#1 Sin Escape

Capitulo Catorce: Rescate Fallido parte II

LANCE MORRIS.
 


- Te dije que tu amiga gustaba de vos. -Habla Venus rodando los ojos.

- Perdón, pero que iba a saber yo que mi mejor amiga gustaba de mi y además estaba loca. -Me defiendo.

- Pues si me hubieras escuchado nada de esto hubiera pasado.

- Okey, tenias razón, ¿Contenta?

- Lo hubiera estado si me hubieras escuchado en un principio, pero no claro el tenia que creer que eran celos.

- ¡Basta! -El grito de Abril nos hace callarnos.- Dejen de discutir como si no estuviera acá.

Hacemos silencio.

- No entiendo que es lo que le ves a ella. -Se acerca a mi con un cuchillo en su mano.

Lo acerca a mi cara y lo pasa lentamente por mi rostro.

- Aléjate de el. -Habla Venus lo que hace enojar a Abril y le golpea la mejilla con fuerza.

- No la toques. -Trato de desatarme pero no puedo.

Se vuelve a acercar a mi.

- Yo hago lo que quiero y si ahora mismo quiero matarla voy y la mato.

- Por favor no lo hagas. -Le suplico desesperado.

- Estoy harta de verlos, ¡Papa! -Lo llama y enseguida entra el sujeto aun con la mascara.

- ¿Qué sucede hija? 

Nos mira a nosotros y luego a el.

- Llévalos a sus habitaciones.

El hombre se nos acerca y nos desata para agarrarnos a ambos y sacarnos de aquel cuarto.




















 

(...)


















 

Veo como tiran a Venus adentro de su habitación, me lleva a mi hasta mi cuarto y me tira dentro.

Atrás de el aparece de nuevo Abril.

- ¿Por que haces esto?

- Por que vos sos mío y no voy a dejar que esa zorra nos separe.

Esta por irse pero mi voz la detiene.

- ¿Dónde están mis hermanos? ¿Qué hiciste con ellos?

Se voltea a verme.

- ¿Tus hermanos...? -Finge pensarlo.- Están muertos.

Sin mas sale de la habitación dejándome solo.

¿Muertos? No, eso no puede ser verdad, ¿Los mato?

No, no ¿Por que? 

Si están muertos, entonces ya no tengo motivos para salir de acá, ya no tengo con quien ir.

Ya no quiero, ni necesito salir de acá.

Ya no tengo razones para escapar.




















 

(...)




















 

- ¡Isaac!... ¡Isaac! -Grito llamando a mi hermano de cinco años.

Lo busque por toda la casa y no logro encontrarlo.

Estamos jugando a las escondidas y ahora me tocaba a mi buscarlo.

A mi nunca se me dio bien el buscar, pero a Isaac se le daba muy bien el encontrarme, siempre lo lograba.

El siempre me decía cada vez que me iba a la escuela que no importara que tan lejos me fuera el siempre iba a encontrarme.

En ese momento me parecía muy tierno que dijera eso, pero ahora me pone triste el recordar eso y saber que ahora el no podrá encontrarme.

Porque esta muerto.

Perdóname Isaac, todo esto es mi culpa.

- Bu. -El grito de Isaac detrás mío me hace girarme asustado.

- Te encontré. -Me rio.

- Tenias que esconderte, no buscarme. -Le acaricio el cabello.

- Siempre te voy a encontrar, solo tenes que esperarme.

Me rio de vuelta.

- Así no funciona el juego. -Lo agarro de la mano y lo llevo a merendar.

Te espere, pero esta vez no creo que puedas encontrarme.




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