1. Oscuros: el libro prohibido

Capítulo 36

 

Luke

 

 

Luego de aquella llamada no podía dejar que Jane se sienta sola, se notaba con claridad que las cosas no estaban para nada bien. No me agrada que ella no me pudiera decir por teléfono lo que estaba sucediendo, ella se calló, ella no me dijo nada de aquello pero simplemente deduje que algo muy malo estaba sucediendo en donde sea que ella se encontraba. Debía hallar la manera de encontrarla y sacarla de donde sea que se encuentre, por ese motivo decidí que la transportación sería lo correcto para aquella situación.

Al llegar lo noté, pude ver con claridad y deducir lo que estaba sucediendo allí, decidí no decirle nada y abrazarla con fuerza para contenerla, para que notara que siempre estaré a su lado sin importar lo que sea que se le ocurra hacer.

 

—No tienes que decir nada —Susurro apretando su cuerpo con fuerza.

—Luke… vamos, ya por favor.

 

Simplemente asiento con la cabeza tan sólo una vez, sé que para ella aquello sería suficiente. Y la cargo en brazos con una pequeña sonrisa en mi rostro, tenía miles de preguntas en mi cabeza respecto a la situación, ya que todo parecía indicar una matanza o algo como ese estilo. Debo admitir que no me gusta para nada la situación.

Observo las manos de Jane, todas completamente manchadas de sangre, se puede notar que es sangre seca. Pero eso no importa, al fin y al cabo termina siendo sangre sobre sus perfectas y delicadas pequeñas manos suaves y siempre con una fragancia a su perfume favorito, que muy pronto se volvió mi perfume favorito a mi también.

Comienzo a caminar lentamente por las calles y siento como lentamente ella se va quedando dormida, me doy cuenta en tan poco tiempo. Se ve tan hermosa con esos hermosos ojos cerrados sobre mi pecho y esa sonrisa tan increíble y propia de ella que me hace recordar cada una de las mejores experiencias de mi vida, realmente espero que yo también sea una de las mejores experiencias de su vida. Pero eso jamás lo sabré, ya que ella siempre oculta todo lo que siente detrás de esa oscura parte pequeña de su ser, esa parte que tanto me cuesta tomarle cariño.

Al llegar a mi casa, camino hacia mi habitación para que pueda descansar en paz. Espero que pueda seguir con sus sueños y espero que estos sean mucho mejor que la misma realidad, ya que si no fuera así me dolería demasiado y sé que a ella también, no quiero ver esa perfección tan afligida por cosas tan horrendas. ¿Acaso las cosas buenas nunca llegan a la vida de los demonios? ¿Ella podrá amarme en algún momento tanto o más que yo a ella? o por lo menos… simplemente amarme.

La recuesto sobre el edredón con cuidado y me doy cuenta que no suelta mi brazo en ningún momento, me acuesto a su lado con una sonrisa amplia en mi rostro. Esperaba que mis hoyuelos no se noten ya que eso no me gusta para nada, pero sé que ella les gusta mucho.

 

—No te vayas nunca… —Musita ella en sueños.

—Jamás me iré —La abrazo con delicadeza.

 

Cierro mis ojos para intentar quedarme dormido, me doy cuenta que dormir a su lado es una tortura que yo mismo me acabo de poner, ¿Por qué soy tan idiota? ¿Por eso no me querrá? … porque soy un gran idiota.

Las horas, los minutos y los segundos pasaban tan lento que no podía dejar de dar pequeñas vueltas por la cama sin dejar de pensar en todo lo sucedido anteriormente, las cosas estaban mal, estaban muy mal. No había nada bien, sólo ella durmiendo en paz.

 

— ¡Luke! —Exclama ella con fuerza.

 

Rápidamente abro mis ojos y la miro con el ceño fruncido, era una de las muchas pesadillas que ella estaba teniendo. Hace mucho tiempo me di cuenta de eso, pero creo que no quería decirlo en voz alta por miedo a un nuevo problema.

 

— ¿Qué sucede? —Alzo una ceja.

—Tengo miedo… —Musitó ella con la voz ronca de tanto dormir—. No quiero volver a dormir —Dijo esas palabras con tanto énfasis que obviamente iba a cumplir su palabra.

—Jane, tienes que dormir… hazlo —Dije con el ceño fruncido.

 

Me di cuenta que mis palabras pudieron sonar demasiado fuertes o de mala gana, pero no era así yo sólo quería su bien estar y si no lo conseguía todo iba a terminar mal ya que a mi me encanta que las cosas salgan a mi modo.

 

—Tengo miedo… —Sus palabras perforaron mis oídos ya que jamás me hubiera imaginado que ella tendría miedo de mi.




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