Jane
Debo admitir que realmente quería que sus labios toquen los míos. Quería que ambos labios se tocaran, que éstos se dieran una oportunidad, pero no quería arruinar la amistad que ya teníamos entonces lo aparté como puede claramente lo aparte con cuidado y delicadeza, sólo su torso pero él no me dejaba bajar de su regazo; él no quería que me alejará y eso era bastante evidente pero yo ya no soportaba aquella situación en la que me encontraba, siempre que trataba de bajar de él me era imposible; él sostenía mí cadera aferrándome aún más en él.
Él deseaba más que sólo esto pero yo no podía… no quería ni más ni menos, negué varias veces mordiendo mi labio inferior lo más fuerte posible haciendo sangrar éste, mis manos comenzaron a descender por sus omóplatos hasta llegar a su espalda baja. Me gustaba mucho acariciar sus omóplatos, sentir su piel sobre mis manos, sabía que a él también le gustaba aquello.
Su rostro buscaba el mío con cuidado… demasiado cuidado, ya me estaba cansando la situación de éste extraño juego, cierro mis ojos con delicadeza al sentir como sus delicados y carnosos labios se juntaban con los míos, parecía mentira la manera en la que su lengua se acopla a la mía. Era una sensación extraña ya que jamás en mi vida me hubiera imaginado estar aquí besando a uno de mis mejores amigos en todo el mundo. Al separarme del beso mi lengua rozaba su labio inferior produciendo una hinchazón en su labio. No pude evitar sonreír, debo admitir que ya no luchaba por bajarme de su regazo, ahora simplemente quería quedarme allí sin más. Apoyo mi cabeza sobre su pecho y comienzo a oír como sus latidos cardíacos estaban apresurados, más que los míos a decir verdad.
— ¿Estás bien? —Pregunté acariciando su cuello.
—Muy bien, demasiado bien... Yo estoy bien —Dijo con una gran sonrisa en su rostro.
Puede sentir como sus manos acarician mi espalda con delicadeza y seguridad, ya no se encontraban en mi cintura y por alguna razón mi cuerpo ya no respondía del mismo modo que antes, no me sentía igual. Me bajé de él y me acosté nuevamente a su lado reposé mi cabeza sobre su pecho que subía y bajaba rápidamente al respirar. Me gustaba la sensación de tenerlo tan cerca y sólo para mí, dejo un beso en su pecho y mi mano fue a su abdomen bajo donde tenía un extraño tatuaje de un Triskel mis ojos sólo llegaban a ver uno de los espirales, ya que los otros dos estaban tapados por su pantalón.
— ¿Qué tienes ahí? —Dije y levanté mi cabeza para verlo a los ojos.
— ¿Quieres verlo? —Pregunto él con un tono de voz juguetón.
Alcé ambas cejas al oír su pregunta, baje mi rostro más rojo que un tomate, debo admitir que lo dude por unos segundos, mordí mi labio inferior nuevamente y asentí sin verlo a la cara. Estaba completamente nerviosa ya que no sabía hasta donde llegaría ese tatuaje y no querría ver más de la cuenta, ¿O si?
Él se levantó de la cama y me miró, entonces yo imité su acción y me quedé frente a su rostro, comenzó a bajarse los pantalones lentamente y sólo una pequeña parte de su bóxer negro vi que efectivamente era un Triskel y sonreí ampliamente.
— ¡Genial! —Exclamé.
Mi vista comienza a examinar su cuerpo atentamente.
—Hace mucho calor, ¿No crees? —Pregunta y se quita su remera blanca.
Observo atentamente su torso desnudo, ya lo había visto antes pero aun así no era lo mismo, no sé porque ahora no me parece lo mismo. Él no cambio nada, pero algo en mi interior lo veía muy diferente. Asentí y me volví a recostar, observé el techo de la habitación pensando cosas que no debería, pero que mi mente me obliga. Veo como él se acuesta y me abraza con dulzura, sonrío ampliamente y siento como mis párpados pesaban cada vez más hasta que me quedo completamente dormida nuevamente en sus brazos.