Rutina, en la mañana nuevamente, me desperté casual, no tenía que trabajar, solo iba a salir a vaguear por el centro, reunirme con unos clientes y aprovecharía a comprar unas cosas. Me senté en la computadora a escribir unas líneas antes de salir, después de un poco de inspiración que me llegó en la ducha. El sol estaba hermoso para dar un paseo así que me apuré a salir. Caminé hacia el metro, este estaba abarrotado de personas, pero no me importó, igual subí. Al entrar no había puestos, me quedé parada. Por un momento quise escuchar música, pero me dije a mi misma "disfrutemos un poco de la realidad", no me discutí y seguí solo detallando a las personas que habían en él. Cuando me bajé en la estación y llegué al centro, entré en muchas tiendas, me probé cosas pero no compré nada de ropa, pero al llegar a una joyería no me resistí, y ahí si compré.
Había pasado mucho tiempo y la alarma que había colocado para la reunión que tenía pautada con mis clientes no había sonado, creí que todavía me sobraba algo de tiempo para disfrutar. Me senté en una cafetería, pero no tome café jsjsjsjs (sé que suena raro, pero si me compré un pan...) cuando pasaron como 30 minutos decidí sacar mi teléfono para llamarlos antes de la reunión. Pero cuando revisé mi bolso, no estaba mi celular. Me detuve a pensar si talvez lo perdí en el metro cuando escuchaba música, pero en el metro nunca escuché música, lo había dejado en casa. Vi a un muchacho con un celular en mano y le pregunte:
-Disculpa, ¿Me podrías decir la hora?
-SI, claro, son las 09:10
No puede ser, estaba retrasada 10 minutos, me levanté de golpe y le agradecí al muchacho. Me fui al departamento a buscar el celular. Me hubiese ido directo al lugar de reunión pautada pero en el teléfono tenía información sustancial. La hora de reunión era a las 09:00am, pero yo siempre acostumbro a llegar 10 o 15 minutos antes por si acaso se da algún percance, nunca se me había quedado el teléfono, no sé cómo justamente hoy me pasó. Para mi salir sin celular es como salir sin ropa...
Tomé el metro, esta vez estaba un poco más vacío, pero aun así no me pude sentar, llegué a casa más rápido de lo que pensé, subí al tercer piso, donde está mi departamento y casi rompí la llave abriendo la puerta. Mi teléfono había quedado en la mesa, lo prendí y tenía 1 alarma, 4 llamadas pérdidas de mi cliente y un mensaje que decía: “Estamos ya aquí desde hace 10 minutos, si se le presentó un percance podemos aplazar la cita para otro día, no hay problema”.
Leer ese mensaje me dio tanta vergüenza, para la primera cita con este cliente justo me pasa esto, no era una buena carta de recomendación para una próxima vez de mi parte. Quise mandar un mensaje pero no se enviaba y mejor decidí marcarles, marqué como cuatro veces y no respondían. Salí disparada de la casa, y me aseguré de cerrar todo y que esta vez no se me quedara nada.
Caminando acelerada, para no correr en plena calle -no sería muy ético de mi parte- llegué al metro y estaba súper lleno, no cabía nadie más, pero aun así apretada, subí, no podía dejar esa mala impresión a mis clientes o darme el lujo de llegar más tarde de lo que estaba.
Empecé a mirar a todo el mundo para des estresarme ya que el estrés no me haría llegar más rápido (cosa que se me olvida seguido). Analizaba a todo el mundo, y todos se veían tan relajados, unos con su teléfono, otros escuchando música y otros hablando, se veían como si tuvieran tanta paz, nada les preocupara y tuvieran todo el tiempo del mundo. Me asombraba e incomodaba sentir que la única estresada era yo...
Entonces, me relajé y los seguí viendo. En eso, al frente de mi había un chico escribiendo por su teléfono y escuchando música, no quise voltear hacia él, pero igual lo ví con el rabito del ojo y al ver su cara quedé tan impactada que no pude evitar mirarlo completamente de frente y fijo. Pero lo que más me sorprendió fue que al yo hacer eso, el despegó su rostro del teléfono, me vió con una sonrisa normal, pero después de analizarme bien, también puso una cara de asombro atónita.