14 Tips Para Enamorar a mi mejor amigo.

Capitulo 14

Vemos caras y corazones no sabemos, confiamos en nuestras familias, pero sus intenciones desconocemos.

Los secretos familiares son muy comunes, pero unos son más raros que otros...
Ese es el caso de la familia Dalyn, que ocultan algo...
Un secreto que existe desde hace cientos de años y que involucra parte de la historia de México.

La historia que no te contaron, porque nadie la conoce...

«25 años antes»

— ¡Es una orden! —Gritó un hombre dando un estruendo golpe en la mesa donde estaba comiendo con su familia.

Él era el señor Pavillini. Un sargento del ejército mexicano, que regreso a casa con la orden de comprometer a su hija con el hijo del coronel.
Pero como era de esperarse, su hija le respondió un "No" haciéndolo exaltar de furia, el hombre estaba apunto de golpear a su hija, pero su mujer se interpuso.

— ¡Cálmate Alfonso! —le dijo interrumpiendo la acción y reteniendo un pequeño golpe en el brazo.

El pelinegro trono su boca fastidiado e insultando a su paso, unos segundos después la puerta fue azotada dejando en claro que había salido.

La mujer miró a su hija que estaba llorando con miedo, ella Jamás pensó que un "No" haría enojar tanto a su padre, para la mayor su hija Emyl, era muy obediente y muy inteligente ya que tenía las mejores calificaciones del colegio al que asistía apresar de que este no fuera el mejor; ya que su padre no quería dejarla estudiar.

La madre de nombre Dalia, siempre había buscado la manera de sacar a su hija a delante obteniendo ella las consecuencias por desobedecer al machista de su marido.

La rubia a abrazo con fuerza a su hija y le susurro en el oído — Todo estará bien —para luego darle un beso en la frente.

Por otro lado, Emyl no podía dejar de llorar, a ver recibido esa orden de su padre la había asustado, ya que a sus 18 años era la primera vez que le llevaba la contraria a su padre y sabía bien que negarse no serviría de nada.

(...)

Unas semanas después...

Nada en la casa de los Pavillini había mejorado, todo era gritos y peleas que terminaban en golpes, el único escape de Emyl era la Universidad, pero ni estando ahí podía sentirse tranquila ya que debía prepararse para un cambio en su vida.

Empezando por alejarse de sus amigos mas cercanos y del chico que le gustaba, porque en esos tiempos no importaban los sentimientos.

—Emyl —le hablo una pelinegra muy sonriente, llevaba su cabello en dos trenzas.

Ella era su mejor amiga Moly.

— ¿Qué pasa? —le respondió la chica dejando de pensar y mirándola con una sonrisa real y sincera, aunque por dentro solo quería que las clases fueran eternas y no llegar al momento de regresar a casa.

— He observado que te has alejado de nosotros y en especial de Guillermo ¿Por qué? Pensé que te gustaba—le menciono amiga con curiosidad.

Emyl se sorprendió, tomo en cuenta que alejarse de sus compañeros y amigos sería muy obvio, pero no conto con lo rápido que lo notarían.

— Amm... Es porque estoy muy ocupada —le respondió con nerviosismo sin saber que escusa usar— Debo irme —le dijo, se levantó de donde estaba y salió corriendo.

La pelinegra se quedó observando a su amiga, preguntándose que le ocurría y porque actuaba tan diferente e igual que Moly, Guillermo sabía que algo pasaba con Emyl.
El la observaba a lo lejos, esperando el momento perfecto para acercarse a ella y esa oportunidad se presento cuando la chica escapo de su mejor amiga.

— ¡Espera Emyl! —gritó el rubio, perseguía a paso rápido a la castaña.

— ¡Aléjate! —le gritó esta, corriendo hacia el campo, buscando una manera de escapar.

No se sentía nada lista para hablar con ellos y despedirse.

— ¿Por qué? —le preguntó gritándole desde donde estaba tratando de alcanzarla.

La chica se quedó quieta por un momento, sus hombros parecían temblar y eso hacían, ella estaba temblando, por evitar llorar con una desesperación oculta.

— ¡Aléjate de mí! ¡No te quiero cerca! ¡Eres un bueno para nada, no mereces ser mi amigo! ¡Entiende que ya no quiero tener nada que ver contigo! ¡Ay mejores personas que tú! —dijo a Gritos. Con furia, una furia que no era de ella y se convertía en un dolor inmenso en ese instante.

Todos los presentes observaban lo que sucedía con sorpresa, Emyl era conocida en toda la escuela por ser una de las chicas más listas.

Ella miro a su alrededor dándose cuenta de lo que había hecho, miro al rubio que había dejado de correr y se había paralizado.

Su corazón latía cada vez más rápido, sus piernas temblaban, no podía pensar y ya no quería seguir allí por lo cual salió corriendo, huyendo del lugar con lágrimas en los ojos, dejando a su mejor amigo ahí, confundido, sin entender lo que sucedía.

— ¿Qué paso ahí? ¿Estás bien? —preguntó Moly al llegar con el chico, estaba un poco agitada y cansaba por correr.

—S-Se... Terminó —Tartamudeó. Sin encontrarle sentido a lo que acababa de decir la chica que le gustaba.

No eran una pareja, pero sintió un dolor y una presión en su pecho, conocido como un corazón roto.

Y después de lo ocurrido no se volvió a ver juntos a ese par de mejores amigos, una pareja que cuando los veías demostraban una amistad real y descubrías que el fondo ambos se gustaban.

Ahora cada uno caminaba por los pasillos por su cuenta.
Con miradas cruzadas pero ninguna palabra.

Guillermo intento acercarse a su mejor amiga, pero ella solo escapaba, hasta que dejo de intentar para respetar esa decisión que le partía el alma en dos pedazos.

Un mes después.

Emyl había cambiado mucho en el último mes, su bella sonrisa se había borrado, ahora solo iba de la escuela a su casa y viceversa, ya no era la chica alegre que entraba a la universidad irradiando luz.




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