Jane
Cuando no sentí más las manos de Jeremy, aquellas grandes y fuertes manos que él poseía y lo caracterizaban a la perfección igualaban el poder que poseía en ellas. Al ya no sentirlo mi corazón se detuvo tan solo por unos pocos instantes ya que no sabía lo que sucedería, siempre o mejor dicho estaban sucediendo cosas malas, cosas que ni yo podía controlar y eso no me alegraba para nada; es más, me hacía dudar de todo lo que conocía y de lo mucho que me faltaba por conocer de la sociedad y del mundo en el que vivía. No podía pensar nada bueno y de eso estaba segura, estaba segura de mis acciones pero no estaba segura de las acciones que tomaría Jeremy o las otras personas y eso me aterraba.
Últimamente me sentía segura de cosas como esas y eso me asustaba, no entendía mucho las razones solo estaba segura de que tenía miedo y de hasta mi propia seguridad, me era completamente ilógico pero de eso yo no podía decir nada por lo tanto preferiría no hacerlo en este momento.
No sabía la razón de muchas cosas, esas cosas que eran muy complicadas para mí ya que no sabía ni siquiera quien era yo realmente. Muchas personas tienen aquellas mismas preocupaciones pero en este mundo no era igual, si en el mundo de la magia no sabías quien eras realmente para muchos no eras nada. Podías ser una excelente bruja, tener mucho poder, tener mucho de todo pero sino sabías quien eras no serbias, no eras nada en el mundo.
No podía razonar más de lo que últimamente lo estaba haciendo, me dolía todo lo que estaba sucediendo pero no podía cambiar nada, era imposible que luego de tantos años la vida me fuera a dar una nueva oportunidad para cambiar todo lo que había hecho con mi vida y con la de otros. Todo lo que había hecho ahora era parte de nuestras vidas y debíamos aprender a seguir adelante, no había manera de cambiar lo que ya estaba hecho, no había manera de volver el tiempo atrás ¿O quizás si?
Me sentía mal por todo pero mucho más por ser un pequeño fantasma que nadie podía ver, solo un grupo de personas. Estaba ausente cuando todos mis amigos se encontraban encerrados, en apuros y solos. Yo estaba haciendo nuevamente las cosas mal, pero… esta vez no era tarde para dejar de hacer tonterías, no era tarde para redimir cada cosa que había hecho y cada una de las que no había hecho pensando en los demás.
Esta vez será diferente… esta vez no pensare en mí y hare lo que sea necesario para que los demás salgan ilesos de toda esta locura, que me era como un gran y feo sueño del que debía despertar de una vez por todas.
Hace mucho tiempo no soñaba. Recuerdo todas las noches aquellos sueños que una vez había soñado y con eso trataba de seguir adelante sin sufrir la perdida de los sueños, desde que hice lo que hice no volví a dormir, no volví a soñar ni una sola vez.
Eso lo extrañaba mucho, recuerdo lo maravilloso que era soñar, crear un nuevo mundo paralelo en donde todo lo que deseabas se hacía realidad y era lo más hermoso que sucedía en todo el día y en toda la noche. Era mágico, era perfecto y de eso estaba muy segura… otra cosa en la lista de mis seguridades.
—Andando —Hizo una pequeña pausa. Supongo que para dejar que nuevamente sus pulmones se llenen de aire o quizás simplemente para pensar, o realmente no lo sé y trato de adivinar lo que él está pensando dentro de su mente. Lamentablemente no puedo oír sus pensamientos internos, creo que debe haber creado una barrera—. Sabes que harás lo que yo quiero así que vienes, ya no hay manera de que no hagas lo que te pida así que no quiero oír nada salir de tus labios, no aún. —Dijo Jeremy con el ceño fruncido sin dejar de mirarme como si no hubiera un mañana, aquella mirada me asustaba más de lo que ya estaba—. No quiero oír nada salir de tus labios hasta que yo te pregunte algo o te de el permiso de que digas una simple palabra.
No dije nada.
No podía decir nada, él me había impedido que dijera algo.
— ¡Ven! —Exclama él con aquel tono de voz dominante que no utilizaba siempre, pero en estos momentos seguramente era necesario.