1. Oscuros: el libro prohibido

Capítulo 39

 

Óscar

 

 

El día de hoy no pensaba con claridad las cosas que pasaron anteriormente, había cosas que aún no comprendía una de ellas es la razón por la cual me quitaron del infierno. No es que no estoy contento por aquella acción, pero… me siento solo. No hay nadie en éste lugar que al que no le cause miedo o algo de eso. Todos creen que soy una mala persona por haber estado en el infierno todo este tiempo y si no fuera por ese extraño ángel quizás jamás habría salido de allí.

Las cosas en el mundo eran demasiado diferentes desde mi partida, todo había cambiado excepto las reglas demoniacas, esas cosas que prohíben demasiado y no dejan hacer nada de lo que cualquier personas quisiera. Esas cosas no me agradaban, supongo que por ese motivo me enviaron al infierno en primer lugar.

Me encontraba caminando con lentitud por uno de los grandes y angostos pasillos de aquel instituto, puedo ver los cuadros de los muchos demonios importantes que han logrado cosas inimaginables. Cosas demasiado buenas y muchos otros cosas demasiadas malas, quizás algún día me encuentre en los muchos que hicieron algo; pero quizás me encuentre en la sala más importante… si es que encuentro al amor de mi vida sin espantarla, lo cual hoy en día me resultara completamente imposible de hacer.

El amor es algo que jamás podría comprender con claridad, supongo que nunca encontraré a una persona que me pueda amar, supongo que no soy digno de tal poder. El poder del amor es la fuerza más poderosa de todas, es el poder mismo… podría estar completamente seguro de que el mismo Dios lo utilizó.

Claramente un demonio como yo no es digno de tanto.

Frunzo el ceño al ver a una joven llorando en uno de los sofás de espera que se encuentran en cada una de las habitaciones y pasillos del instituto. Esas cosas estaban por todos lados, muchas veces me hacían pensar que quizás alguien nos estaba observando, pero no quería creer aquello y mucho menos seguir con las descripciones de cosas que no importan. Había una joven llorando y eso era lo importante. ¿Por qué una joven tan bella lloraría y de tal manera? Creí que las muchachas tan bellas eran felices y tenían todo lo que deseaban cuando lo querían, supongo que esto no me da la razón.

No tenía manera de desaburrime, en ese momento recuerdo con claridad lo que había leído en un libro. Entonces decido tomarlo para refrescar mi mente pero observo nuevamente a joven que claramente no estaba del todo bien. Esas cosas de hablar y preguntar por los demás no eran lo mío, pero hoy haría una excepción, una muy pequeña.

Mi ceño se encuentra fruncido ya que no sabía como encarar la situación cuando una persona lloraba a mi lado.

Una pequeña sonrisa se dibujó en mi rostro repentinamente dejando ver que aún tengo una parte buena dentro de mi.

 

—Hola… ¿Estás bien? —Pregunté acercándome lentamente hasta donde la joven de cabellos rubios se encontraba—. ¿Qué tienes? ¿Puedo ayudarte en algo?

 

La joven al oír mi voz se llevó las manos a los ojos para limpiar aquellas lágrimas escurridizas que soltaban aquellos hermosos ojos verdosos que la joven poseía. No pude evitar que una sonrisa ladina de delineara en mi rostro. Supongo que ella habrá visto otras intenciones reflejadas en ella, pero no fue así. Era una sonrisa real y tranquila que no logré evitar al observar su bello y delineado rostro pacífico y triste que posee.

 

 

—Estoy bien… es sólo que mi hermana murió y el sujeto que me gusta jamás se fijara en mi porque tiene al amor de su vida comiendo de la palma de su mano y la verdad no me parece para nada justo —Dijo la joven con el ceño fruncido.

 

Aquellos ojos verdes me miraron directamente a los míos que eran exactamente del mismo color que los suyos.

 

—Wow… debo admitir que esa es demasiada información que aceptar, no puedo creer todo lo que salió de tus labios en tan poco tiempo, créeme que mis preguntas suelen ser respondidas mucho más tarde o muchas veces nunca las responden y sólo corren llenos de miedo por ser yo —Rio levemente.

 

— ¿Quién eres tú? —Preguntó aquella hermosa joven.

 

—No es correcto que responda aquella pregunta no quiero que seas una de esas jóvenes que salen corriendo llenas de miedo por saber quien soy, es mejor que te quedes con esa pequeña duda ya que no hay manera de que sepas quien soy —Respondí mirando aquellos hermosos y delineados ojos verdes que la rubia poseía.




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