El fin de semana había terminado de una manera muy favorable para mí, Hilal me ayudó mucho con mi misión. Todo estaba de maravilla, por un día había olvidado la amenaza de muerte. La mañana transcurría de manera muy normal, tomamos un baño, ambas preparamos el desayuno y un poco de fruta para el descanso, salimos de casa para tomar el autobús que nos llevaría al trabajo y llegamos a la tienda sin contratiempo. Como era de esperarse fuimos las primeras en llegar, la mayoría de los empleados llega un poco tarde los lunes, la jefa permite un retraso de diez minutos como máximo.
-El fin de semana estuvo bien- Hilal siempre estaba animada, sin importar el día de la semana.
-Bueno era de esperarse, no trabajé y dormí como nunca- miré con desagrado las cajas del almacén. Los lunes no eran precisamente mi día favorito.
-Tufin de semana fue muy bueno- era verdad, la felicidad se me escapaba por los poros de la piel, mi rostro se veía más fresco y feliz.
-Fue muy ilustrador- y un ligero suspiro se me escapó inconscientemente.
Poco a poco los compañeros empezaron a llegar y como es de esperarse las pláticas no se hicieron esperar, todos comentaban como habían pasado el fin de semana. La mayoría de mis compañeros tenían familia en la ciudad, estaban casados o tenían pareja, todos los lunes eran iguales. Pero éste lunes era diferente, yo había hecho algo nuevo y lo había disfrutado mucho.
-Después de la lluvia, el fin de semana pintó excelente- una compañera estaba emocionada, por su cara la había pasado muy bien con su novio.
-Me alegra por ti. Yo estuve en cama el fin de semana completo, pesque un resfriado. El día de la lluvia me empape- pobre compañero, se veía realmente enfermo.
-¡Buenos días! Ya es hora de abrir la tienda, ¿Dónde está Khasuba?, es tardísimo y todavía no llega- la jefa se percató de la ausencia de Khasuba y por su tono parecía estar de mal humor.
-Él está en el almacén, me está ayudando con unas cajas- me estaba convirtiendo en una experta en las mentiras. Aunque eso no me agradaba tenía que hacerlo por el bien de Khasuba.
La jefa se creyó mi mentira y se retiró a su oficina, pero los compañeros me recriminaron la mentira, me decían que no lo habían visto por ningún lado, todos se habían percatado de que estaba mintiendo, el ambiente se puso tenso para mí, pero Hilal llegó a mi rescate alegando que ellos no lo habían visto porque había llegado primero que ellos.
-Espero que eso los tranquilice y no vayan con la jefa- estaba preocupada por la situación.
-No te preocupes, la mayoría no va al almacén, claro a menos que los mande la jefa- Hilal trataba de tranquilizarme.
-Espero que Khasuba llegue pronto. La jefa lo correría si se da cuenta y a mí también por encubrir sus retardos- mi rostro mostraba preocupación y nerviosismo al mismo tiempo.
La tienda tenía la cantidad de clientes normales, algunas preguntaban por Khasuba, todas querían saber que había pasado con él, era normal, después de todo él era el responsable de las altas ventas en estos últimos días. Durante la mañana traté de complacer a las clientas lo más que podía, no quería que se dieran cuenta de la ausencia de Khasuba, así que inventaba cualquier pretexto para que dejaran de preguntar por él. La mañana se estaba poniendo pesada, yo estaba estresada y ya no sabía qué hacer, afortunadamente ya casi era la hora del arribo de Khasuba. Tenía que aguantar solamente media hora, las clientas eran muy insistentes con su ausencia. Lo único que se me ocurrió fue decir que estaba en el almacén sacando nueva mercancía y que empezaría atender después de las doce del mediodía.
-Él estará aquí después de las doce- las manos me sudaban por lo nerviosa que estaba, no quería que la jefa me escuchara diciendo tantas mentiras.
-Entonces volveremos después ¡vámonos chicas!- las clientas se marcharon de la tienda.
Después de un rato las clientas se empezaron a retirar y decían que volverían después. Definitivamente Khasuba era la razón por la que la cantidad de clientes había aumentado, su poder especial los atraía a la tienda. La jefa no había salido de su oficina desde que llegó, era algo muy raro en ella, ya que siempre se paseaba por los pasillos de la tienda, atendía a los clientes y se preocupaba por sus necesidades.
-Es muy raro que la jefa no salga de su oficina- todos estábamos preocupados por ella.
-Yo voy a ver si se le ofrece algo, a la hora del descanso siempre pide algo para comer- Hilal se ofreció para ir a su oficina.
Yo me quedé en la tienda atendiendo a un cliente y no me percataba de lo que estaba pasando con mis compañeros. Después de que el cliente salió de la tienda, Khasuba apareció en la puerta principal, traía puesto su uniforme y en su mano derecha cargaba el cetro de Janub, su guía desapareció al mismo tiempo que la luminosidad de la tienda.
-Qué bueno que llegaste, la mañana ha sido muy pesada- me acerco para tomar el cetro.
-¿Qué pasa?- su rostro se mostraba preocupado.
-La jefa te estaba buscando, los compañeros preguntaban por ti, creo que tienen sospechas. Y para colmo tus admiradoras no paraban de preguntar por ti- Khasuba se mostraba desconcertado.
-Entonces como siempre yo estaba en el almacén arreglando unas cajas ¿verdad? Iré a reportarme con la jefa- el príncipe era muy listo y ya entendía la dinámica diaria.
En el camino nos encontramos con Hilal, ella nos contó lo que comentaban los compañeros acerca de la jefa. Khasuba y yo coincidimos en que era extraño no verla en los pasillos, ella era muy activa y siempre estaba al pendiente de todo lo que pasaba. Los tres fuimos a la oficina a ver qué ocurría. Al tocar la puerta nadie respondía a nuestro llamado, eso nos preocupaba. La puerta estaba cerrada con llave por dentro y no podíamos abrirla, las llaves de la oficina sólo las tenía la jefa y no había otro juego de llaves. Intentamos abrirla con un pasador, pero nada funcionaba, la desesperación empezaba a inundarnos y la impotencia se veía reflejada en nuestros rostros. Khasuba decidió tirar la puerta con una patada, pero no lo logró al primer intento y eso lo frustraba mucho. Después de varios intentos la puerta empezó a ceder y se abrió.
Al entrar a la oficina ella estaba sentada en su silla, frente al monitor, pero éste no estaba encendido. La evidencia nos mostraba que la jefa no había trabajado en toda la mañana, su vista estaba perdida y su cuerpo estaba helado, parecía un cadáver viviente, su cabello estaba duro y su respiración era muy lenta.
-¿Qué está pasando aquí? ¿Qué le pasa?- yo estaba muy asustada.