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-Te he visto más triste estos últimos días. -dijo en un susurro, no queriendo incomodar a la persona que se encontraba sentada junto a él con una mirada decaída y ojos faltos de brillo y vida.
Ella no respondió, siguió contemplando el recorrido en fila de las hormigas que pasaban en orden frente a ellos, de seguro dirigiéndose a su guarida. No pensaba en nada, su mente se había esfumado con su entusiasmo y su alegría, dejando atrás a alguien que solo vive por inercia y sin ninguna motivación o importancia de existir.
Él se rascó la nuca en ese gesto nervioso que había desarrollado desde hace un tiempo sin siquiera darse cuenta. Dejó escapar un suspiro que llenó sus pulmones de un aire necesitado para calmar el revoltijo de sentimientos que le daba el observar el estado de la persona que consideraba su mejor amiga, y que en secreto la denominaba su mayor amor de infancia, ese amor que había resistido hasta la adolescencia, pero siendo desapercibido por ella.
-Yo...-siguió diciendo- Te he traído esto. - sacó una hoja de papel del bolsillo de su pantalón. Miró con duda el papel algo arrugado por el uso y se la tendió rezando por que la aceptara y no lo rechazara.
Ella volteó su rostro y como si recién se hubiera dado cuenta que Luis estaba junto a ella, lo miró a los ojos de manera profunda, poniéndolo en un estado aún más nervioso por sentirse escrutado por esos penetrantes ojos color miel que le encaban, pero que en esas situaciones lo hacían sentir cohibido.
Sus ojos observaron a la hoja doblada varias veces sin que sus facciones demostraran ningún sentimiento, viéndose impasible e imperturbable, pero con una pizca de ansiedad y agobio que rodeaba su aura tintada de un triste azul. A pesar de la falta de reacción de parte de Sofía, Luis al menos agradecía que no le dirigiera una mirada de desprecio, como había visto que miraba últimamente a muchos que pertenecían a su entorno, haciendo parecer que la presencia de las personas le causara incomodidad y fastidio.
No preguntó el contenido de lo que Luis le entregó en su mano con una mirada insegura, simplemente lo desdobló y comenzó a leer lo que decía. En unas letras de color amarillo anunciaba: "😊10 Hábitos Nuevos Para Hacerte Feliz😊". Miró ceñuda lo enumerado, era una lista, y en ese momento lo creyó, desde lo más sincero, algo muy tonto e infantil. Entre las cosas mencionadas se encontraban:
1.- Comer dulces (chocolates, galletas o los caramelos de café que te gustan😉)
2.- Abrir las ventanas al despertar para dejar entrar la brisa💨
3.- Escuchar música relajante (recomiendo buscar Playlist dependiendo de tu ánimo) 🎶
4.- Saludar a cualquier persona que esté a tu alrededor, incluso extraños (pero no si tienen mal aspecto😐)
5.- Salir al patio al menos media hora (puedes venir a visitarme si quieres, siempre eres bienvenida) 🌼🔅
6.- Leer un libro (sé que no has leído Harry Potter, y ya viene siendo hora) 📖
7.- Dibujar rayones, círculos, garabatos, cualquier cosa (dicen que libra el estrés) 〰
8.- Pinta arcoíris si estás melancólica (es terapéutico) 🌈
9.- Crea un diario y escribe lo que quieras (muy cliché, pero de seguro ayuda) 📓🔐
10.- Ordena tu habitación, tira lo que no quieras conservar y renuévate. 🗑🗄
Cuando terminó de leer, no sabía qué decir, y aunque últimamente lo que menos sobraba eran las palabras, pues solía guardar silencio y preferir dejar que los demás hablaran por ella, o simplemente se aburrieran de insistir en hacerle entablar una conversación, sentía que debía decir algo, aunque no sabía el qué. Así que, como siempre, dejó que Luis fuera el primero en decir algo.
-Hice una lista de cosas que me hacen feliz...-dijo con un sonrojo muy llamativo apoderándose de sus mejillas.- solo quiero verte sonreír, o-otra vez.
Su vista volvió hacia las palabras en el papel. Ella sabía que Luis siempre había sido muy dulce, alegre y algo infantil -eso se notaba en el montón de dibujos y caritas que adornaban la hoja-, pero lo que no le gustaba es que fuera entrometido y se preocupara tanto de ella cuando no le gustaba que lo hiciera.
Su mejor amigo era importante para ella, eran vecinos desde que tenían él cinco años y ella seis. Era mucho tiempo, llevaban unos diez años siendo amigos, y el tiempo había sido testigo de que su amistad se había hecho más fuerte durante todos esos años. Pero en los últimos meses parecían haberse distanciado, pues Sofía solía poner excusas para no verlo o simplemente ignoraba sus mensajes o llamadas. Ella solo no tenía ganas de hablar con nadie, evitar contacto con cualquier persona. Ella prefería quedarse en su habitación sin hacer nada o tal vez viendo alguna serie o llorar mientras sus recuerdos la atacaban. Ella prefería eso a tener que aguantar las miradas de lástima o las palabras de consuelo "queriendo hacerla sentir mejor". Eso le parecía absurdo, pues qué podía hacerte sentir mejor después de haber perdido a tu padre.
Pensó en rechazar y devolver a Luis lo que le había ofrecido, pero sabía que sería un poco cruel hacerlo. Al final se limitó a asentir y forzó una sonrisa que realmente no sentía.
-Gracias.-dijo corto, carraspeando antes de responder, ya que sentía la boca seca por haber guardado silencio por tanto tiempo. Luis se relajó un poco a su lado cuando vio ese pequeño gesto en sus labios, a pesar de que no era sonrisa honesta, era mejor que su indiferencia.
Luego de varios minutos en los que nadie decía nada, cada uno distraído con lo que pasaba en el mundo de su mente, Luis sintió que su pecho se contraía de desesperación por decir algo, por expresarle lo que sentía en ese momento.
-Te extraño.- susurró bajando su vista a sus manos, jugando con ellas. Normalmente no hablaban mucho, ellos no mantenían conversaciones desde hace mucho, y extrañaba a su amiga, extrañaba a la chica de la que estaba enamorado.
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Editado: 23.09.2022