Los últimos días habían sido un poco estresantes y confusos, mi vida no era normal en ningún sentido, sin embargo tenía que seguir como si todo fuera muy normal. En el trabajo ya no se me complicaban las cosas, dejaba que Khasuba hiciera las ventas y yo me dedicaba a acomodar la ropa en los estantes, en cuanto a sus retardos yo me encargaba de inventar excusas o pretextos para evitar que se dieran cuenta. Me quedaba claro que Khasuba tendría mejor éxito con las chicas en las ventas y eso ya no me incomodaba. Su divinidad resplandecía aún en su forma humana. Hipnotizaba a las clientas de una manera muy especial. Desde que él llegó a la tienda las ventas se habían disparado por los cielos, esta situación tenía muy contenta a la jefa y a los dueños de la tienda.
-¿Quién diría que el príncipe fuera un excelente vendedor?- Hilal lo observa asombrada.
-Bueno eso era de esperarse, es un dios- mi voz es un poco burlona hacia Hilal.
-Su éxito es con las chicas, no precisamente con las ventas- Hilal se mostraba sarcástica.
-Tiene un don, las chicas lo ven como supermodelo- se lo digo con una sonrisa falsa.
-¿Has visto su verdadero rosto?- me sorprendió la pregunta, nunca habíamos hablado del tema en el trabajo.
-¿Verdadero rostro?- respondí preocupada.
-Sí, él siempre usa el camuflaje, es decir, las personas lo ven como ellos quieren y tú lo viste en su forma divina cuando ascendió el día del ataque- no me imaginaba que a Hilal le preocupara ese tipo decosas.
-Pues no, solamente he visto el color dorado de sus alas cuando asciende y desciende en el portal- y eso lo pude ver debido a que lo espíe y desobedecí aquel día.
-Bueno realmente yo tampoco conozco su rostro- la respuesta de Hilal se me hizo lógica, ella no lo vio nunca en su forma divina.
Era muy intrigante conocer el verdadero rostro de Khasuba eso era verdad, pero no había forma de descubrirlo, él se estaba protegiendo para no ser descubierto por las dominaciones y por los seres del inframundo. Definitivamente me daba mucha curiosidad saber cuál era su verdadero rostro, es decir, él no era como yo lo veía.
-¿Existe una forma de verlo?- la duda me carcomía el alma.
-Solamente en su estado divino- era decepcionante saber que nunca lo vería.
-En pocas palabras, no se puede- mi voz sonaba desguanzada.
-No todas las personas pueden verlo, pero tú tal vez podrías. Tienes un vínculo con él, él es un guía para ti- sin embargo al ser un dios era casi imposible que pudiera.
-Creí que los dioses no podían ser guías de los humanos- seguía desanimada.
-Pues parece que el príncipe si- Hilal me confundía cada vez más.
Aún no comprendía muchas cosas, lo ocurrido los últimos días era un poco inverosímil. Mi cerebro todavía tenía colapsos por la carga de información. No obstante no desmenuzaba la información, aún batallaba para comprender lo que Hilal me decía.
-Las ventas han sido muy buenas esta semana- la jefa estaba de buen humor, la comisión debió ser muy buena para ella.
-Es verdad jefa, todo ha mejorado un poco- era un consuelo, al menos tendríamos un buen bono.
-Me alegra que te lleves mejor con Khasuba, él es un buen elemento- era obvio, gracias a él las ventas se habían disparado.
-Si verdad- mi tono fue sarcástico.
Era cierta la situación de la tienda, las relaciones de los empleados y las ventas habían mejorado mucho desde que Khasuba había llegado. De alguna manera el como dios había bendecido a la gente que trabajaba en la tienda. Su generosidad abarcaba un amplio número de personas y él no se daba cuenta. Definitivamente él era la causa.
Yo me sentía muy aliviada de la situación actual, habían pasado siete días desde que Khasuba había llegado a mi vida, realmente estaba muy contenta y agradecida por todo lo que había vivido con él y a causa de él. Las dominaciones oscuras tenían varios días sin aparecer. Así que estábamos un poco relajados y despreocupados, pero no era normal que las dominaciones oscuras se quedaran tranquilas después de la aniquilación de Shamal. El desapego de las dominaciones a mi existencia era completamente desconcertarte.
-¿Pasa algo?- me sorprende la voz de Hilal y me desconecta de mis pensamientos.
-Me preguntaba que pasaba con las dominaciones- realmente me preocupaban.
-¿Por qué?- su voz tomó un tono de seriedad.
-Nosotros estamos con la guardia baja, no tenemos estrategia, ni nada como eso- me preocupaba morir y no descubrir mi misión.
-Las estrategias no funcionan, recuerda que nadie sabe la identidad de las dominaciones y mucho menos los poderes otorgados por el rey- las palabras de Hilal resonaban en mis oídos y no podía dejar de pensar en lo indefensos que estábamos.
-Es verdad, pero me empiezo a preocupar por la situación- trataba de calmar a Hilal, pero yo seguía intranquila.
-No te preocupes todo estará bien, el príncipe ya te lo dijo, todo pasará y volverás a tu vida normal- ¿realmente era lo que yo quería o solo trataba de creer eso?
-¿Qué pasa si no quiero regresar?- mi respuesta tomó por sorpresa a mi amiga.
-¿De qué hablas?- su mirada era penetrante y perturbadora.
-Bueno que tal si yo quiero morir- no pensé en la respuesta, sólo salió de mis labios inconscientemente.
-No digas idioteces, todo mejorará- pensé que me golpearía para hacerme reaccionar.
Era muy sencillo para Hilal hablar de normalidad, pero yo ya no podía vivir en esas circunstancias, todo había cambiado, de alguna manera me gustaba la vida que llevaba actualmente y no quería que desapareciera, así que, pasó por mi mente la opción demorir. Tal vez de esa forma yo reencarnaría en situaciones diferentes y mucho mejores a las que tenía, pero aun así me estaba arriesgando mucho, que tal si después de esto mi vida mejoraría, de alguna manera ya no podía estar peor, no tenía nada que perder.
-¿Por qué pensar en la muerte?- mi amiga no podía creer lo que le había dicho.