15 dias en Nueva York

Capítulo 14

Martes 6 de octubre de 2020

Me encuentro en el pasillo del backstage después de encontrar a Bruno en el camerino de John White. Todo está oscuro, salvo una ráfaga de luz que pasa al final del túnel, parece una puerta al exterior, es lo que necesito.

- Sandra, espera… - oigo decir a Bruno saliendo al pasillo. Por suerte me alejo un poco hasta que consigo ocultarme entre la oscuridad, pero aún sigo allí, a la espera de que alguno de ellos mencione algo que me pueda interesar.

- ¿Quién es? – no consigo reconocer esta voz. En la sala había tres personas: Bruno, John, y… uff, no sé quién era el otro. Podría ser su manager, pero parecía de la misma edad que Bruno, así que no creo que así fuera.

- ¿Una novia? – esta vez sí que la reconozco: John White. Inevitablemente sonrío al escuchar este último comentario.

- No papa, hace poco que Amy y él cortaron, pero creo que algo hay… – vuelve a decir aquella voz. Puede ser él, el propietario de la voz puede ser su hijo.

Justo en ese momento encuentro una hendidura que da a una puerta de los camerinos del teatro. Siento que se acerca, puedo distinguirlo por la sombra que le provoca la luz de las farolas del exterior.

- Esa no era la chica de la que hablabas. ¿Qué hace aquí? – intento hacer memoria, sé que la he escuchado en algún sitio, pero ahora mismo no la recuerdo. Repaso mentalmente el historial de John White y recuerdo que uno de sus hijos hizo una entrevista afirmando quien era… ¿Cómo era…? ¿Damián?, ¿David?

- No lo sé Dani, calla. Me tengo que ir.

¡Daniel, eso! De repente oigo unos pasos que se acercan, primero va corriendo, pero luego los pasos son más lentos.  No puedo escuchar mucho más porque corro lo más rápido que puedo hasta la puerta mientras leo por encima un mensaje que acabo de recibir.

Núm. Desconocido: “Hola Sandra, soy Ethan, el chico del bar. Lamento no poder haberte acompañado, mi madre ya está mejor. Por cierto, ¿Has llegado bien?, ¿cómo te ha ido?

Sandra M: “Hola Ethan. Al final he llegado a tiempo, gracias por indicarme las calles. Sé que es precipitado, pero necesito un vehículo. Ya te lo explicaré…”.

El pasillo parece interminable, pero la lus que pasa por la rendija de la puerta va aumentando. Finalmente cruzo aquella puerta que por suerte no habían cerrado con llave. En la calle había un señor fumando un cigarrillo y supongo que se debió sorprender al ver a una chica corriendo como una loca por el pasillo de los camerinos, aunque tampoco le dio mucha importancia, porque en seguida siguió dándole una calada al pitillo que sostenía entre sus dedos.

Al cabo de unos minutos el guardia vuelve al interior del edificio. Oigo el ruido del coche de Ethan al final de la calle. En ese momento, la puerta que da al local vuelve a abrirse. Ésta se mantiene abierta durante unos segundos para después cerrarse de nuevo. Durante ese periodo de tiempo veo a Bruno de perfil mirando a ambos lados hasta que nuestras miradas se cruzan y se mantienen ahí mientras que el chico camina hacia mi posición. En ese momento, y en medio de una calle sorprendentemente callada, el sonido de un claxon resuena por todos los callejones de la avenida.

- Sandra…

- Me tengo que ir, hablamos mañana – contesto de forma un tanto desinteresada.

- Sandra, por favor, ¿qué pasa?

- Nada – tras unos segundos de pausa pregunto directamente – ¿Qué hacías en el camerino del cantante?

- Nos conocemos, ¿por qué lo dices? – sus labios forman una sonrisa cuando vuelve a abrir la boca – Mejor aún, ¿qué hacías tú ahí? – pregunta dando enfatizando la persona.

- Algo privado. ¿Se puede saber de qué estabais hablando?

- Algo personal.

- Perdonad chicos, pero nos tenemos que ir Sandra… – interrumpe Ethan.

En ese momento noto como Bruno aprieta su mandíbula. Mira de reojo al chico del coche a la vez que su rostro se vuelve más serio.

- ¿Le has llamado para que venga a buscarte? Ya sabes que te puedo llevar perfectamente.

- Pensaba que ya te habías ido. No sabía que tenías tantos “secretitos” con un cantante – le miro divertida, pero a la vez desafiante a la vez que el me devuelve la mirada acompañada de una sonrisa.

- Chicos… – la voz de Ethan vuelve a sonar.

- ¿Ethan te quieres calmar? – apunta Bruno mirándole directamente a los ojos – Me da que no acabas de confiar mucho en mí, ¿me equivoco?

- Que esperabas, no ha pasado ni una semana, aun no te acabo de conocer…

- Tiempo al tiempo… ya verás como todo acaba saliendo a la luz, y te acabaré cayendo bien.

- Déjame que lo dude – digo entre risas mientras me dirijo al vehículo.

Subo al coche aparcado en la acera del frente donde me espera Ethan. Echo un vistazo a la calle donde me encontraba hace escasos segundos, pero Bruno no está ahí, me ha seguido hasta la puerta del coche y se apoya en ella a la espera de que baje la ventanilla.

- No me has contestado la pregunta, ¿qué ibas a hacer en el camerino?




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