14 días para decirte que te amo

Capítulo Uno: La reina de los gatos.

Narra Valdivina.

 

Martes, 31 de enero de 2023.

 

 Esas frases de “Lo peor de todo era lo que se querían para saber amar“ “El problema era que por tener miedo a perder no lucharon por su amor“ “Él quería a su amiga, ella lo quería a él, pero ninguno de los dos era tan valiente“ eran el tipo de frases que nos definían a mi y a Paulo.

 

 Yo amaba a Paulo y me fijaba muy bien en la manera en la que él me miraba, con amor, siempre cumplía cada uno de mis caprichos. Paulo era la única persona con la que me daba el lujo de sacar mis caprichos, por eso, yo lo amaba, sin embargo si llegará el día en el que él me hablara sabía muy bien que lo iba a rechazar.

 

 Con Paulo siempre tenía presente el ¿Y si lo intentamos, fracasamos, nos rompemos y no logramos recuperarnos? ¿Y si por intentarlo perdemos lo que ya tenemos?

 

 No. No podía arriesgarme. 

 

 En el fondo, sabía que a él le pasaba lo mismo, aunque nunca me lo hubiera dicho. 

 

 Mi relación con Omar y Paulo era del tipo que al vernos ya sabíamos lo que pasaba por la mente del otro, nos conocíamos desde bien pequeños y estábamos acostumbrados a interactuar con el otro para cada cuestión. “Te conozco como la palma de mi mano“ esa frase me pegaba muy bien con ellos dos y a ellos conmigo.

 

Bzz... Bzz...

 

 Estiré mi mano para alcanzar el teléfono. Era Renata. Ahogue un grito al ver su mensaje.

 

 —¡No es broma, ¿Verdad! ¡Dime qué no es broma! —chille. A nadie en específico. Estaba en la tina de baño, sola, cuando ya debería de estar preparándome para la universidad.

 

 Okey. Listo. Hora de buscar a Paulo.

 

 🥊🥊🥊

 

 Cambiarme de ropa me tomo un rato, meditando bien que ropa ponerme, le tuve que mandar un mensaje a Paulo de que me esperará en su casa. Me decidí por un pantalón negro y una camisa azul grisáceo con botones.

 

 Paulo me esperaba afuera de su casa, sentado en la cera. Se sentó en el asiento copiloto.

 

 —¿Asunto?

 

 No obtuvo más respuesta que una risita de mi parte.

 

 —¿Código?

 

 —1905 

 

Código 1905: Compras con mi mejor amiga.

 

 —Aunque nunca creí que lo usará, Renata es... —no es lo que es, lo que pasa es que hace mucho tiempo se rompió.

 

 Vi a Paulo registrar en su bolso para sacar un cuaderno y subrayar algo con un resaltador.

 

 —¿Qué haces? —curiosee.

 

 Él me señaló el cuaderno. Lo mire, seguía sin entender.

 

 —Tacho uno de los códigos que no hemos utilizados —dijo —Yo le digo códigos casi inusables —sonrei. Paulo y sus ideas, aunque solo era algo que veía yo. Eso era lo mejor.

 

 Seguimos el camino en completo silencio. Uno cómodo. Uno de nosotros. Paulo y Valdivina.

 

 —Hemos llegado —informe con una risita.

 

 —Ette... —rei. No podía dejar de hacerlo —Valdi... 

 

 Me heche aire con la mano en la cara, ya me empezaban a salir lágrimas de tanto reír.

 

 —Vale, lo pillo —sonrio —¿Irás por ella, la llamaras o... —la tercera opción —Esperaremos a que salgan? —por mi risa supo que era la tercera —Vale, vale. ¿A qué hora salen?

 

 Le enseñe mis manos mostrándole la hora. Paulo asintio con la cabeza.

 

 —Será un día muy largo... —murmuro dejando salir un bostezó y arreglando el asiento para recostarse.

 

 Me acerque y puse mi cabeza en su hombro, él paso un brazo por mi cintura y me atrajo hacia él quedando sentada en su regazo.

 

 —Es cómodo...

 

 Lo sentí asentir. Día largo, pero juntos.

 

🥊🥊🥊

 

 Paulo y yo nos encontrábamos jugando con nuestras manos, nada en particular, solo se basaba en chocar las manos y cuando pillabamos que el otro se distraía le dábamos un golpe en la frente.

 

 —¡Gane! —le di otro golpe y me pare.

 

 —Donde Manuel nos pille sentados en la cajuela de Eline nos va a matar —dijo poniéndose de pie a mi lado.

 

 Eline es el nombre que le tiene nuestro amigo Manuel de cariño a su auto.

 

 Una sonrisa de oreja a oreja se formó en mis labios. Ya había visto a Renata y Manuel. Salte en un momento encima de Renata, atrapandola con mis brazos.

 

 —¡¿Es en serio?? —chille. Renata me había dado una de las mejores noticias y la que pensé que nunca pediría —¡¿Nosotras dos?! ¡¿De compras?! —vale. Seguía sin creermelo —¡¡Claro que sí!! 

 

 La agarre del brazo y la arrastre conmigo. Al pasar por el lado de Paulo le dije mi decisión, loca, pero era de esperarse siendo yo:

 

 —Te vas con Manuel 

 

 Me senté el el asiento de piloto y Renata en el asiento trasero, el asiento copiloto siempre sería de Paulo, ni siquiera mis ligues se sientan ahí. Arranque el auto y al momento Renata empezó a chillar.

 

 —¡Valdivina, espérate! —me dió un golpe mínimo en el hombro —¡Manuel sigue con mi mochila! —sí, le haré un favor con eso —¡Valdivina! —de viaje con su mejor amiga —¡Qué así no tendré como pagar! 

 

 Tranqui, le pediré a Manuel que me transfiera dinero y así la conciente –indirectamente, al menos–.

 

 —No te angusties, yo brindo todo —afirme.

 

 La mire de reojo, tenía un puchero tierno. Estaba siendo ella, mi sonrisa paso a una llena de melancolía. Está era mi Renata. Mi mejor amiga. La original.

 

 —Me alegra que vuelvas a ser tu misma —murmure, bajito, para que mis lágrimas no salieran.

 

🥊🥊🥊

 

 ¿Qué les puedo decir del código 1905?

 

 Fue interesante. Más que todo fue yo arrastrando a Renata por todas las tiendas, comprando y saliendo con bolsas.



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En el texto hay: boxeo, piano, amigos amor celos

Editado: 22.02.2023

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