El sumbido creado por el roce de la flecha con el viento era tranquilizante, he practicado desde que recuerdo tener conciencia. Siento que en algún momento me podría servir. Aunque mi madre siempre se sintió decepcionada, prefería verme tocando la flauta como ella solía hacerlo, mi padre por el contrario le emocionaba verme, no porque le haya gustado la arquería, si no que le gustaba saber que cosas diferentes me hacían feliz.
Una bocanada de aire más, lo contengo por un momento fijando mi blanco, la botella de coca cola en lata se encontraba a unos varios arboles de mi con una elevación de 10 m ,es un blanco fijo así que no será difícil. La flecha se deja llevar por las corrientes de aire y hace volar lejos la lata de metal oxidada que encontré en mi caminata matutina. Resuena al caer con graveza sobre las rocas, mañana tratare de hacerlo con un blanco móvil.
Me dirijo a la mansión, observo los girasoles por inercia, su ausencia es notable. Se han enfriado por la helada de la noche anterior, y pareciera que no piensan abrir sus pétalos. Me percato de que las nubes no dejan que pase ni un granito de luz, Loja se ve triste en estos instantes, y yo lo siento a profundidad en el alma, unos cuantos grados bajo cero. Han pasado 7 años desde que mis padres solían podar los frondosos rosales del gran jardín, y han pasado 7 años desde que esa mansión, por la cual ellos trabajaron desde el alba hasta que la luna los arrastraba a la cama, no ha escuchado risas. Podría seguir describiendo tantas cosas que han dejado de suceder desde hace 7 años, pero sería redundar la tristeza que nos invade, a mí, y a la enorme mansión en la que resido.
Aun es temprano pero la lluvia parece estar impaciente por que la ciudad no olvide que temporada es. Todo parece estar bien, los muebles siguen ahí, no los he movido ni un milímetro, temo que si lo hago el calor al que me aferro desaparecerá. La cocina aun está empañada del exquisito aroma del café, vacío un poco en el jarro que mi padre me dio cuando se enteró de que había escrito un pequeño cuento, le emocionó tanto que prácticamente se paso en saltos todo ese día, siempre me decía que sería una buena escritora, que confiaba en mi, más que en nadie. Mas que en el mismo y en lo que había logrado. Que lo que esperaba a mi era aun mas impresionante.
-perdóname- Lanzo el susurro al viento o a lo que sea que este deambulando en la cocina, no podía decir nada mas.
¿Por qué lo siento? … En mis 25 años, y de los varios libros que he publicado, ninguno ha llegado siquiera al top 20 de los libros más leídos de una biblioteca que esta en pleno centro de la ciudad. Y mis deseos de ser conocida por el mundo y transmitir un mensaje muy importante me taladraba el alma de vez en cuando. Subo por la escaleras mirando fijamente las gotas que desprenden del polvo casi fijo la ventana, en las cortinas hay unas cuantas telarañas, pero no les presto importancia. Los días lluviosos son mis preferidos, es cuando mas puedo disfrutar de mi café, su aroma me tranquiliza, me llena el alma. En este momento como si fuera una maldición, llegan unos cuantos recuerdos, creí haberlos eliminado de mi desquiciada mente, me equivoqué.
-maldición…- Ahora que lo pienso no he tenido suerte en muchas cosas, mi creatividad no resultó ser la mejor después de todo, o tal vez fue porque no tenía razón de ser. hasta mi matrimonio fracasó, por no saber ver cosas que estaban tan claras incluso si el agua no hubiese sido del todo transparente. He llegado a sentir tantas cosas en un solo momento, que no se con exactitud cuál es la dominante, quisiera reír de tristeza y llorar de felicidad, que tiemblen mis labios mientras derraman lagrimas mis ojos. He llegado a pronunciar tantas cosas en cuestión de segundos que no he logrado entender para cual de mis amores ha sido, cuál de los que han pasado y me han desahuciado el alma.
Creo que buscar que alguien te entienda, es como querer encontrar tulipanes en un desierto de África. Sinceramente ya no quiero seguir rebuscando en cajones que sé que no encontrare nada de bien, seguir rebuscando caricias y palabras que quizá pude escuchar en mi mente, mientras imaginaba ser feliz por un corto instante. Porque si alguien me hubiese advertido de que sería así de dura la vida, así de duro el amor, me hubiese quedado en mi capullo, el viento de la vida sopla con fuerza, y la lluvia duele más que la tristeza del alba, que aun dando a luz a un nuevo día sigue somnolienta de dolor en el alma. De oscuridad en su cabeza.
Que patética me debí haber visto en ese entonces. Aun cava en mis entrañas , aun lo perfora, pero esta vez se recupera con facilidad. No podría asegurar si me he vuelto superficial, pero no negaría que prefería acercarme a personas que sean bien parecidas, ojala algún día deje este vicio atrás. Ojalá y pueda acabar con el monstruo en el que me he convertido.
Consecuentemente no venia nada a mi mente, he estado sentada en el sofá de cuero viejo que a mi padre tanto le encantaba, por casi dos horas pero aún seguía con el bolígrafo en mi mano sin siquiera poder escribir una primera letra. Y creo que todo tenia relación con la falta de sensibilidad que abundaba en mi. Por otro lado también había dejado de soñar, me dolía porque era muy importante para mi, era mi inspiración, plasmar mi mente en pequeñas palabras que relacionaba con mi sueños. Aunque soñara con abejitas volando sobre el pastizal lo traduciría como grandes dragones surcando el mar. Todo dependía de imaginación y de la habilidad de saber transformar ciertas cosas que si fueran citadas en su estado natural, serían inutiles e irrelevantes para la mayoría. ¿pero que podría hacer si la fuente de mi mente estaba completamente vacía? No he dormido muy bien estos días, y siento que mi cuerpo derrama energía por doquier, descargandome por completo.
Editado: 17.04.2019