15 dias en Nueva York

Capítulo 10

 

Lunes 5 de octubre de 2020

Entro corriendo a la habitación después de que Bruno me dejara en el portal. Hemos decidido ir cada uno por nuestra cuenta para no levantar sospechas, aunque ya veo que Lucia y Carla van a comenzar a inventarse teorías sobre cualquier romance con él. Seis minutos. Unos seis escasos minutos es el tiempo que tengo para cambiarme y coger el bikini y la toalla para la piscina.

Consigo llegar, aunque con algún minuto de retraso y es que, con el poco tiempo que llevo en el lugar, aun no sé muy bien las calles, y además la casa de Lucia se encuentra a las afueras, y me he perdido un poco. Apenas he tocado el timbre cuando oigo el coche de Adam detenerse. Al ver a los chicos, me acerco para saludarles. A Carla no la he visto en todo el día, se ha ido temprano, antes de que yo me despertara. En cuanto a Adam, sé que trabaja en la empresa, en márquetin, pero tampoco lo suelo ver mucho, al no estar en el mismo departamento, no coincidimos en los pasillos.

La misma Lucia es la que nos abre la puerta para recibirnos.

- Bienvenidos chicos a mi humilde hogar – dice señalando su vivienda – ahora llamo a Marta y Bruno que son los únicos que faltan.

No se me ocurre ningún adjetivo para describir la casa, pero humilde seguro que no, más bien es una mansión de más de cien metros cuadrados. Durante unos minutos hacemos un pequeño tour por las habitaciones de las diferentes plantas. La tercera es donde están todas las habitaciones de la casa, ya sea para invitados como para algún miembro de ésta y el resto en la segunda, donde además está la de la lavadora y la secadora. Por último, en la terraza de la última planta hay algunas máquinas de ejercicio tapadas con sabanas por encima. Supongo que Lucia solo viene aquí en verano y épocas especiales.

Volvemos a la entrada, donde Adam, Dylan se sientan en el sofá para ver el partido de baloncesto que va a empezar en breves, no sin antes coger una cerveza de la nevera. Nosotras hacemos lo mismo, pero en vez de ir al sofá nos sentamos las sillas que hay alrededor de la mesita del salón. La televisión no está muy alta y tampoco hacen mucho caso al programa, simplemente está de fondo mientras conversamos de diferentes temas.

- Lisa, puedo hablar contigo un segundo, necesito tu opinión. – me levanto y voy hacia el sillón donde está la chica.

- Ahora venimos.

- Salimos del salo hacia la habitación más alejada de la casa. Sé que, si Lucia o Carla escuchan esto, probablemente no pararán de halar del tema.

- No dejo de pensar en él. No sé si debería…

- ¿El quién?, ¿qué pasa?

- Bruno, eso es lo que me pasa.

- Mira, Bruno es un tío majo, y muy guapo, pero sinceramente, yo no tendría nada con él. Lo conozco desde hace años y él nunca ha sido de relaciones largas. La única relación que duró más de seis meses, fue con Amy, su exnovia. Según él, la estuvo utilizando durante el año y medio que llevaban saliendo. Se notaba que estaba enamorado de la chica, por eso su ruptura hace unos meses fue bastante dura.

Me sorprende la claridad con la que Lisa explica la historia de Bruno y esa chica. Me pregunto de que conocerá tan bien a Bruno, según me han dicho él llevaba un par de años sin ir a la empresa, y antes de eso había estado otros tres, es decir, unos cinco años en total.

- ¿De qué conoces a Bruno?

- Desde que éramos críos. Nuestros padres eran amigos, y es como si hubiéramos crecido juntos, aunque en diferentes casas y familias, pero nos veíamos muy a menudo. Además, fuimos al mismo instituto. Es una de las personas en quien más confío y viceversa. Suele contarme muchas cosas, y lo de Amy fue un tema que estuvimos hablando durante mucho tiempo. Incluso llegamos a salir, aunque apenas duro un mes. No hubo rencor ni nada, ambos sabíamos que lo nuestra era amistad solo eso.

- No me lo hubiera imaginado.

- Ahora no hablamos tanto, al menos directamente. Solemos hablar por mensajes, pero la confianza con él es increíble. No te conozco mucho Sandra, pero no pareces de las le guste las relaciones cortas. No es solo por el hecho de que esté prohibido, sino porque no quiero que te haga daño. Bruno está pasando por un bache y no sé qué tiene en mente, pero espero que lo solucione pronto y que estemos todos ahí cuando eso ocurra.

El timbre suena un par de veces antes de que la puerta del exterior se abrirá. Marta y Bruno llegan a la vez. Desde la ventana de la habitación puedo observar cómo entran por el umbral.

- Chicas, estamos todos en la piscina – avisa Lucia desde la primera planta.

Tras unos minutos hablando, salimos de la habitación para dirigirnos hacia la piscina, no sin antes ir al baño para cambiarnos.

Vuelvo al salón, aunque esta vez bajo conmigo un libro que me he traído de casa y el móvil. Salgo hacia la parte trasera de la casa. Tras bajar unos escalones de piedra, se extiende el césped del jardín y la piscina en un lado de este. Los chicos ya se han metido, y disfrutan del agua y su temperatura.

Me dirijo hacia donde están las chicas tumbadas sobre sus toallas. Lucia y Marta están con sus móviles, mientras que Lisa y Carla están con su portátil y un libro respectivamente. Abro el libro por donde había dejado el marcapáginas. La vida de la protagonista me recuerda a la mía, despistada y alocada se choca con el que se supone que es el amor de su vida. Sin embargo, una serie de acciones y hechos hacen que la pareja no se pueda decir lo que sienten el uno al otro realmente. Aun no la he acabado, pero espero que al menos la vida de Amelia, la protagonista, acabe de la mejor manera.




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