1. ¿qué quieren los aliens? (primera edición)

Capítulo 13

Oficialmente se inauguró la maratón de pruebas y todo el mundo anda loco por aprobar. Los profesores truenan sus dedos y frotan las manos, listos para bocharnos o ponernos la máxima nota; los chicos estamos tensos, nerviosos, ansiosos, estresados, idiotas, los típicos síntomas que se tienen cuando uno anda en la escuela; excepto por los bochos que ya la tienen domada a la cuestión y solo esperan su diez.

Por suerte para mí tengo dos personas inteligentes a mi lado y puedo alternarme a estudiar con uno o con otro. Para matemática decidí estudiar con mi novio porque como que yo sé más y él se demora un poco en entender, aunque su ex hizo un buen trabajo en orientarlo un poco, cosa que no quiero ni pensar. Lengua la estudio con Benja porque él se leyó todos los libros y me pude dar detalles que faltan en los resúmenes que me pasó, y las materias que faltan ya no son tan difíciles. Así repartidas las cosas, no me puedo quejar, este año sí me puse las pilas, aunque un poco tarde.

Lo problemático en estos días es que estoy teniendo sueños que me quitan el sueño. Siempre es más o menos el mismo escenario: estoy en la casa del ruiseñor, tontiamos como hacemos a veces, pero de un momento a otro estamos enredados en su cama y no puedo negarme a lo que está a punto de pasar.

De repente, el ruiseñor no es un amable y honrado chico, es alguien que no va a dejar que me vaya hasta que haya cumplido con la misión que en sus ojos oscuros y sonrisa pícara demuestra querer.

Quiero apartarlo, murmuro que tengo a Ángel, pero él no me escucha, comienza a besar mis mejillas, resbala hasta mi boca, y ahí es donde no puedo controlar mis manos y piernas. Me aprieto contra él, arrastrando mis dedos por su espalda hasta sentir el calor de su cuerpo en mis manos.

Sorprendido, abro los ojos y no despego la mirada de la suya porque él sonríe y sé que no tiene nada encima. Mi respiración es agitada, mi cuerpo hormiguea, todo es una locura.

Insisto en que se detenga, pero no sé a quién le estoy hablando, si a él o a mí. Lo peor de todo es que soy consciente de lo que le estoy haciendo a Ángel, pero no puedo parar, no me lo permito.

—¿Seguís dormido? —dice Benja apenas vuelve del baño.

—Más o menos —murmuro, pasando las manos por mi cara para sacarme la agitación por recordar mis sueños locos.

—¿Escuché mal o anoche me decías que Ángel está pensando en decirles a sus papás sobre ustedes?

—Sí. Decidió que les diríamos cuando acabáramos de rendir.

Benja se pone un sweater de color rojo con muchas pelusas y abre la puerta de contrabando. El frío penetra hasta mis huesos por lo que alcanzo mi buzo negro y me pongo hasta la capucha antes de salir con él a alimentar a las gallinas.

Toda una puta noche de sábado para poder estudiar lengua. Por suerte a Benji no le importó que durmiera al lado suyo, en posiciones opuestas como bien claro lo dejó antes de acostarnos a dormir tres horitas.

Por otro lado, lo que a mí me costó no echarme encima suyo fingiendo que fue por accidente.

—¿No estás nervioso por eso? —Benja saca un poco de maíz pisingallo a las gallinas—. Deben ser muy estrictos sus papás si me decís que ya van como un año y un poco más de novios y recién piensa hacerlo público.

—El que es más estricto es su papá, pero estoy seguro de que su mamá puede convencerse más rápido de que no hay mucho que para frenar los deseos de su hijo. —Sorbo la nariz y esquivo a Chasca que se enreda en mis pies—. O sea, no es que nunca le hayan dejado tener novio. Ya sabés que tuvo ex y ese tipo sí estuvo autorizado por sus papás, pero no sé qué pasó que después de él no hubo permiso para novio.

—Mmm… Bueno, pero me alegra que anden mejor.

Freno mis pasos, dándome vuelta y encontrándome con una sonrisa en la cara de Benja.

—¿Qué?

—Que me parece genial que las cosas hayan mejorado entre ustedes. Ángel tal vez sea un poco estricto, pero se nota que te quiere y se preocupa mucho por vo. Eso es muy bueno. —Benji deja el balde que contenía al maíz en el suelo un momento—. O sea, al principio era como si quisieras no tener nada que ver con él, ahora están dando pasos importantes para reforzar su relación, aparte de que eso es otro tipo de cosa que estás empezando a tomarte en serio.

Exhalo, soltando vapor como si soltara humo de un pucho.

—Sí, creo que estoy empezando a ponerme las pilas con la vida.

Benja comienza a limpiar el gallinero mientras lo veo moverse con calma y armonía. Poco le falta para empiece a cantar.

Entonces, él está feliz porque ande bien con Ángel, ¿o es que intenta convencerse a él mismo que está feliz? ¿Puedo suponer que detrás de las sonrisas que a veces me da hay más que solo un gesto de amistad?

Quizás estoy meando fuera del tarro, como decía mi abuela, y Benja no vea o no quiera ver que hay algo más en mi forma de ser con él, algo que no puedo dejar de lado porque realmente quiero que se dé cuenta de lo que me pasa.

¿Y después? ¿Qué sigue?

Benjamín se da cuenta de que me gusta y él también corresponde mis sentimientos, o termino por olvidar todo y quedarme con el otro chico que me gusta. 



#4441 en Joven Adulto
#21600 en Novela romántica

En el texto hay: lgbt, novelagay, romance lgbt

Editado: 07.06.2021

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.