12 lobos

Capítulo 13- Editado.

Negó con la cabeza dejando pequeños besos sobre los hombros de la chica, provocando un leve escalofrío recorrer cada parte de su piel. El moreno continuaba provocando sensaciones en su cuerpo y ese deseo sexual aumentaba a medida que sus labios y dedos tocaban su piel. La piel de Caleb se sentía aún más caliente contra su cuerpo, perdería la cabeza si continuaba de esa manera. La humedad se hacía presente a medida que este continuaba rozando cada parte de su piel.

 

Con sus dedos acaricio la fina cintura de la chica antes de acomodarse de mejor forma entre sus piernas, sostuvo las manos de la fémina posando estas sobre su cabeza, teniendo a esta a su total merced. Estaba totalmente sumisa ante el moreno. Una sonrisa apareció sobre sus labios antes de dejar un corto beso sobre su mentón y así alejarse poco a poco para terminar levantándose de la cama. Extendió su mano para ayudarla a ponerse de pie, por un momento se negó, pues esperaba a que algo más sucediera. Quería llegar a más con él. De la mala gana sostuvo la mano del mayor poniéndose de pie. Cogió el vestido y una vez que esta se lo puso, se posiciono tras ella para poder subir aquel cierre, con delicadeza quito sus largos cabellos hacia un costado, subiendo luego el cierre.  Deposito un par de besos sobre su nuca provocándole un sinfín de sensaciones.

  • Listo. – Susurro sobre su oído. Caleb podía ser demasiado seductor y estaba disfrutando como nunca tentar a la rubia. – te veo abajo.

El moreno salto por la escalera con suma habilidad, llegando rápido al primer nivel, en donde algunos pobladores ya terminaban de poner las cosas de comer sobre la mesa, era mucha comida solo para una humana, aunque por el momento los únicos que sabían la naturaleza de los hermanos era Amelie y el grupo de vampiros. Y era mejor que se mantuviera así, pues los habitantes de aquella villa temían a los hombres lobo. Conocían a la perfección su naturaleza destructiva y asesina de estos. En varias ocasiones aquella aldea había sido atacada por clanes de lobos. Razón por la que eran temidos y repudiados. La fama de estos perduraba con el pasar de los años, aun como leyendas urbanas, aun así, eran precavidos.

Amelie bajo finalmente por la escalera hacia la sala, con algo de torpeza gracias a lo largo de ese vestido, en más de una ocasión estuvo a punto de rodas por la misma, pues el vestido se le enredaba con sus zapatos. Al llegar abajo las miradas se posaron sobre ella, en especial Caleb que estaba encantado, ese vestido resaltaba la palidez de su piel. Era preciosa.

  • Necesito unas tijeras, ya.
  • ¿Para qué? –Cuestiono Caleb alzando una de sus cejas.
  • Para cortar este maldito vestido, es demasiado largo.
  • Ven acá. — El moreno se acercó a la chica quedando de rodillas frente a ella y con sus manos rasgo el vestido hasta la altura de las rodillas dejando parte de sus largas piernas a la vista. Caleb paso sus dedos por su pantorrilla subiendo lentamente por su muslo mientras se ponía de pie, provocando de inmediato un escalofrío en el cuerpo de la menor, mordió su labio inferior ante la agradable sensación que se apodero de ella. —  ¿Mejor?
  • Mucho mejor. – Dijo en un suspiro ahogado debido al placer que se estaba apoderando de ella.
  • La comida esta lista para usted princesa. Nos quedan dos días de viaje y sería bueno que se alimentara correctamente para evitar más retrasos. Necesita recuperar al energía que ha perdido durante estas semanas.

Luego de comer todo lo que le habían dado, ayudo a limpiar un poco, odiaba sentirse inservible. Todo lo que comió estaba realmente delicioso, sabores nuevos que habían hecho estallar su paladar. Subió nuevamente hacia el dormitorio en donde se despojó nuevamente de sus prendas y se acomodó para dormir cubierta de aquellas gruesas mantas de lana que le ayudarían a escapar del frio de la noche. Sus ojos se estaban cerrando, más al sentir el contacto de la piel del moreno contra su espalda despertó al instante, una sonrisa apareció sobre sus labios. Antes de girar y quedar frente a frente. La cálida piel del mayor era mucho mejor que cualquiera de esas mantas sobre su cuerpo.

  • Duerme. — Dijo el moreno quien dio un ligero golpe en la frente de la chica misma que frunció el ceño. Quien sin oponerse a su orden cerro los ojos para poder quedarse profundamente dormida. Con una enorme sonrisa en sus labios, al igual que su amante que seguía sin creer que la tenia de esa forma entre sus brazos, su paciencia había dado frutos, ahora era dueño de sus besos.

Por otro lado, muy lejos de donde ella se encontraba, cerca de la mansión de la familia, Dante cambiaba a su forma humana para poder avanzar hacia la casa luego de haber corrido sin pausa por varios días, en ese lugar se encontraban 9 de los hermanos quienes simplemente hacían sus cosas como cada día, algunos leían los viejos libros de la biblioteca, otros veían con curiosidad la computadora de Amelie intentando descubrir como esa cosa funcionaba, Logan y Lucius estaban fascinados viendo las películas que la rubia tenía.

Desde que los cuatro habían partido en aquella especie de cruzada. Su largo camino desde la caverna le había dejado exhausto, sentía las piernas acalambradas y el hambre se estaba apoderando de él. No había cazado en semanas y se sentía débil. Se quedo un momento afuera, regulo su respiración pues sabía bien que las cosas se podrían feas después de eso, pero Dante era despreocupado, jamás le había importado enfrentarse a sus hermanos, ni siquiera le importaba si se lastimaban entre sí.

  • Hola a todos. — Dijo Dante mientras ingresaba a la casa. —  
  • ¿Y tú que haces aquí?  ¿Dónde están los demás? — Pregunto el mayor de los hermanos avanzando hacia el castaño, quien solo apoyo su espalda contra la pared, totalmente despreocupado, sin interés alguno por lo que había pasado. No tenía intención alguna de contar todo lo que había hecho.
  • Ah, pues siguen su camino, creo. No tengo idea de donde están. Les perdí el rastro después de unas horas. Pueden estar vivos o no ¿Quién sabe?
  • ¿Qué paso? –Cuestiono nuevamente André— .
  • Larga historia, ah estoy tan cansado. Si me necesitan para algo, estaré en mis aposentos, me daré un baño y dormiré un poco antes de ir a cazar, ah estoy realmente cansado. — Comento en lo que comenzaba a caminar hacia su dormitorio.
  • Debes contarnos todo. —  Ordeno el líder del clan haciendo que el menor se detuviera de inmediato. Pues no podía hacer nada ante la orden de su hermano. La orden del alfa siempre debían ser obedecidas. Un gruñido escapo de su boca antes de girar nuevamente hacia donde ellos estaban. –




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