1. Te Casas Conmigo, Mi Querida Rival? A x K

Capítulo XLIV

 

 

 

El gran día.

La Boda y la llegada de Elina O’Neill.

 

 

El gran día ha llegado por fin, lo que se supone debe ser el mas feliz de todo para la pareja de novios, cosa que no es así, solo que fingir ante los demás, es una de las cosas que están obligado a hacer.

Ya todos se encontraban en sus asientos, solo se esperaba la llegada del juez, para dar inicio a la ceremonia.

El lugar de la boda se dio en la casa de la novia, en el mismo hermoso jardín en donde el azabache le hizo entrega del anillo a Kai su prometida.

 

Kai

«los traicioneros nervios de nuevo se apoderan de mi cuerpo, solo deseo salir corriendo y dejar todo tirado, que fácil seria hacer eso, pero no se puede hacer tal cosa. Eso solo ocasionaría la burla para la familia del azabache, y ocasionar la vergüenza de la mía, si solo es aguantar seis años, y después seré libre» pensó Kai.

 

—todo esta listo, solo es cuestión de que llegue el juez, para dar inicio a la ceremonia —dijo la madre de Kai—. Como me hubiera gustado que nada de esto pasara, que no tuvieras que pasar por todo esto mi pequeño —tomando de la mano a su hijo, y soltando unas lágrimas traicioneras.

 

—mamá, no llores que vas a ponerte en apuros con lo del maquillaje, tampoco me quieras hacer llorar, ya ves que eso de llorar te escurre el maquillaje, no queremos que a la tía le de un infarto —dijo un poco melancólico, y tratando de aliviar el ambiente—. Además, no es cosa del otro mundo, ya no te culpes por lo que hubiera sido, mejor dame ánimos, ni que Aike sea un monstruo sin alma, ya te dije que él solo desea la paz, solo será 6 años en los que vamos a convivir pacíficamente —mostrando una pequeña sonrisa—. Mami porque no vas a ver si ya llego ese juez, para dar comienzo a mi boda, como toda novia estoy ansiosa —empujando cariñosamente a su madre en dirección a la puerta.

 

—Si ya entendí —volteando a ver a su hijo—. Eres toda una persona madura para tu edad Kai, ¡suerte, mi pequeño! —salé de la habitación dejando a la castaña sola.

 

«al ver salir a mi mamá, los nervios me hacen ser irracional, ¡tengo que salir de aquí! ¡Estas, cuatro paredes me están volviendo loco! Se que dije a mi madre que no se preocupe, pero necesito aire, necesito salir» se gritó mentalmente Kai.

 

La castaña vestida de novia sale de la habitación en donde se encontraba, no era su habitación de siempre, era una de la de huéspedes por lo cual se encontraba en la planta de abajo, cuando de pronto fue detenida por unas voces, dicen que la curiosidad mató al gato. Su curiosidad fue grande y se fue acercando poco a poco y en modo silenciosa en dirección en donde venia las voces, cuando estuvo cerca, pero claro si ser vista, grande fue su sorpresa.

 

—¡Por favor no grites! Vamos a hablar calmadamente —dijo el chico con tono preocupado.

 

—¡No lo puedo creer! ¡Esto es una estupidez! ¿¡como quieres que me calme!? —contratacó la chica de piel morena.

 

—solo déjame que te explique todo, y entonces ¡por favor no hagas un alboroto! —pedía en modo de súplica.

 

—¡Que vas a explicar! ¡Es obvio que no tenías planeado decirme que te ibas a casar, y HOY! ¿Qué tienes que objetar? Si es más que obvio que, ¡tú Aike me engañaste! —dijo muy enojada la morena.

 

—no lo digas de esa manera, si es verdad que no te lo avisé, pero te lo conté todo… b-bueno casi todo —dijo culpablemente.

 

—Y yo que venia a darte una sorpresa, quería ver tu cara al verme, pero fue todo lo contrario, a lo que imaginé, ¡vamos, búrlate! De esta estúpida, yo creí que éramos… pero obvio que yo fui la única que lo vio de esa manera, porque tú… —herida y apunto de irse, pero fue detenida.

 

—tomándola de la mano —¡perdóname! ¡por favor! Si tu me odias eso para mi es como querer morir.

 

—para mi es igual o peor, sabes yo quería darte una sorpresa, ya quería verte, y no por video llamada, sino así de frente, de persona a persona. Pero al llegar a Garland me entero que hay una boda, y que los novios son nada menos que Kai Anderson y Aike Tremblay. Sabes que me quedé en shock, y creí que se trataba de otra persona. ¡que sorpresa!

 

—si me hubieras avisado que vendrías, quizás yo…

 

—¿hubiera sido diferente acaso? ¿Me hubieras dicho la verdad?  —preguntando enfurecida mente—. ¡Vez, no me lo hubieras dicho de todos modos!, era por eso que cada ves que te mencionaba el querer venir a visitarte, que me pedias que no viniera y el montó de excusas ¿creíste que nunca me iba a enterar? ¿crees que se puede tapar el sol con un dedo? La verdad siempre sale a la luz, y esto… ¡e-esa boda es nada mas que una farsa!, ¡y una maldita l-locura!




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