Capitulo VIII

En la actualidad con Aike

Aun no podía creer lo que ella tenía que hacer, para llevar a cabo las cosas, pues no quería tener que preocupar a su madre, ya suficiente esa gran mujer había sufrido, al ver llevando el dolor de perder a su querido esposo, el ser viuda y cuidar de su única hija. Ahora en ella se posaba esa gran carga, era el momento de ocupar su lugar, y como toda una Tremblay debía asumir la responsabilidad. Ahora era su turno, tal vez todo se complicó, pues su solución, se hizo añico al escuchar que el nuevo problema no era solo casarse y ya, si no que resolución debía hacer, para decirle a su querida prometida de que no se casaría y la situación no se agravaran para futuras generaciones, el conflicto de años atrás debía culminar con ellos, los primogénitos de ambas familias.

Aike era una chica muy inteligente, analítica, paciente, esto le ayudaba siempre, cada día, de su vida. Por lo tanto, ya tenía dos soluciones que tenía que plantearle a su... el solo pensarlo, la hacía sentir que era toda una pesadilla, ¿qué más daba, ya pronunciarlo? cuando tuviera la oportunidad, charlaría con su prometida. Su solución era la siguiente: le diría a la chica Anderson, que por triste que fuera, a él (es confuso llamarse así mima, ¡él! pero tenía que acostumbrarse) es homosexual, por eso no puede haber algo sentimental entre ellos, que, si ella gusta acabar con esta guerra, se pueden casar, cumplir con los 6 años de matrimonio, al terminar se divorcia y cada quien se lleva lo suyo.

Es un buen trato nadie pierde, nadie gana, claro si es que la chica acepta. Si ella quiere paz para su futura generación lo tomará, o ¿será ambiciosa al poder?

Tendría que conocerla, observarla y ver si esta acepta de manera pacífica, ¡es buena solución! ¡Tonta si no quiere! además de alguna manera, el ser una chica siempre se quiere paz, no peleas, pero cada cabeza es un mundo, y solo cuando estén cara a cara, sabre qué clase de chica es.

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Hable con mi madre, le plante mi solución ante esta situación, ella solo dio una leve sonrisa y su respuesta fue que deberás no podía estar más orgullosa de mí, que le parecía una excelente idea, que había pensado en todo, más sin embargo la última palabra la tenía la chica Anderson, de ella dependía que el futuro de ambas familias, fuera felicidad o amargura y odio.

Por lo tanto, nos concentramos en mí, tenía que ser todo un chico, para cuando llegara el gran día de la presentación, como futuro novio que pide la mano de su chica.

Mamá y yo quedamos que sería a mitad de año que regresaríamos a Garland, pues tenía que practicar el ser un chico.

Las únicas personas que conocerían este secreto peligroso, son mi madre, yo, la nana (que fue de mi madre y ahora mía, pues me vio nacer) mi tío Damon, su esposa Flora, sus hijos los mellizos (que son mis primos) Dylan y Dina, es decir, ellos la familia Evans. También no podía faltar, sin mencionar a la doctora Adele, quien ayudo a mi madre en labor de parto ¡Si, si, ya se somos muchos los que sabemos este secreto! Pero son de confianza, ¡de eso no tengo ni la menor dudad!

2 horas después...

Mamá y yo fuimos a comprar ropa de chico, cuando nos preguntaba las medidas lo que se me ocurrió decir a la chica de la tienda, fue que era para mi primo y que era de mí misma complexión física, por lo cual, le pedimos por favor que si yo podía medirme un par de ropa para chicos, que pronto seria su cumpleaños y queríamos regalarle tres pares de ropa. Lo bueno que la chica acepta, menciona que no había problema, verbalizando el lema de la tienda: en si siempre el cliente tiene la razón.

Me medí los tres pares de ropa y ¡zas! Me quedaron rebién, por consiguiente, le dije a mi madre que fuéramos mejor comprando en diferentes tiendas, de igual manera de tres pares y decir lo mismo, que era para el primo y era su regalo de cumpleaños para pasar desapercibidas, además ya llevábamos las medidas de las ropas, ya era más fácil.