12 lobos

Capítulo 7. Editado.

 

 

Los días siguientes tuvieron un transcurso tranquilo, la calma en ese hogar comenzaba a sentirse por primera vez en muchas semanas, tal vez sí podrían llegar a convivir como personas civilizadas sin tener que llegar a discutir cada cinco minutos. Ni el moreno ni la chica cruzaban sus miradas. Se evitaban a costa de todo. A pesar de que sus encuentros eran constantes y que en repetidas ocasiones se topaban en los pasillos, aun así, ninguno era capaz de detener al otro para poder hablar. Aun cuando ambos morían por compartir una charla. Era incomodo, pues la presencia del uno y el otro molestaba a ambos de una u otra forma se querían lejos, pero a la vez cerca, una relación de amor y odio imposible de describir, al menos hasta ahora ninguno de los dos tenía realmente claro lo que pasaba por sus cabezas.

El día estaba nublado, una fría brisa fresca pasaba por entre medio de las hojas de los árboles y un fuerte viento hacía que las ramas chocaran contra las ventanas. Causando uno que otro susto a la chica, seguido de pequeños sobre saltos que terminaban con su corazón acelerado y unos cuantos rayones al boceto que tenía en su libreta.  La joven chica estaba sentada junto a uno de los grandes ventanales, manteniendo sus piernas abrazadas en todo momento, sobre sus piernas una manta cálida y a su lado una taza de café caliente, además de su portafolio con los nuevos diseños que había creado, inspirados en aquella disfuncional casa, sus nuevos vestidos estaban listos y esperaba que estos causaran sensación.

Estaba tranquila mirando hacia las profundidades del bosque, disfrutando de ese frio de inicio de invierno. Esperaba ver pronto la nieve caer, seguramente aquel prado se veía hermoso cubierto de blanco. No prestaba mucha atención a lo que acontecía a su alrededor. Una sombra interrumpió su tranquilidad, aquel silencio que le acompañaba. La jalo hacia el botando la taza de café al suelo, la misma que se rompió en varios pedazos, esparciendo el caliente líquido por el suelo de madera.

  • Sh… tranquila, no te muevas. — Mauro, estaba tras ella, apoyando una de sus manos contra la boca de la chica para evitar que esta gritará, no iba a dañarla, no eran sus intenciones. —  Quieta.
  • ¿Qué pasa? –Pregunto asustada al chico, sus piernas temblaban, pues su mente se llenó de pensamientos. Trago en seco mientras intentaba regular su respiración.
  • Callada, algo está en el bosque, te quiere a ti. Así que, por favor, silencio. – Susurro contra su oído. Confía en mí.

Mauro era el telepata de la familia, era quien se encargaba de saber los planes del enemigo. Razón por la cual era uno de los mejores elementos de la familia. Uno de los eslabones más fuertes junto a Philiph. Mauro era uno de los hermanos más altos de la familia, poseía rasgos toscos, pero al igual que los demás era atractivo. No tenía un cuerpo tan tonificado, era delgado, pero eso no quitaba la fuerza sobrehumana que poseía. Tenía su rostro cubierto de lunares, tantos que podía pasar una vida contando estos. Amelie giro la vista encontrándose con los ojos de este, no estaban al rojo vivo, ahora mostraban su verdadero color. Tenía heterocromía, uno de color azulado y el otro marrón. Mauro le dedico una sonrisa dejando ver los hoyuelos en sus mejillas, tan solo para darle tranquilidad.

  • ¿A m… — No alcanzó a pronunciar palabra alguna ya que el alto cubrió una vez más la boca de la chica jalándola luego hacia las grandes cortinas para mantenerla oculta.
  • Guarda silencio, te lo pido. Confía en mí y quédate a mi lado. Tienes que confiar en mí. – Amelie asintió con un movimiento de cabeza. Se quedo quieta y en silencio, sintiéndose completamente a salvo en los brazos de aquel chico.

Los demás hermanos no tardaron en aparecer. Aquel chico de grandes mejillas y mirada angelical; solo la mirada claro, sostuvo su mano para que intentara calmarse, solo le dedico una sonrisa y esta logro calmar sus nervios. Sam al lograr calmarla se retiró sin pronunciar palabra alguna, no era de los más habladores. Dante, se acercó a ella rodeándole con sus brazos luego de que Mauro la dejara ir. Debían bajo cualquier método ocultar el aroma de la chica, ese delicioso perfume que emitía su cuerpo, aquella adictiva fragancia que comenzaba a atraer la atención de un montón de depredadores, quienes lo que querían era tener ese cuerpo en sus manos o garras. Destrozarlo, miembro por miembro. La compasión no era parte de los pensamientos de esas criaturas. La sangre de Amelie era especial, mucho más de lo que ella pensaba, no era tan ordinaria. André se abrió paso entre los hermanos hasta quedar en el centro de la sala. Amelie no necesitaba tener ninguna clase de don para darse cuenta de que el mayor de los hermanos estaba angustiado, podía notarlo en su mirada.

  • Logan, tú eres el que emite el olor más fuerte, te quedarás junto a Amelie.
  • Vale, lo hare. —  De mala gana Logan avanzo hasta la entrada de la casa.
  • No entiendo ¿De qué rayos están hablando? ¿Qué pasa? ¿Porque debo estar cerca de él?
  • Deja de hacer tantas preguntas estúpidas, salvaremos tu vida… otra vez. Así que será mejor que escuches bien y cierres tu boca. Tsk…— Gruño Caleb bastante furioso por lo que estaba por pasar.
  • No es necesario que le hables así. Esta confundida, es normal que tenga dudas. —  Dante alzo la mirada viendo molesto a su hermano. Caleb solo refunfuño avanzando hacia la ventana para poder ver el bosque, esperando que esa criatura no estuviera afuera. —  Preciosa, afuera hay una criatura, es un demonio, viene por ti, no sabemos la razón, aunque lo más seguro es que sea por el aroma que emana de tu cuerpo.
  • ¿Puedo confiar en él?
  • Confía en mí linda, además si dejo que algo malo te pase, Dante me matara de una forma tan desagradable que prefiero no arriesgarme, así que no hay opción. Debes confiar en mí. – Logan rodo los ojos, frustrado y molesto. Odiaba ayudar, prefería mantenerse alejado, pero esta vez se veía obligado a cooperar en una causa que no era de su interés.
  • Logan, tienes que llevarla a la cabaña en la colina ahí estarán ocultos y a salvo, por lo menos hasta que logremos acabar con esa cosa. — Nuevamente hablo André. —  Philiph, Mauro, Taylor, Dante y Caleb se mantendrán aquí, prepárense para pelear, son los más fuertes, defiendan nuestro hogar. Sam, Anton, Lucius, escoltaran a Logan hasta la casa, por favor tengan mucho cuidado, Sam si algo pasa, usa tu don.  – Además de calmar a las personas con su tacto, Sam podía hacer más. Todos se quedaron viendo, Sam no solía usar su Don, más porque era algo que no le agradaba. Podía cambiar su cuerpo a un tamaño descomunal, una bestia que solo había sido vista un par de veces. Sam era pacífico, silencioso y calmado. Su contra parte era agresivo, violento y despiadado, una criatura sin piedad por la vida. —  August, Robert y yo iremos en busca de nuestro Clan aliado, creo que en este momento necesitamos ayuda, tengo el ligero presentimiento de que ese demonio no está solo y bueno mis presentimientos nunca fallan ¿Quedo claro? — Todos asintieron a la orden y el plan que el mayor tenía en mente.




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