100% Fresa Capítulo 8
Los Ángeles, California
Marina se encontraba llorando en la cama. Habían pasado dos días desde que Tonny había partido, dejándola sola con los niños. Aún no podía creer que su matrimonio se hubiese acabado así como así. Sin embargo ella había intuido que algo como eso sucedería, ella y Tonny no habían tenido relaciones desde hace tres meses y ella sentía que se estaba aburriendo.
Sin contar con el hecho de que tenía la autoestima muy baja, al tener su segundo embarazo se le ha complicado volver a su cuerpo y siente que día tras día se ve más vieja y acabada; en cambio Tonny está más guapo que nunca.
Cada vez que veía a Decode y enfocaban a su esposo ayudándolos a entrar en algún carro o lo que sea, en verdad se veía muy sexy. Se percataba que muchas mujeres aprovechaban para tocarlo.
En ese momento Jordan entró a su cuarto.
—Mamá—comenzó a decirle—Te buscan
—No estoy para nadie Jordan
—Es la muchacha que sale en las fotos con papá
Ella se levantó de inmediato y miró a su hijo atónita.
—¿Está allá afuera?
—Sí
Marina se miró en el espejo y estaba horrorosa. Fue el baño y se lavó la cara, luego del tocador sacó una toalla y se secó. A continuación se aplicó maquillaje y se cambió de ropa.
Luego miró a su hijo—Ve a tu cuarto y no salgas
Él asintió y se marchó. Marina salió de su cuarto y fue a abrir la puerta. Al abrirla, la vio.
Era alta al igual que ella, bastante delgada, podría ser una súper modelo, tenía puesto unos vaqueros, con un Boddy blanco, unas botas marrones por encima de la rodilla, tenía su cabello rizado amarrado en un moño alto y le llegaba a la frente y llevaba unos lentes de sol negros.
—¿Cómo te atreves a venir a mi casa? ¿No te bastó con llevarte a mi marido?
Ella se quitó los lentes—Creo que sabes quien soy
—Por supuesto que se quien eres, una usurpadora, una ramera, una...
—Oye, oye, oye—le dijo otra mujer que apareció de la nada con otra. Las dos era negras al igual que la amante de Tonny.
—Repite lo de ramera y te sacaré los ojos
—René por favor—le pidió ella—les dije que me acompañaran, pero si van a armar un lío se van. No he venido a pelear
—Pero esta mujer blanca si quiere pelear—le dijo la otra—No voy a hablar aquí en la puerta, déjanos pasar
—Dios mío—dijo la amante de Tonny—Marina, soy Rachelle. Ellas son Roxana y René y he venido a hablar contigo por favor, tú esposo no sabe que estoy aquí
Ella cerró los ojos un momento y las dejó pasar, a continuación cerró la puerta. No las invitó a sentarse y se cruzó de brazos.
—¿Qué quieres?
Rachelle suspiró—He viajado desde tan lejos para pedirte que por favor luches por tu matrimonio, sé que no me vas a creer, pero entre Tonny y yo no hay nada, solo una amistad. Aquellas fotos que te mando tu amiga, permíteme que te las explique: Me emborrache, bebí demasiado
—Vomitó y fue del asco—añadió René
—Gracias a Dios tu esposo pasó por allí y nos ayudó a cargarla—añadió Roxana
—Me siento culpable porque no quiero destruir un hogar por un malentendido—continuó Rachelle—Me encontré con él y me contó todo; le dije que si podía hablar contigo, pero me dijo que no y gracias a la manager de Decode que me dio tu dirección, pude venir
—Y el boleto de avión no fue nada barato ¿eh?—añadió Roxana
—Y deberías de dar gracias que en el camino de Tonny, se tropezó la estupida de Rachelle—añadió René—Yo si hubiese follado duro con ese bombón
—¡René!—la regañó Rachelle y a continuación suspiró—No vayas a echar por la borda tu matrimonio, sabes yo me muero por casarme y tener todo lo que tú tienes; lucha por eso.
A Marina se le llenaron los ojos de lágrimas y a continuación se sentó en el sofá.
—Ya Tonny no me quiere, yo lo siento, ya él no siente nada por mi—les confesó
Rachelle se sentó junto a ella y le colocó la mano en la espalda.
—Entiendo perfectamente cómo te sientes—le dijo reconfortándola
—Yo la verdad es que no—le dijo Roxana—A ver niña ¿En qué siglo estás? Si tu marido no te quiere bótalo y ya; no me salgas con el cuento que por los niños. Él no va a dejar de ser su padre y debe responder por ellos y tú, necesitas un hombre que te ame con locura
—Y mírate—continuó René—Apuesto a que no trabajas, busca trabajo y arréglate; ve al gimnasio. Eres una mujer hermosa, pero estás descuidada
—Es que Tonny me decía que no había problema, que me quedara aquí, que él trabajaba—se excusó Marina
—¡No permitas que imponga el paradigma patriarcal sobre ti!—le gritó René
—¿Acaso vives en el siglo XV?—le dijo Roxana
—Ya basta—les ordenó Rachelle—Ella quiso dedicarse a sus hijos y eso no está mal
—¿Que no está mal? ¡Es un sacrilegio ser la sirvienta de tus hijos!—le dijo Roxana—A ver Marina, tienes que darte cuenta del potencial que tienes, pero tú debes creer en él, debes ser la primera o nadie más lo hará
—Además, ya la corona de la estupidez la tiene Rachelle—añadió René
—No le hagas caso, pero algo si debes hacer es que si ya no te quiere no le des más largas. ¿Tú le quieres?
—¿Te soy sincera? La verdad, él ha matado lo que siento por él, pero duele porque han sido seis años juntos.
—Pueden ser mil ¿Y eso que? Lo importante es que te diste cuenta a tiempo, ahora que estás joven y que puedes darte otra oportunidad—le dijo Roxana
—Apuesto a que no te folla él muy hijo de puta—añadió René
—Apuesto a que si—coincidió Roxana
—Los hombres como él engañan, apuesto a que su pene es del tamaño de una salchicha—comentó René
—Ya cállense—les ordenó Rachelle y a continuación miró a Marina—¿Estás segura que no tiene arreglo?
—Debo hablar con él obviamente, poner las cartas sobre la mesa y tomar una decisión que no vaya a lastimar a los niños en la medida de lo posible
—Es una decisión sensata—le dijo Roxana
—Rachelle gracias por venir a verme, lo agradezco mucho, de verdad. No todas las personas hacen eso
—Ya le hemos dicho que en Calcuta hay una santa, no necesitan otra más—le dijo René
Marina sonrió—Gracias por sus consejos
Roxana se puso de pie—Tenemos el vuelo en una hora, debemos irnos
Todas se pusieron de pie y se dirigieron a la puerta.
Rachelle sacó una tarjeta y se la entregó.
—Si necesitas hablar por favor llámame y ni una palabra de esto a Tonny
Ella asintió—Gracias, lo haré
Todas se despidieron y ella cerró la puerta.
Los niños salieron del cuarto y la miraron.
—Vengan aquí—les dijo ella y los abrazó—Los amo
—¿Ya papá y tú no se quieren?—quiso saber Jordan
—Claro que si, sólo que no lo suficiente para estar juntos
—¿Papá nos abandonará?
—No, él los ama. Sólo que creo que ya no vivirá más con nosotros
Kyrie derramó una lágrima y Marina abrazó a sus hijos. Aquella situación iban a superarla poco a poco.