12 lobos

Capítulo 11. Editado.

 

Tal como aquel chico había dicho el viaje era largo, más de lo que esperaban y peligroso, un montón de criaturas y un camino lleno de obstáculos que eran difíciles de superar para aquella chica. Llevaban ya semanas caminando y durmiendo mal, al menos para ella era una dificultad. Había perdido incluso algo de peso debido a la mala alimentación y su teléfono había muerto hace días.

 

Grandes rocas y uno que otro rio lleno de rápidos bastante difícil de cruzar para una humana. Nuevamente estaban acampando esta vez en una caverna a la orilla de un rio rodeado de flores silvestres, nuevos aromas y colores que lograban cautivarla, con simples cosas lograba olvidar todo lo malo que estaba siendo ese viaje. El canto de las aves se escuchaba en todo el lugar, de igual forma pequeños animales que recorrían los grandes bosques. El lugar perfecto para reposar.

Aquella joven aprovechando la tranquilidad de la noche y que por fin estaba a solas, dejo todas sus prendas a un lado sin sospechar que era observada por el moreno. Caleb se mantuvo oculto entre los arbustos, viendo de reojo la silueta ajena, no quería parecer un pervertido, pero le era inevitable no admirar su belleza. Retiro todas sus prendas antes de arrojarse al interior de aquel rio comenzando a nadar para relajarse un rato, el agua estaba fresca y con una temperatura agradable, necesitaba darse un buen baño, llevaba días sin hacerlo y ya comenzaba a oler como un sucio perro, sin ofender a sus acompañantes claro.

Alzo la mirada hacia el cielo, viendo lo estrellado de este y la brillante luna, era una vista hermosa, no había visto cielo más despejado y claro. En la ciudad era difícil disfrutar de esa vista. Al girar la vista diviso una figura entre los árboles la cual comenzó a avanzar a paso lento hacia ella. Suspiro aliviada al darse cuenta de que solo se trataba del moreno. Caleb avanzo a paso lento hacia la orilla del agua, sus ojos conectaron antes de que el comenzará a desprenderse de sus galas dejando estas junto a una roca antes de saltar al agua nadando justo hacia donde se encontraba la rubia.

Los ojos de ambos se encontraron por una breve fracción de segundo, suficiente para mover su mundo, podía sentirse sienta tensión entre ambos, un silencio que, al contrario de ser incomodo, era bastante agradable. Pero en el fondo ambos tenían claro que el estar juntos, más en las condiciones en las que estaban, no era lo mejor, no podían ser vistos así.

Amelie apreció por un momento al hombre lobo frente a ella, su cabello largo sobre sus hombros, algunos mechones mojados sobre su frente y las cicatrices que adornaban gran parte de su piel. Sus brazos y hombros cubiertos de marcas, sobre su hombro izquierdo un tatuaje, una espiral de espinas. Caleb, era hermoso y no había tenido la posibilidad de apreciar aquello, pues su mal genio era un gran impedimento para poder ver aquellas cualidades positivas que el poseía. Tenía demasiadas, pero se había vuelto alguien frío con el pasar de los años, la sombra de los recuerdos le habían vuelto de esa manera.

  • Vete.
  • No quiero.
  • Caleb, hablo en serio. Vete. Quiero estar a solas, aunque sea por un rato, joder. Estoy cansada. — Dijo algo molesta y avergonzada por estar sin prenda alguna frente, al contrario. Se hundió lo suficiente hasta estar con el agua hasta el cuello.
  • ¿Qué harás si me acerco más? — Dijo en lo que se acercaba tomando uno de los mechones de su cabello para olfatear este.
  • Déjame o gritare.
  • De nada te serviría, Dante y Mauro fueron a cazar y los vampiros andan en lo suyo. No hay nadie cerca. Solo estamos tú y yo…
  • Aun así, alguien puede escucharme.
  • Nadie lo hará, además no te hare nada. Solo quiero intentar algo… por favor, Amelie. – Trago saliva al tenerlo demasiado cerca. – no grites…

Se inclinó hacia la chica dejando un casto beso sobre sus rosados labios, un escalofrió le recorrió la espina dorsal ante el beso por parte del contrario, sintió como una corriente eléctrica le recorría todo el cuerpo, se sentía a gusto, pero aquello no era correcto. Pero por alguna razón no podía alejarse, necesitaba seguir, continúo besando sus labios rodeando con ambos brazos el cuello ajeno. Sintiendo el cálido contacto de su morena piel rozarse contra la propia. La piel le ardía al tenerlo así de cerca. El calor de Caleb la estaba quemando, pero era una de las sensaciones más agradables del mundo, estar entre sus brazos se sentía como magia. La desnudez de ambos hacía que ese beso se volviera mucho más apasionado. Caleb estaba tocando por primera vez el cielo, el besar a Amelie sin lugar a duda era la mejor sensación de todas, sus labios encajaban a la perfección con los propios y sus grandes manos se amoldaban en su cintura. Estaban hechos para estar juntos. Lentamente se apartaron, Amelie mantenía los ojos cerrados, sin poder creer lo que acababa de hacer.

  • ¿Por qué correspondes? — Susurro sobre sus labios, sostuvo su mentón obligándola a que viera sus ojos.
  • No lo sé, pero esto no está bien.
  • Lo sé, estoy traicionado… estamos traicionando a Dante.
  • Yo…

Ambos se alejaron al instante, el lobo en un rápido movimiento se separó de la chica quien se mantuvo en el agua, el por su parte salió del rio para tomar sus prendas y perderse nuevamente en la oscuridad del bosque. La rubia se sumergió antes de salir del agua en dirección hacia la caverna en donde esperaba una pequeña fogata.




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