14 Tips Para Enamorar a mi mejor amigo.

Capitulo 6

Es más nunca había agua en este lugar.
Las instalaciones son muy buenas y jamás se riegan.

Empecé a caminar un poco más lento y a respirar con rapidez, sentía que mi corazón se me salía del pecho, también estaba nerviosa y no dejaba de pensar en que hacía Jean en mi casa.

—¡Cuidado Niña! —me gritaron.

Miré hacia abajo y hacia los lados buscando a quien me había hablado, era Alejandro. Me grito desde una esquina de la casa, estaba por aplastar unas rosas recién sembradas.

Fruncí las pestañas al ver plantas en el jardín
Me hice a un lado para no aplastar nada...
¿Porque hay plantas en mi jardín?
Observé el jardín este estaba lleno de plantas y flores, siento que me equivoqué de casa...

Alejandro estaba en la esquina de rodillas con guantes y muchas cosas de jardinería aun lado de él.

— ¿Qué haces? —me acerqué un poco interesada en lo que hacía.

Al parecer estaba tratando de arreglar la manguera de agua.

—Trabajando —respondió seco, sin hacerme mucho caso.

En pocas palabras sentí que me corrió, como si me dijera lárgate ya.

—Oh, fuiste tú el que regó agua —Afirmé.

Me parecía obvio, empezó a tener sentido porque según no tenía trabajo y estaba buscando uno. Además, esta todo sucio de la ropa y arreglando una manguera.

Bueno, había hecho algo bueno regando y sembrando plantas.

—Si —contestó luego de unos segundos.

—Para la otra usa una cubeta y no la manguera, desperdicias mucha agua —termine de decir y me retire para entrar a mi casa.

Definitivamente, No me agrada.

Al entrar mi madre me miró con una sonrisa llena de amor, se me hizo extraño, había una rara vibra en ella, como si escondiera lago.

— ¿Paso algo? —pregunté.

Puse mis manos en mi cintura, aún me sentía cansada y mis piernas temblaban. Tome dos respiros largos y profundos para calmar mi corazón un poco porque se salía de mi pecho y no precisamente por haber corrido.

—Jean vino a verte —dijo dándome el aviso de nuevo y quiñando un ojo.

— y ¿Dónde está? —pregunté con miedo e interés.

Mire la planta baja de la casa, no había rastro de Jean, solo mi mama y su rara forma de comportarse. Sentí un pequeño desanimo que hizo que hiciera una mueca, la idea de que ya se había ido invadió mi mente.

No lo había visto al entrar y no estaba en la planta baja de la casa.

Era obvio ¿No?

No logre alcanzarlo.

—Fue al baño —me contestó.

En ese momento sentí un brinco de alegría en mi corazón.

¡Lo había alcanzado!
Estaba en mi casa, en mi baño y bajaría por mis escaleras para...

¿Para qué?
¿Qué hace en mí casa?

Miré a mi mamá ya que se movió raro y eso me saco de mis pensamientos, la mire fijamente entrecerrando mis ojos.

— ¿Qué escondes? —le pregunté y me acerqué a ella para ver.

—Nada —contesto con nerviosismo, escuchar su voz solo me confirmo que ocultaba algo.

— Déjame ver —me di la vuelta detrás del sofá para ver.

Aunque mi mamá cómplice fue más rápida y se levantó del sofá. Sin dejar de mirarme y ocultando algo en su espalda.

¡Era una caja, pude visualizar una caja!

— ¡Lind! —exclamó Jean al bajar de las escaleras.

Di un brinco, me asusto escuchar su voz...

No respondí a su saludo, no por ser grosera, me quedé paralizada al verlo.
¿Por qué?
¡Traía la misma ropa que tenía puesta el día que lo conocí!

Y ahí todo empezó a tomar sentido.

¡Cumplíamos tres años de conocernos!

—Hey... —dije fingiendo entusiasmo, pero se notó que no había entusiasmo por mi parte— Te vez bien —dije para cambiar el tema.

—Tú te vez... Greñuda —dijo haciendo una voz chistosa mientras me miraba de pies a cabeza para escanearme.

No había vuelto a casa aún traía el uniforme, estaba toda despeinada y mal arreglada.

— Ya déjame, tonto —respondí riendo con pena.

—Bueno, sabes porque vine —sonrió bien bonito.

Esa es la única descripción que puedo dar.
Hermoso. Perfecto.

— ¿Para Lanzarme una pelota? —pregunté con ironía.

Cuando conocí a Jean, Fue porque me pegó con una pelota de Fútbol y yo se la avente en la cara.

—No, tonta. Ya pedí perdón por eso tantas veces.

— ¡Y seguirás pidiendo! ¡Me quedo una cicatriz!

—¡Eso es completamente falso! —se defendió respondiéndome de la misma manera.

Comenzamos a reír. Pelear por cosas tontas y reír es lo mejor que puede pasarle a cualquiera, relaja y enamora el alma.
Jean se pasó del lado de mi mamá y le quitó la caja que había visto.

¡Sabía que era una caja!
¿Por qué eres su cómplice mamá?

Mi madre se retiró de la sala y paso a la cocina, pero antes me guiño un ojo. Podía sentir como me gritaba "Suerte" desde todas partes.

Jean se sentó en el sofá y yo hice lo mismo, necesitaba un descanso.

Había una distancia entre nosotros, todo parecía normal, pero sentía distancia, muy aparte que él se sentó en la esquina derecha del sofá y yo en la izquierda dejando la caja en medio.

—Lind, sé que hubo una distancia entre nosotros —comenzó a decir. Que directo ¿Pero seguro que esa distancia desapareció? Porque yo la siento. — Y estabas sola y triste, no estuve para ti. Cómo te prometí. Me quiero disculpar por eso, Se que en ti aún existe en ti un sentimiento por mí y te quiero decir que... No dejaré de ser tu amigo —Sentí un punzón en mi pecho y como mi corazón se aceleraba al mismo tiempo.

No sabía si estar feliz o triste.
Jean empezaba a tomar en cuenta mis sentimientos, pero cada vez que hablamos del tema me duele. ¡Maldito corazón sensible! Y de nuevo había aclarado que seguíamos siendo mejores amigos.

— Gracias Jean —dije con un poco de felicidad.

—Y no quiero que estés sola de nuevo, así que cuando yo no esté tendrás a Jeansey —dijo sonriéndome.




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