Ella mira a toda la guardia real apuntar hacia su dirección, para luego centrarse en los ojos de su hermano, vio la sonrisa bailar sobre sus labios
—¿Matarás a la única familia que tienes? —dijo justo en el momento que a él se le borro la sonrisa
—Tengo más... —no dejo que terminara
—¡Hablo de la familia de verdad! —grito —, yo soy la única que en verdad he estado para ti, y aún no comprendo que fue lo que pasó para que todo acabará así
—Nosotros no somos nada —dijo apretando la mandíbula —. Tú solo eres recuerdo de la traición de mi padre, tanto para mi madre como para mí eres alguien que jamás debió nacer. Acaben con ellas —dijo sin titubear mientras caminaba lejos de hay
Los hombres soltaron las flechas en dirección de ellas, a pocos centímetros de llegar a ellas las flechas se evaporaron, frente de ellos Atlana hacia un campo de fuego para protegerse de todos sus ataques, en sus manos desprendían bolas de fuego de color azul lanzando las hacia cada hombre que impedía su camino, solo tenía en mente sacar cuanto antes a su hija de hay, cuando pensó que por fin llegó a la salida del valle pensando que todo había terminado una bolsa de fuego azul se impacto sobre su espalda haciéndola caer de rodillas, mientras escupía sangre de la boca
—¡Mamá! —grito Morgana mientras se arrodillaba junto a su madre
Orcos apareció caminado tranquilamente atrás de ella, al verla sintió dolor como si el daño se le hubiera echo a el mismo, vio las lágrimas derramadas por su sobrina, abriendo una brecha más sobre su corazón
—Por favor —suplico Morgana —, dejenos ir
Cómo pudo Atlana se levantó atrayendo a su hija, para ocultarla de su hermano, la mira que ella le dió le calo en lo más profundo de su ser, pero no sé lo hizo saber
—Todo hubiera sido más facil... —dijo sin ninguna expresión en su rostro
—¿Te... Arrepientes de.. haberme traído? —le pregunto con la poca fuerza que le quedaba —, ¿De.. haberme encontrado... En ese bosque?
Espero aquella respuesta que ella muy bien sabía cuál era la verdad
—Si —dijo mirándola a los ojos, a lo que ella solo sonrió, para luego tomar a su hija por los hombros, desapareciendo en una nube de humo, el se apresuró a agárrala pero no lo logro
—¡No! —grito para después darse la vuelta
Cayeron las dos en el patio de su casa, mientras que Atlana expulsaba sangre por la boca, Morgana corrí a socorrerla asustada y empezo a llorar a su lado
—Estoy bien —le trato de sonreír pero solo logro sacar una mueca por el dolor
—¡Atlana! —grito su marido al verla con sangre —, ¿Que a pasado?
—Papá.. —dijo en llanto su hija —, a mamá le han golpeado con una bola de fuego
—Atlana —la estrechó entre sus brazos —, mi amor contestame
La cargo hasta llevarla adentro de la casa, recostando la en la cama para examinarla, trato de hacer todo para salvarla pero cada proceso era inútil poco a poco su mujer perdía las fuerzas que le quedaban, ante la impotencia de no poder hacer nada por salvarla el barrio con todo lo que tenía sobre la mesa mientras soltaba un grito, a su hija le había dado un té para que pudiera borrar aquel susto haciendo que cayera completamente dormida
Los sollozos se oían por todo la casa, escucho su nombre atrás de su espalda encontrándose con su mujer apoyada en la mesa tratando de mantenerse en pie, corrió a su ayuda, haciendo que se apoye en el
—Lo siento —le dijo con lágrimas —, lo siento por no poder salvarte
Ella llevo sus mano posando la en su mejilla, acariciando la con una sonrisa en sus labios nego apoyando su cabeza en su pecho
—Llévame al lago —dijo sin pararse de su contacto —, llévame al lugar donde comenzó todo
Sin más el la cargo entre sus brazos estrechando la como si pudiera fundirse en su cuerpo para protegerla y que nunca más le pase nada, solo se escuchaba su respiración la de ella un poco más pesada por la poca fuerza que le quedaba, se sentó frente del lago aun abrazados uno del otro
—¿Aun... Recuerdas aquella vez que me viste? —el solo asiente para luego contestar:
—¿Cómo podré olvidarlo? —le acarició el hombro —, si me dejaste una cicatriz en mi brazo
Dijo haciéndola reír para poder guardar el dulce sonido de risa, por un pequeño momento era lo único que se oía pero fue cambiada por una tos, el le estendio el pañuelo para cubrir su boca al separarlo vio la sangre sobre el pañuelo lo estrujó tratando de que el no lo viera, pero era demasiado tarde el había notado aquella peculiar mancha, trataba de ser fuerte por ella pero le costaba mucho no derrumbarse en ese momento
—Cuando te ví —trato de distraerla de ese echo —, aparecer entre aquellos matorrales, aquella tarde nunca pensé que mi vida cambiaría, aún recuerdo que estabas herida tratando de mantener te en pie con la mano en tu lado derecho cuando me acerqué me cortaste con tu espada pensando que te haría daño, pero cuando ibas a volver a atacarme caíste rendida por la falta de sangre, te lleve cargando en mis brazos hasta mi casa y te cure, sabes nunca pensé que ese pequeño instante sería tan importante para mí, me enamore de ti aún sin conocer nada de ti y cuando me diste la oportunidad de conocerte sabía perfectamente que jamás te dejaría ir, quiero creer que fuiste feliz a mi lado
—Lo fuí —afirmó, para luego toser expulsando más sangre —y ahora tienes que cuidar de Morgana, recuerda ella es muy importante marcará una antes y un después
El solo asintió, aunque trato de no soltar lágrimas no pudo más y bajaron mojando el hombro de su amada esposa
—No llores mi amor —dijo volteando a verle —, espero que los dioses nos dejen ser felices en la siguiente vida, para amarnos hasta el final de ella.
—Te amo Atlana —dijo acortando la distancia para besarla
Sonrió entre el beso, al posar sus manos en su mejilla poco a poco fue desapareciendo en pequeñas luces de color azul, cuando el abrió los ojos trato de buscarla mientras gritaba su nombre la vio parada frente a la puerta de su casa con una sonrisa en sus labios el trato de correr hacia ella pero la vio negar
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Editado: 17.02.2021