuadro se encontraría colgado justo al lado del de mis padres, claramente primero debía morir y luego mi alma o esa extraña cosa que tenemos dentro de nosotros quedaría atrapada por siempre allí y jamás me iría de este mundo, el mundo oscuro de los humanos. Y de nuestro extraño mundo.
Oí como los pasos de Sam se hacían presente, y luego vi su rostro ella era una de las mejores demonios que tenía la academia, era la peor en sentido de sentimientos y de ser una buena persona y siempre me molestaba, era como una cucaracha jamás se moría y cuando menos lo esperas saca sus alas y te asusta más de lo que ya estabas. Así era Sam. Sam se acercó a mí y me acorraló contra la pared con sus poderes demoníacos, yo aún no era tan fuerte para librarme de la situación, o tal vez sólo tal vez no era capaz de imaginar que era muy capaz para acabar con ella de un sólo movimiento. Supongo que no quería lastimarla, sé que ella si lo quería… pero yo no. Me sentía completamente atrapada en la situación que ella misma había creado y sé que ella misma terminará en algún momento por ambas, esto tenía que terminar.