Tailandia, provincia de Chiang Rai
El templo Wat Mae Fa Luang estaba cerrado al público desde hacía años. Los monjes decían que el estanque de lotos detrás del altar estaba " contaminado". Pero nadie hablaba de qué.
Niran, un joven guía turístico, rompió las reglas una noche para impresionar unos viajeros europeos. Les mostró el estanque oculto, donde los lotes eran negros, con pétalos que parecían carne.
Uno de los turistas lanzó una piedra al agua y dijo riendo:
-Ni los dioses viven aquí.
El agua empezó a hervir.
De entre los lotos emergió una figura vestida con hábito blanco, pero su rostro estaba cubierto por una tela húmeda. Caminó sobre el agua, dejando huellas de sangre.
Los turistas huyeron; Niran se quedó paralizado.
La figura se acercó y retiro la tela.
No tenía ni ojos ni labios, solo un agujero donde una lengua humana giraba y murmuraba en varios idiomas a la vez. Entre ellos, uno sonaba claramente español.
-Lucia - susurró la voz -.
Niran grito y corrió hacia el templo, pero las puertas se cerraron solas. La monja lo siguió, su cuerpo alargándose, arrastrándose como una sombra líquida. Lo alcanzó frente al altar y lo abrazó.
Al amanecer, los monjes hallaron si cuerpo: sin piel, con pétalos de loto negro saliendo de la boca.
En la superficie del estanque flotaba una grabadora vieja, cubierta de moho. Cuando la encendieron, una voz femenina decía :
-Decenso nueve metros... hay luz allá abajo...
Los monjes tapiaron el templo y arrojaron el estanque al olvido.
Pero desde entonces, los lotos negros florecen en cada sitio donde alguien pronuncia un nombre desconocido durante la noche.
El nombre cambio, pero la voz siempre es la misma.
Lucia
Editado: 15.12.2025