15 dias en Nueva York

Capítulo 16

 

Miércoles 7 de octubre de 2020

- Ayer por la tarde me entregó usted un documento que figuraba ser el contrato con la revista con la que trabaja en su país. Hasta ahí todo bien, el caso es que anoche me puse a echarle un vistazo, y, juzgando el contenido escrito, creo que se equivocó de documento.

- ¿Qué quiere decir?

El gerente saca un papel del cajón de su escritorio y empieza a ojear el asunto del documento: “Comunicación de renuncia”.

- “Comunicación de renuncia” – comienza leer, pero se para ahí, no sigue – De momento no he hablado con Nico, así que no sabe nada de esto, creo que es algo que debería decírselo usted misma, pero ¿está segura de esto?

- He estado meditando en este tema durante meses y aun sigo pensando que algún día, mi trabajo en la revista será algo más que corregir artículos y escribir reportajes sobre famosos… entiendo que la gente quiera saber cosas de sus ídolos, pero lo que aun no comprendo es porque se intenta sacar las intimidades de éstos… no sé, se supone que son privadas ¿no – de alguna manera ahora me siento más desahogada – siento darle la matraca con este tema, pero es que a veces no lo soporto…

- No se preocupe. Mire, entiendo tu punto de vista, pero póngase también en el lugar de Nico. A él lo que le interesa es que la revista se venda, y actualmente los cotilleos es lo que se vende.

Asiento poco satisfecha por su razonamiento, aunque también entiendo que aquellos artículos son su prioridad junto con las decenas de páginas más que conforman la revista.

- Tengo veinticinco años, y llego seis en la revista. Cuando entré era la más pequeña de la compañía, y tenia unas ganas enormes de ponerme a escribir, a redactar esos artículos que yo tanto había leído en las revistas de mi madre… Más tarde comprendí que lo que realmente me gustaba era escribir, no importaba si eran revistas, críticas, opiniones, e incluso hice algún relato corto que aun tengo guardado, me fascina la cantidad de historias que puede generar la creatividad de una persona.

- Estaría bien implementar una sección de literatura, pero ¿qué harás si te niega esa sección?

- Puedo crear mi propia página web, y poco a poco iré obteniendo relevancia.

- Eso es muy difícil, y más teniendo en cuenta que actualmente cualquier perdona puede crear una web… en vez de eso, ¿no preferirías escribir tu propia historia?, describir aquellos personajes y aventuras… y, ¿quién sabe? Quizás llegas a ser un superventas

Aquellas palabras de director de la compañía me dan la confianza e ilusión que necesito para declararle mi decisión a Méndez. Debo decírselo cuanto antes, porque cuanto más tiempo tarde será peor.

- Bueno, a lo que íbamos – continúa diciendo – En cuento al contrato, me lo tendrías que entregar entre hoy y mañana. Por cierto – comenta antes de despedirse – necesitaría un informe de la reunión que hemos hecho. Si tienes alguna duda me consultas cualquier cosa. Ánimos Sandra… – dice recogiendo los papeles que tiene encima de la mesa.

- Gracias sr. Collins, me ha gustado hablar con usted.

Salgo del despacho algo más desahogada y tranquila que antes, ese era un tema del que nunca había hablado con nadie y el simple hecho de expulsarlo me ayuda a verlo todo con mayor claridad. Quizás me estoy precipitando, pero necesito pensármelo antes de decir nada a nadie. Durante la conversación he sentido por un momento que estaba hablando con mi propio padre, o al menos eso es lo que me ha transmitido, y se lo agradezco porque es justo lo que necesito para hacer frente a Nico.

Llego a mi oficina dispuesta a corregir las revistas que tengo apiladas en mi escritorio y a hacer un primer esquema del informe, cuando me llama la atención un folleto blanco pegado en el crital que separa el despacho de Bruno y el mío.

“¿Qué tal ha ido?”

Otro de sus famosos carteles, ya los empezaba a echar de menos.

“¿A qué viene esa preocupación?”

- Viene a que no quiero que nos echen por algo así… además si él tuvo algún problema en su juventud, no es culpa nuestra.

- Ya, pero entiéndelo son las normas de la empresa y él puede despedirte en cuestión de segundos sin motivo aparente.

Las horas pasan volando y entre las correcciones y el informe casi acabado, ya es la hora de comer. Todavía no sé cual es el sitio donde he quedado con Carla para la comida con la pareja, pero espero que me lo envíe cuanto antes.

Estoy a punto de salir del ascensor cuando oigo el sonido del móvil indicando que tengo un mensaje nuevo.

Carla L: "Sandra, hoy tenemos la comida de prueba de la boda, ¿puedes venir?, necesito tu opinión".

Sandra M: "Claro, voy en seguida".

En ese momento el coche de Bruno llega a mi altura y la ventanilla del piloto se baja completamente.

- Si quieres te llevo al restaurante

- Ya te he dicho que me lo pensaría

- Han pasado dos en que te lo has pensado, y por lo que he notado al ver el móvil, me ariesgo a pensar que sí que vas a ir – ruedo los ojos con una sonrisa - ¿Te llevo?




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