1. Te Casas Conmigo, Mi Querida Rival? A x K

Capítulo XXXIII

 

Nuestro propio acuerdo.

En el hermoso jardín de la casa Anderson se podía apreciar a una joven pareja sentados, que esta noche iniciaban una relación, para cualquier otra pareja esto es tan hermoso y tierno, pero para ellos nada es color de rosa, al contrario, es el inicio de una pesadilla. Claro eso es lo que ambos sienten, mas no lo dicen.

 

Hermosa noche, ¿no crees? – no era más que algo para dar inicio a la charla, ya que desde que llegaron al jardín ya habían transcurridos como cinco minutos que, más bien parecían eternos.

 

Si, opino lo mismo – y su mirada la llevó al cielo que en verdad se veía de lo más hermoso, no dejando de lado las estrellas y el hermoso resplandor de la luna.

 

En el mismo momento que el azabache dirigió su mirada al cielo, la castaña pudo notarlo por primera vez, tenerlo tan cerca y a la vez un poco lejos, solo unos cuantos centímetros de distancia, sintió algo dentro de sí, que no podía entender que significaba, pero que se fue de inmediato, así como llegó, los nervios aún seguían apoderados de su cuerpo. Pero como no sentirlos si, apenas ya su tío los declaró novios, Aike no perdió el tiempo y le hizo señas de que quería hablar con ella, cosa que aún no entiende, ¿por qué diablos le hizo caso?, curiosidad quizás, si les sumamos los cinco minutos incomodos, más los que transcurren ahora, voy a explotar de nervios.

 

Estoy nervioso, para mí tampoco es fácil esta situación – dirigió su mirada para su compañera, que por algún motivo lo miraba, siendo así que ambas miradas chocarán.

 

Kai desvían su mirada, un poco apenada por ser descubierta por el azabache, de que lo miraba, tanto estar sumergida en su parloteo, se le olvidó por completo que seguía mirándolo. Qué vergüenza, de seguro pensará que me interesa, cosa que está lejos de suceder, primero muerto.

 

- ¿Qué es lo que me quieres decir? – tratando de evadir el bochorno de pena.

 

¡Lo siento! – jugando con sus manos.

 

¡Es que siempre se tiene que disculpar por todo! Eso es tonto, ningún chico hace eso, prefiere mil veces quedar como uno como sin sentimiento, pero Aike siempre se anda disculpando por todo. Que patético, será un títere de hombre, es muy majo.

 

-No lo hagas.

 

¿Hacer que?, no entiendo – dejó de jugar con sus manos y le prestó atención a la chica castaña de su lado.

 

-Disculparte por todo, no lo hagas, ningún chico en su sano juicio lo hace, o si lo hace es muy poco, digamos que se puede contar con los dedos de la mano y puede que hasta sobren.

- ¡Ah ya veo!, lo mismo me dice mi prima, que debo ser más hombre que … sí que deje de ser muy ñoño.

 

-Vez, por eso nadie te pone atención, ni te toma en cuenta, eres muy ñoño.

 

-Lo tendré en cuenta, ¡gracias!

 

-Entonces, ¿qué es lo que me vas a decir?

 

-Si, veras yo te tengo una propuesta.

 

¿Una propuesta? – lo mira con desconfianza - Esto me da mala espina, ni sé que hago aquí con él, solos los dos, si tonto no es, se hace, mejor dicho. Ni se le ocurra quererse propasarse, será muy puño de hierro, pero una buena tunda si le voy a dar a este degenerado.

 

-Lo he planeado desde el mismo momento que mi madre me dijo sobre el acuerdo, desde que me contó la historia. Desde entonces lo he planteado, solo esperaba este momento, para poder decírtelo y que ojalá te guste y aceptes, es algo que nos beneficia a ambos, creo que te va a gustar tanto como a mí. Los dos salimos ganando, y no puedo aguantar ya más, desde que nos conocimos quería decírtelo, pero me acordé que no era el mejor momento, si no hasta esta noche.

 

- ¿Qué? – en modo defensiva. Este sí que es un grandísimo idiota, cara vemos intenciones no conocemos, mejor dicho, mañas. Que se cree, y desde cuando ha fantaseado, lo ha planeado desde mucho.

 

-Si, que tengamos Nuestro propio acuerdo, que te parece.

 

- ¡Que eres un degenerado y no pienso! … ¿qué dijiste?… acuerdo? – aun procesando las palabras.

 

¿Qué entendiste tu? – con una mirada confusa.

 

Los colores se le subieron, podía sentir arder su cara, y lo idiota que estaba quedando, mejor dicho, como una mal pensada. – yo nada, estaba recordando una estupidez, sí, eso una estupidez de esas que dice Mark, pero vamos continúa, ahora si te pondré total atención.




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