12 lobos. La historia de Jun.

Capítulo 9

Junto a Na Hee subimos a mi auto para comenzar a conducir hacia al ciudad, ella necesita cosas de chica, lleva ya varios días con las misma ropa y bueno, en casa solo hay cosas de chico. Al llegar a la carretera comencé a conducir a toda velocidad, me gusta conducir rápido, y al parecer a ella igual, pues su sonrisa así me lo daba a entender, y su pelo al viento, ella, se ve hermosa así. Curve mis labios formando una torpe sonrisa, intentando mantener mis pensamientos en calma, ella, me gusta, ahora no tengo duda de eso. Y yo también a ella.

 

Pasado un rato llegamos a la ciudad directo hacia el centro comercial, aparque el auto entre los demás, bajando para poder abrir la puerta para ella. Creo que no esta acostumbrada a ese tipo de caballerismo, pero no puedo evitarlo, fui educado como un caballero, además las novelas románticas que pasaba leyendo durante mis horas de estudio me enseñaron bastante cosas que ahora puedo aplicarlas en estos momentos, en la que supongo, es nuestra primera cita. Ella, sostuvo mi mano con firmeza y de igual forma correspondí a su agarre sin causarle daño por la fuerza que poseo. Juntos avanzamos a paso lento por el lugar, las miradas no tardaron en hacerse presentes, pues creo que ambos somos bastante guapos, yo, poseo belleza natural, según mi tío Lu, mis facciones son perfectas. Y ella, bueno, todo de ella es hermoso.

 

El lugar era inmenso, es la primera vez que entro a un centro comercial con tantas personas, espero no hacer un espectáculo dentro de este lugar. Ella me jalo hacia una tienda, de las tantas disponibles para poder comprar. La emoción en su rostro era de felicidad, al igual que sus pensamientos. Si, le prometí no leer su mente, pero es imposible no hacerlo, es como una conexión inevitable, que me mantiene conectado a su mente por simple inercia. Mi mente esta conectada a la suya.

 

Pasamos gran parte del día de compras, y ahora, me siento algo aburrido. Tanto dar vueltas por todo el lugar, cargado de bolsas repletas con ropa, maquillaje, y otras tantas cosas. Quiero ir a casa, comer algo y descansar. La noche comenzó a caer sobre la ciudad, juntos fuimos hacia un mirador, el mismo en donde había tenido ese altercado durante mi primera visita en la ciudad. Los recuerdos no tardaron en hacerse presentes, como una ráfaga, mi cuerpo ardiendo por dentro, y aquella descontrolada metamorfosis que se apodero de mi. Perdí el control, y mate a algunas personas, aunque ciertamente no me arrepiento de lo sucedido, no era inocentes, y de cierta forma, todo eso tuvo buenos frutos, pues conocí a Na Hee, mi primer amor. Eso me tiene lleno de ¿Felicidad? Supongo que si es eso.

 

Estaba distraído, centrado en mis pensamientos mas profundos. Solo reaccione al sentir el cálido contacto de sus labios sobre mi mejilla haciéndome sentir bastante bobo.

  • ¿En que piensas?
  • En la primera vez que vine a la ciudad y las cosas que pasaron.
  • Son recuerdos del pasado ¿Sí?
  • Lo se. Intentare no pensar en esas cosas.

 

Me incline hacia ella sosteniendo su rostro entre mis manos, con mis pulgares roce sus mejillas antes de terminar rozando mis labios con los ajenos, terminando en un beso, atrape su labio inferior entre los propios, succionando el mismo hasta dejarlo ligeramente hinchado y con un tono rojizo, apenas notorio.

  • Vamos a casa. Estoy cansada.
  • Como no vas a estarlo. Estuviste casi corriendo de aquí para allá.

 

Le dedique una sonrisa antes de encender nuevamente el vehículo para comenzar a conducir en dirección a casa. El viaje era largo, por lo que llegamos pasada la media noche. Las luces de las velas relucían por las enormes ventanas de cristal y en el cielo resplandecía la luna llena. Aparque el auto, pero me mantuve quieto en el interior al percibir un aroma desconocido, mis sentidos están mejor desarrollados que los de mis tíos, y mi padre, pero aun así no entiendo como no han logrado captar ese aroma. Abrí mi mente esperando a que mi tío Chanyeol captara mis pensamientos y se percatará de lo que estaba sintiendo. Cerré los ojos prestando atención a lo que estuviese cerca. Estaba a unos cuantos kilómetros, pero aun así no era seguro. Aquel aroma desconocido no me daba buena espina.

  • ¿Pasa algo?
  • No, tranquila. Vamos adentro.




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