12 lobos

Capítulo 17. Editado.

Se mantuvieron en esa misma posición antes de levantarse, la rubia avanzo a paso lento cubriendo su cuerpo con una sábana hasta el cuarto de baño, ya ahí se metió dentro de la tina ya preparada con suficiente agua tibia, la suficiente para quitar el sudor de su cuerpo y aliviar un poco el dolor que se mantenía aun en su zona intima luego de aquel apasionado encuentro. Se abrazo a sí misma esbozando una amplia sonrisa, estaba feliz, aunque algo avergonzada por ver a los hermanos del mayor. Cosa que solo provocaba leves escalofríos es todo su cuerpo.

Salió de la ducha, aliviada de que el mayor no estuviera en el cuarto. Ciertamente estaba avergonzada por todo lo que había pasado. Fue hasta su closet sacando del mismo ropa limpia para ella misma y claro para reemplazar las sábanas de la cama que estaban cubiertas de ambos. Cubrió su rostro avergonzada, antes de abrir los ojos nuevamente para terminar de arreglar aquel desastre. Esperando que nadie la viera raro, ni mucho menos le hicieran comentarios fuera de lugar, bajo a la sala en donde se encontraban reunidos los hermanos. Sin ver a nadie, se dio la media vuelta para ir hacia la cocina en donde se encerró para poder cocinar algo, tenía hambre, bastante.

De la nevera saco un trozo de pollo, el que dejo en una fuente con agua para poder descongelar, además de vegetales, y algunas setas que había recogido en el campo. Limpio todo bien, y en un sartén grande puso todo para que se cocinara a fuego lento. En una pequeña olla comenzó a cocer algunos fideos, una comida liviana, pero deliciosa. Como habían dicho, debía recuperar las energías que había perdido durante las últimas semanas. Sirvió un poco de aquella comida en un plato tomando asiento en uno de los asiento de la cocina. Iba a llevar su primer bocado a la boca cuando fue interrumpida por André. Torció sus labios un momento ante aquella molesta interrupción.

  • ¿Podemos hablar un momento?
  • Ah ¿Puede ser después de que coma?
  • Prefiero que sea ahora. Como dije, será solo un momento.
  • Mh, de acuerdo ¿Qué pasa? — Cuestiono la chica con cierta molestia pues su cena había sido interrumpida. André con toda la calma que lo caracterizaba tomo asiento frente a ella.
  • Las cosas están raras aquí, te has dado cuenta supongo, no sabemos si empeoraran o van a mejorar. La verdad ya ni siquiera sé que va a pasar con nosotros. Ya desterré a uno de mis hermanos y créeme que eso es lo peor que he hecho desde hace mucho y no quiero tener que perder a otro de ellos. Mi familia es lo más importante para mí. Mis hermanos, son lo que me mantiene vivo. – Hizo una pausa mientras un par de suspiros escapaban de su boca. – Hice una promesa a mis padres antes de que partieran de este mundo, que cuidaría de mis hermanos con mi vida si hacía falta, que usaría todos los recursos necesarios para que estuvieran a salvo.
  • No entiendo. — Cuestiono confundida a causa de las palabras por parte del chico. —  
  • Es fácil, bueno al menos lo es para mí. — Puso una bolsa grande sobre la mesa la que contenía oro, joyas valiosas y dinero. Una gran cantidad de dinero. —  Quiero que tomes tus cosas y te marches. Ahora te estoy comprando la casa.
  • Entiendo. Si eso deseas, me iré. Sé que he causado suficientes problemas y lo lamento. No aceptare tu pago. Solo me iré y ya.
  • Quiero que lo aceptes, es por mi honor. — La chica asintió, su apetito había desaparecido por completo. Y sin decir palabra alguna cogió aquella bolsa y se fue de regreso a su cuarto arrojando la bolsa sobre la cama. No le molestaba en absoluto, pues ella tenía la idea de venderla, solo que no esperaba que André tomara la decisión tan apresuradamente.

 

No podía oponer resistencia alguna, pues tenía bien en claro que las cosas que estaban pasando eran exclusivamente su culpa. Si ella no hubiera llegado a ese lugar, nada de eso estaría pasando, pero por otra parte jamás hubiera conocido al moreno, ese idiota que le había hecho la vida imposible y miserable ahora era la persona más importante de toda su vida.

Ya en el cuarto, cerró la puerta con seguro dejándose caer al suelo comenzando a llorar de inmediato, se sentía tonta y su corazón poco a poco se estaba muriendo, de forma lenta y dolorosa. Estuvo así unos cinco minutos, nuevamente de pie comenzó a sacar toda su ropa del armario, de debajo de la cama saco la maleta para poder guardar todo, incluyendo aquella bolsa con las riquezas que le había otorgado el mayor de los hermanos. Ya con todo listo se colgó un bolso al hombro, y con su mano comenzó a arrastrar la maleta por el pasillo hasta las escaleras, en donde solo dejo caer esta cuesta abajo llamando de inmediato la atención de la familia. Ya tendría tiempo para sacar el resto de sus pertenencias del estudio.

  • ¿A dónde vas? — Apareció Caleb desde la sala al escuchar el estruendo que había provocado la caída de la maleta.
  • Me voy de aquí, André, me pidió que me fuera.
  • No puede hacer eso, es tu casa.
  • La compro. Esta en su derecho de exigir que me vaya y yo me iré sin problemas.
  • Me iré contigo.
  • No tienes que venir. Tu perteneces aquí, no vas a encajar en donde yo vivo.
  • No te estoy preguntando. Iré, aunque no quieras, aunque se bien que en el fondo quieres que vaya contigo. Pertenezco en donde tú estés. Ahora dame ese bolso, lo llevare a tu camioneta.
  • Pero está descompuesta.
  • Estaba. – giro hacia sus hermanos. —  ¿Alguno podría ayudarme con las cosas de su estudio?




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