#1 Reluminium el rey de la oscuridad

Un Dios

El viento soplaba rozando las hojas de los árboles dejando escuchar y sentir la tranquilidad de los árboles, se podía escuchar el cantar de las aves al igual que se podría observar aquel venado que pastava cuando una flecha paso rozando su cuerpo alertando lo. Sin dudar aquel venado salió corriendo para escapar del peligro

—Casi lo logras mi amor —aquel niño escucho la voz de su madre

—Pero no le di madre —dijo aquel niño decepcionado

Ella con una sonrisa se acercó al árbol donde estaba incrustada aquella flecha sacándola para mostrarla a su hijo

—Lo has herido, mira

En la punta de la flecha estaba una mancha de sangre aquel niño sonrió por la emoción, había prometido a su madre que sería el mejor arquero del mundo como su bisabuelo. Y desde que pudo sostener una arco práctico hasta perfeccionar su técnica

—Voy a mostrárselo a papá

Aquel niño corrió con dirección del castillo mientras ella sonreía iba s seguir sus pasos pero no pudo al ver aparecer aquel hombre frente de ella

—Necesito tu ayuda —dijo serio

Ella solo lo miro antes de asentir justo al momento desaparecer para momentos después aparecer en aquella cueva. Aldana había detectado su energía desde que apareció en la cueva. Morgana camino dentro siguiendo la escasa luz que se apreciaba al fondo. Hasta que la vio sentada en aquella mesa mientras la observaba

—Bienvenida —sonrió

—¿Que has hecho Aldana?

Aldana estaba irreconocible, aquella tersa piel blanca ahora era remarcada por venas negras mientras sus ojos eran rojizos, ella le sonrió

—A que has venido... prima —aquella ultima palabra la dijo con odio

—A ayudarte —Morgana la escucha reír —, aún estás a tiempo de cambiar tu destino

—¿Y quien te dijo que quiero cambiarlo?

—Aldana, date cuenta...

—No, tu date cuenta que ahora soy yo quien tiene el poder —la miro —, me has arrebatos todo. Ahora yo te acabaré contigo

—Entiende él no era para ti

—Claro que si, pero tu te interpusiste en mi camino alterando todo —Morgana sintió como el viento se hacia cada ves más fuerte —, y no fue lo único que me quitaste también  me has quitado el amor de mi padre. Él te prefiere más a ti que a mi, ¡A su propia hija! ¿Y todo por que? Por qué le recuerdas a tu madre, aquella mujer que el mismo condeno a muerte y tu lo sabes, tu estuviste ahí viese como él la asesinó, pero eso lo bastó también quería acabar contigo

—Basta

—Recuerda Morgana como tú madre caía ante tus pies al ser golpeada por el poder de mi padre, para después querer hacer lo mismo a ti y tu padre

—Basta Aldana —pero ella no paró mientras el aire se había más fuerte

—¡Recuérdalo! —le grito mientras sus ojos se hacían negros

—¡Basta! —con un movimiento hizo detener el aire —, detén todo esto. Hazlo por tu padre, por tu madre que está muriendo

—Yo no tengo padres —la miro con odio —, para ellos solo fui un objeto que pueden utilizar a su antojo. Mi madre me utilizo para atar a mi padre y él me utilizo para ir hacia las tierras del rey demonio y enamorar a Baltasar, todo por una estúpida profecía. Antes hubiera hecho cualquier cosa por ellos pero ahora seré yo quien dirigía mis paso y me lleven a lo que quiero

Morgana podía sentir su dolor ella solo era una víctima de las circunstancia y del propio destino. Pero esa era la balanza de la vida

—¿Y sabes a donde me llevan mis pasos? —sonrió —, a ustedes

—Yo te puedo ayudar a buscar otro destino, solo déjame —alzo su mano para quitar aquella corona — quitarte lo que te impide ser feliz

En un movimiento Aldana sostuvo su muñeca mientras la miraba

—Jamás

—Aldana, está corona te está acabando —trato de soltarse pero ella no se lo permitió — nesecitas deshacerte de ella

Ella sonrió mientras la acercaba a Morgana hasta ella

—Esta creciendo bien —ella vio el desconcierto de su prima —, es un pequeño muy lindo. El tiempo es rápido hace dos días había nacido y ya es un pequeño, ¿De cuento? A si siete años pero que esperar el es un Dios

Aldana río a carcajadas con la marcada expresión de su prima

—No lo lograras —aseguro deshaciéndose de su agarre

Aldaba la observó alejarse de ella con una sonrisa que se le borró al momento que ella desapareció. Acabaría con ella de eso no tenía duda, toco aquel libro ya tenía marcado bien su plan y era momento de ponerlo en marcha pero antes nesecitaba a su fiel aliado

Conjuro un hechizo haciendo que su apariencia cambiara transformándola en quien era años atrás. Para luego aparecer en aquel bosque justo enfrente de aquel hombre

—Aldana —susurró mientras lentamente se acercaba a ella que le sonreía —, ¿Eres tú?

—Soy yo Calibius —susurró —, he vuelto

Calibius acuñó su rostro entre sus manos acaricando la, pego su frente contra la suya para luego abrazarla

—No sabes la alegría que tengo al verte, abrazarte otra vez —volvió a acariciar su piel —, pero ¿Como?

—Eso no importa —lo tomo por el rostro —, lo importante es que estoy aquí... a tu lado

—Te amo Aldana

—Yo también Calibius —sonrió —, te he amado desde hace mucho tiempo

—¿Entonces por que te ibas a casar con Baltasar?

—Fue un acuerdo que tenía mi padre con el tuyo —mintió —, pero ahora tu padre ya no está y podemos ser felices

Calibius atrapo su rostro para luego presionar sus labios en un beso desesperado que ella correspondió los dos se perdieron entre ese beso con los ojos cerrado. En eso ella abrió los ojos totalmente negros mientras las venas resaltaban sobre su piel. Él se dejó envolver por sus sentimientos entregándose a ella sin pensar que le estaba entregando su voluntad, pero el amor que le tenía era tan grande la había amado desde que la vio, su forma de ser y la pureza que la caracterizaba. Pero aquella mujer ya no estaba más ahora era aquella bruja que tomaba aquellos sentimientos para su beneficio volviéndolo su esclavo 
 




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