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Capítulo 4

—¿Es enserio lo que dices? — Pregunto ya algo harta y cansada

Desde hace 6 años que mis padres no vienen a casa y cuando me llaman solo es para decirme que no podrán venir o para desarme feliz cumpleaños, aunque bueno el año pasado parece que se olvidaron completamente de mi cumpleaños pues ese día no recibí ningún regalo, conforme el tiempo pasa menos me llaman, menos se preocupan por mí.

—Cariño, enserio lo siento, pero te prometo que seguramente el siguiente año regresaremos a casa

—Madre — Suspiro — sabes ya ni siquiera sé si debería llamarte así, ya ni siquiera recuerdo sus rostros, el único recuerdo que me queda de ustedes es su habitación por que no dejaron nada mas que eso, se llevaron todo lo relacionado con ustedes — Sentí un nudo en la garganta y unas ganas de llorar inmensas, pero al mismo tiempo un odio profundo — Se fueron cuando más los necesitaba, ¿en verdad el trabajo te importa mas que tu propia hija? — Pregunte molesta

—Angela - Me habla con seriedad — Si tu padre y yo estamos trabajando tan arduamente es justamente por ti, para que tengas un futuro en el que no tengas que sufrir de hambre y tengas todo lo que necesitas, lo que menos deberías de hacer es no causarnos problemas.

— ¿Han pasado 6 años desde que ustedes se fueron? ¿Realmente que es en lo que trabajan? Ustedes nunca me han dicho en lo que trabajan, ni siquiera se en dónde han estado durante estos años, ¿por qué nunca me dicen nada?

—Ya te lo he repetido varias veces, es por tu seguridad y la nuestra

— ¡Al carajo la seguridad! — La interrumpo — No la necesito, yo necesito a mis padres

-Hija lo sé, pero realmente no podemos decirte esas cosas, al menos no ahora, por favor entiéndelo

— ¡Sabes que, los odio! Así que si me van a estar llamando cada que se les dé la gana dejen de hacerlo y dejen de molestarme de una buena vez — Cuelgo la llamada y sin poder soportarlo mas dejo salir esas lagrimas que había contenido durante casi toda la llamada

—————

Me dirigí a la cocina y saqué una leche de fresa del refrigerador, para después irme a mi habitación. Me cambie la ropa de la escuela por unos shorts algo cortos y una camisa larga que cubría los shorts.

Pasé algunas horas en mi cuarto viendo series y leyendo hasta que se hizo de noche y me volvió a dar hambre, por lo que volví a la cocina para buscar algo para comer, sin embargo, en la cocina encontré a aquel chico extraño, había pasado ya tanto tiempo que incluso ya se me había olvidado su existencia, pues el chico parece ser extremadamente silencioso.

—Creí que ya te habías ido, pero de igual forma me da lo mismo así que si ya encontraste lo que necesitas ya te puedes ir, por favor — Le digo sin tantos ánimos y queriendo que ya saliera de mi casa

—Aun no he terminado , aún falta que me prestes tus libros

—Ah cierto, espera ahorita te los doy

Abro el refrigerador y saco algo de comer para después regresar a mi habitación por los libros, sin embargo, él iba detrás de mí. Saco los libros y se los doy.

—Toma, puedes quedártelos realmente no me sirven de mucho

—No, los leeré y te los devolveré en un par de minutos — Se sienta en mi escritorio y comienza a leer

—Cierto a todo esto, no me has dicho tu nombre

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