1. Oscuros: el libro prohibido

Capítulo 54

 

 

Jane

 

 

Observé como Elif se encontraba apoyada en una de las paredes de su apartamento, la pared era blanca y parecía que muy pronto se caería sobre nosotras lo cual no era para nada divertido. Ella se encontraba vestida de una manera peculiar, supongo que debe ser por la ocasión que del mismo modo que su atuendo era muy peculiar ya que jamás le pedía ayuda a los demás y menos a ella.

 

Pero no importaba eso en este momento, ella siempre se vestía de una manera horrenda y cuando digo eso hablo de ropa que realmente era horrenda, eso era una típica característica de ella, al igual que muchas veces ella utilizaba el cuerpo de un hombre moreno de mediana edad que era un simple veterinario de la zona pero creo que la razón por la que lo usaba era la gran fortuna que poseía en sus cuentas.

 

Aún no puedo comprender porque hacia tal cosa a menos que lo anterior sea la verdadera razón ¿Por qué poseer dos o más veces a una misma persona cuando se tiene millones en el mundo para hacerlo?

 

Sinceramente no lo comprendo ya que su aspecto no era para nada feo, hablo de su aspecto real, el que los demonios y ángeles realmente podemos ver.

 

Ella lucía una cabellera negra de alto volumen larga con bucles al final de él que lograban resalar con cuidado aquellos labios carnosos y rosados que ella posee. Sus ojos eran azules intensos, como el mismo océano, que a veces pueden ser bravos, suaves y encantadores. Así eran sus verdaderos ojos.

 

La manera en la que ella caminaba era algo muy particular y extraña, la manera en la que sus brazos se movían con el viento era algo del mismo modo extraño e irreconocible, pero así era ella. Su voz no era algo de menospreciar, debo admitir que me agradaba mucho; su voz era algo angelical y muy particular, era agradable al oído humano y a cualquiera que pueda oírla, muchas veces ella iba a leerle cuentos a los niños del hospital que se encontraban muy enfermos, a niños que estaban a punto de morir; muchas veces gracias a eso puede conseguir muchos tratos para cosechar y guardar almas, muchos demonios están diciendo que hay que hacerlo ya que estamos en una gran crisis y las almas serán muy valiosas. Hasta quizás podrían llegar a ser lo que nos mantenga alejados del infierno mismo, esas cosas a mí no me agradan y siempre trato de evitarlo, supongo que no lograre graduarme.

 

Su característica especial eran sus poderes, aquellos poderes especiales que ésta bruja poseían era muy especiales y muchas veces eran hasta mejores que los poderes de la mismísima Bones. Bones era una joven bruja de la década de los noventa que ejerció la magia y creo nuevas rutinas elaboradas de hechizos mágicos relacionados con el amor y la lujuria.

 

Ella siempre encontraba la manera de que las cosas salgan como lo quería, ella había escrito un libro llamado “Almas en juego” en el que contaba cómo era la vida de dos jóvenes que se amaban y odiaban al mismo tiempo, pero siempre el odio los superaba hasta que la joven se cansó y creo un hechizo para que el odio que ambos sentían se vuelva amor pero en medio de la travesía las cosas que pasaban se volvían aún más malas de lo que el odio de los jóvenes, las cosas y hechos sucedían a su alrededor y no se daban cuenta de nada ya que se encontraban en una locura que simplemente consistía en ellos y su amor que en realidad no era amor, era un estúpido hechizo que había creado una realidad ficticia.

 

Es un libro bastante interesante que había comenzado a leer cuando era una pequeña, recuerdo cuando mi madre me contaba ese cuento…ella tomaba asiento en la cama, me arropaba y luego comenzaba a leer el cuento con una sonrisa amplia en su hermoso rostro que ella poseía. La realidad es que jamás había terminado de leerlo y ahora que ella ya no está a mi lado creo que no lo volveré a leer nunca más. No podría leerlo ya que recordaría cada cosa que ya había olvidado de mi madre y que si ahora comenzaba a recordar me volvería aún más débil de lo que ya era.

 

Elif, ella era una de las mejores brujas existentes, las cosas como estaban yendo me agradaban, tenerla aquí me ayudaría y me haría comprender la situación en la que estaba viviendo.

 

En el momento en el que se acercaba a mí con cuidado la observo directamente a sus ojos. Siento como coloca sus manos sobre mis sienes, el dolor nos invade inmediatamente y nuestros ojos se volvieron completamente violetas, un violeta oscuro que deja ver que tan fuerte puede llegar a ser una bruja.




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