Jane
Oí lo que salió de aquellos labios; labios carnosos y rosados que él poseía con aquel aliento sabor limón que tanto detestaba. No me gustaba porque él era una mala persona, era amargo y detestable pero con un aroma delicioso era como un limón; me resultaba realmente irónico pero así era él y todos lo amaban… menos yo.
No pude creerlo, no podía creer lo que había oído; es más me era doloroso haber oído la manera en la que se había expresado, mejor dicho… no podía creer que le divirtiera aquello. Sabía que él no era bueno, pero jamás había pensado que sería tan malo como para hacer o decir lo que ciertamente había dicho hace tan solo unos minutos. Simplemente continúe mi camino sin decir ni una sola palabra, no era necesario… al menos eso era lo que yo pensaba con respecto a lo sucedido. Aquellas cosas siempre quedaran dentro de mi y no habrá manera de quitarlas, sé que quizás será difícil… pero ya no se puede hacer nada al respecto porque ya era demasiado tarde para hacer algo.
Al caminar me doy cuenta que el suelo seguía sucio, recién ahora me daba cuenta que aquello que estaba en el piso era sangre espesa y en algunos casos sangre seca. Con razón aquella fragancia putrefacta invadía mis fosas nasales, era asqueroso pero debía seguir adelante; no importaba que tan feo sea aquello, lo importante es encontrar a todos y ayudarlos con lo necesario. Eso era la prioridad de ahora en más y no importaba lo que siguiera por el camino, no debía importarme más nada que encontrar y salvar a todos mis seres queridos de la mejor manera posible.
Solté un pequeño bufido de cansancio, mis pies me dolían pero debía seguir adelante, tenía que hacerlo por ellos… por las personas que tanto amaba, por aquellas personas que seguían mis pasos sin importar todas las acciones erróneas que había cometido, por esas hermosas personas que se ponían en mi piel y que sabían que lo que había hecho estaba bien y que al mismo tiempo estaba mal.
Por aquellas personas que no le importaba quien era yo pero aun así seguían mis pasos sin importar nada, por aquellas personas que me critican por haber hecho lo que hice o por lo que no hice, sé que quiero hacer feliz a muchas personas, sé que lo que deseo es imposible… pero ese es mi sueño y tarde o temprano haré lo necesario para llegar a cumplirlo.
Me perdí en mis pensamientos, no debía haberme perdido ya que ahora no sabría donde me encontraba, ya no sabría qué fue lo que recorrí y que no.
Me detuve; mi paso comenzó a ser cada vez más lento hasta que me detuve completamente en seco para lograr descansar un poco, tome asiento al lado de una gran armadura y reí con desesperación que luego de unos segundos aquella risa se volvió llanto. Ya estaba cansada de todo lo que estaba sucediendo, no podía creer nada de esto pero no importaba, no importaba lo que yo pensaba. Me importaba lo que los demás me digan, pero no importaba lo que yo estaba pensando acerca de mis acciones y de las que otros tomaban o hubieran tomado en mi posición.
Las cosas que se encontraban dentro de mi mente me estaban volviendo loca y sabía que las cosas me volverían aún más loca de lo que ya me encontraba, no había manera de no hacer hincapié en mi locura.
Mi ceño se frunció inmediatamente al sentir como una flecha a toda velocidad era clavada sobre mi hombro, rápidamente me la quité sin importar que me sangrara aún más de lo que ya se encontraba sangrando. Me levante con rapidez y comencé a caminar lo más rápido que podía, en todo el camino me encontré con aquella trampa de flechas, me era imposible de superar; pero por suerte lo logré y seguí con mi camino.
Todo parecía estar en orden, al parecer ya no había ninguna trampa más; pero iba lentamente ya que no sabía nada sobre el camino y me asustaba caer en otra de aquellas maravillosas trampas diseñadas para caer.
Di dos pasos hacia adelante y pude sentir como algo extraño tomo mi pierna con fuerza; era una fuerza descomunal, era algo imposible de creer que me daba temor bajar la vista y ver que era tal cosas que me sostenía.