Olivia
Observé con detenimiento como el joven se quejaba, aquella voz y el dolor que él sentía hizo que algo extraño crezca dentro de mi. Sabía que ya conocía a éste hombre, pero por alguna razón no podía recordarlo. Sólo sabía que debía hacer ya que la realeza me envía lo que debo hacer todo el tiempo.
Estaba apoyada en la pared observando al alto rubio de ojos azules tan hermoso que se encontraba justo al frente y completamente atado; miles de ideas macabras se apoderan de mi ser, me hubiera gustado que algo suceda entre este demonio y yo, pero las cosas no se estaban llevando a cabo como lo esperaba y eso me estaba volviendo completamente loca. Ya no podía esperar más las noticias de la realeza, ya quería atacar o simplemente divertirme un poco con él.
Me encontraba esperando que la magia comience para logar la tortura de Luke, pero lamentablemente aun no surgía así que decidí ir por otra persona para ver y sonreír ante la tortura que le imponga ya que debía esperar las noticias para acabar con ese hermoso demonio.
—Hola, hola personitas bellas —Murmuré mirando a cada uno de aquellos demonios—. He venido a buscar otra distracción, Luke es algo aburrido —Hice una pequeña pausa—. ¿Quién vendrá ahora? —Pregunté.
Me acerqué con rapidez al lado de la jovencita rubia, esos ojos verdes que poseía eran mucho más hermosos que los míos y eso no me agradaba para nada y el solo hecho de pensar que las cosas saldrían mal me comenzaba a aterrar, por eso decidí por mi cuenta tomar con fuerza aquella coleta rubia y atraerla hacia mí con fuerza.
—Te llevare a ti, ya que nadie te quiere —Musité sobre su oído.
Pude sentir como una lágrima cayó de su ojo izquierdo, la manera en la que el joven castaño la observaba era algo mágico. Evidentemente había un fuerte mensaje subliminal en sus miradas y por eso no me agradaba la situación.
— ¡No! —Exclamó aquel joven al notar como comenzaba a caminar llevándola directamente a la tortura.
—Ohhh… esto es muy interesante —Murmuré mirándolo—. Está bien, voy a dejarla y te tomare a ti, cariño —Mire los ojos del ojiverde con una sonrisa amplia en mi rostro.
Solté con fuerza a la joven dejándola caer directamente a los pies del joven que se ofreció por ella. La joven levanto la mirada directamente a los ojos de él y negó varias veces con la cabeza, él se agacha y toma su rostro entre sus grandes y fuertes manos y limpio con cuidado las lágrimas que caían del rostro de ella.
Ya estaba pasando mucho tiempo y eso no me alegraba para nada, simplemente estaba perdiendo el tiempo con estás tonterías que ambos creaban; solo faltaba que se besen. Eso no va a suceder y mucho menos en mi guardia.
Recuerdo como muchos dicen que un día en el infierno son cuarenta años en nuestro mundo, no puedo imaginar lo que sería estar allí y ver como todos tus pecados te atormentan una y otra y otra vez.
—Ya basta —Dije y tome con fuerza el cuello del joven separándola con fuerza de la joven.
Caminamos hasta llegar a la entrada y oigo el grito de la madre del joven. Negué varias veces al oírla y seguí con el camino.
—Llévame a mí…
Hice una mueca al oír lo que salió de sus labios y solté al joven para ir directamente a ella y mirar los ojos verdes que posee.
Tome con fuerza su cuello y con mi poder la avente al suelo, observo la manera en la que la mujer se levanta con cuidado y toma su rostro con cuidado; al parecer realmente le había dolido mi accionar, la tortura estaba comenzando y ni siquiera había hecho algo interesante.
Tomo su cabello con fuerza antes que se levante por completo y comienzo a caminar rápidamente arrastrándola con mi fuerza y poder que emanaba de mi interior hacia mi exterior.
— ¡No! —Dijo el esposo y reí a carcajadas saliendo del lugar.